Cuatro

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"Yo me enamoré de sus demonios, y ella de mi oscuridad. Éramos en infierno perfecto"

— Mario Benedetti. 

El inicio del quinto año de Aura llegó con una gran sorpresa para toda la familia Puor.
Aura había sido elegida como uno de los prefectos de Hufflepuff.

Fue algo que se celebró a lo grande en la familia Puor, ya que tanto Jacob como Adiane también habían sido prefectos en sus tiempos en Hogwarts, por lo tanto fue de gran orgullo para ellos leer la carta donde le informaban que ella sería una perfecta (hasta hoy en día conservan la carta).

Y la emoción de Aura sólo se intensificó cuando le llegó una carta de su amiga Lily diciendo que ella también había sido escogida prefecta, por lo tanto si tenían la oportunidad podrían dar sus rondas de vigilancia juntas.

La emoción por el cargo que estaría recibiendo provoco que la joven de catorce años no pueda dormir.

Había cambiado a todas las pociones posibles para recuperar el sueño, pero nada de eso la había ayudado. Así que se conformó en mirar sus paredes que parpadeaban por las leves luces que su padre le había colocado en estas cuando tenía diez años, escuchando el leve ronroneo de Sombra que no sabía si estaba durmiendo a los pies de su cama o en la pequeña cama que tenía uno de sus rascadores.

Podría levantarse, pero estaba muy cómoda y lo más cercano que tenía eran sus deberes que le dejaron para las vacaciones. Ya los había releído varias veces, por lo tanto no lo volvería a hacer.

Colocándose boca arriba varios pensamientos llegaron a su mente por culpa de las leves burlas de Lily.

"Sí sigues mirando a Lupin se dará cuenta"

"Es lindo ver como te sonrojas cuando el te saluda"

"No te des vuelta, pero Lupin te está mirando... sigue mirando... ahí me vio y se dio la vuelta"

"¿No te parece tierno como te ayuda a cargar los libros? No vi que ayude a otras chicas con eso"

"Admítelo, te gusta y se que también el gusta de ti"

Un leve quejido salió de los labios de Aura mientras llevaba sus manos hasta su rostro. Esto podría haberlo dejado ahí, pero Lily y Severus venia gran parte del verano a su casa, por lo tanto ambos se burlaban de ella y le hacían acordar sobre cierto chico de cabello arena con cicatrices.

Lo odia, lo odiaba tanto que lo amaba, y eso le daba miedo.

Hasta sus padres sospecharon algo cuando se encontraron con la familia Lupin en el Callejón Diagon para comprar sus útiles.

En pocas palabras habían dicho:

"El muchacho con cicatrices no paraba de mirarte Aura"

"Y si no son nada porque te sonrojas"

"Si... sigues siendo mi princesita para estar sonrojándote por chicos"

"No me agrada como ese chico te miraba y te hablaba"

Sabia que los comentarios de sus padres tenían cierto cariño de fondo (su madre y la señora Lupin fueron compañeras (no amigas) durante toda su educación básica. Antes de que se valla a Hogwarts).

Pero eso no significa que la pusiera nerviosa, odiaba que todos pensara que sintiera algo por Remus Lupin... bueno sentía algo, pero odiaba que se lo recuerden constantemente. Hasta su gata la miraba extraña cada vez que ella decía que no le gustaba.

Por otro lado, Remus Lupin se encontraba en una posición muy parecida, pero peor gracias a sus amigos.

— Lunatico tienes que darte cuenta, ella te mira como tu la miras... o sea con amor —. Trajo de conversarlo Sirius mientras comía una galleta que preparo la señora Lupin. El era uno de los más cercanos a la muchacha y no dejaría pasar por alto las leves miradas que se le escapaban cuando creía que nadie la veía.

— Por Dios Sirius solo nos conocemos por charla, ni siquiera tuvimos una conversación apta para llegar a ese punto... aparte quien querría estar con un monstruo.

— Primero que nada, no, no eres un monstruo y sí ella te ve como un monstruo nos encargaremos nosotros.
La voz de Peter resaltó entre los cuatro amigos por más que tenga la boca llena de galletas.

— Aparte nada de eso, Aura es alguien... que siempre debe de tener un veredicto propio, y te maldecirá sí tu te denominas un monstruo y ella no te ve como uno. Que es lo más probable.

Un suspiro salió del pecho del joven hombre lobo, con la llegada de la luna, su estado de ánimo empeoraba y eso provocaba que el joven se vuelva muy pesimista cuando lo deseaba.

James pasó su brazo por su hombro.

— Vamos amigo, aparte si dices que no la conoces, la podrás conocer en algún momento, tienen todo el tiempo del mundo y nadie llegará de un momento a otro para quitárselo.

— Ella está en otra casa.

— Eso no tiene nada que ver —. Descarto rápidamente— Hay algo llamado "clases compartidas con los Hufflepuff" y "periodos libres".

Remus simplemente asintió dejando a un lado el tema, tenía el resto del año para pensar en eso y actualmente no estaba muy a gusto con sus nuevos sentimientos encontrados (agregando que se intensificaban por la luna llena).

Para evitar seguir hablando se llevo una galleta hasta su boca y miro atentamente el reloj de la familia, el cual (aparte de marcar la hora) mostraba las fases de la luna y faltaba muy poco para que marque la luna llena.

Destinos - Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora