Dieciséis

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"Es usted, lo sé...
Desde hace muchos sueños atrás".

—Joel Montero.

El resto del receso invernal paso tranquilo para la muchacha. Normalmente se iban la segunda semana a la casa de sus abuelos maternos para pasar año nuevo con ellos, pero debido a que estos se encontraban resguardados por su propio bien en quien sabe donde, los Puor pasaron el resto de la semana en su casa, armando muñecos de nieve en el patio trasero, jugando algún que otro juego de mesa y por último (en esta actividad solo Aura ya que sus padres se mostraban un poco serios ante la idea de que ella este con su amigo) ir al parque más cercano y sentarse en los columpios con Severus, ayudando al joven brujo a ignorar los problemas en su hogar.

— Me sorprende que hayas conseguido el libro de ese autor —comento Severus mientras se hamacaba tranquilo, mirando el pequeño parque cubierto de una viene espesa.

— No te sorprendas, ¡yo traigo lo mejor para el futuro profesor de pociones de Hogwarts! ¡Ya te puedo ver enseñándole a mis hijos! —comentó Aura con una gran sonrisa mientras empezaba a tomar más altura con el columpio.— ¡Es más! le voy a decir a mis hijos "Mira enano, ahí está el tío Sev y mas vale que te apruebe en todos los exámenes o lo mato".

Una fuerte risa salió de su amigo ante las ocurrencias de su mejor amiga. A el nunca le gustaron los niños y por desgracia los de Aura no serían la excepción.

— Pues tendrás que matarme en varias ocasiones. Ni en tus sueños seré maestro.

— Bueno, si te sirve podrías venir a trabajar en la empresa de papá, ya sabes crean pociones para el Hospital San Mungo, entre otros.

— Veré que hago —murmuró empezando a balancearse levemente para que su amiga no sea la única que se esté hamacando.— Primero quiero que todo esto termine y bueno... ahí veré que haré.

Aura asintió, sabía que ambos deberían pelear en una creciente guerra antes de pensar en que se dedicarían.

Aura se bajo de la hamaca de un salto.— ¡Entonces disfrutemos el tiempo que nos queda! —soltó con una sonrisa mientras hacía una bola de nieve entre sus manos.

— ¿Eso es una declaración de guerra?

— ¡No lo sé señor Snape, venga a descubrirlo usted mismo!

Y con eso una pequeña batalla de nieve de uno contra uno se armó entre los dos adolescentes, tratando de usar el patio de juegos para esconderse o armando lo más rápido que podían fuertes con la nieve de su alrededor, aunque estos se desarmarian después de una o dos bolas de nieve. Repitiendo este proceso una y otra vez hasta que alguno de los dos caiga rendido, y esta vez le tocó a Aura que se desplomó con un fuerte suspiro en la nieve.

— ¡No siento los dedos! —exclamó mientras llevaba levantaba sus manos y trataba de sacarse sus guantes hasta que Severus la detuvo con un leve golpe.

Se paró al lado del cuerpo de su amiga, mirándola con un brillo de diversión ante su victoria.— Será peor si te los sacas.

Dejo caer rendida sus manos contra su estómago.— Como usted diga mamá.

El chico solo se rió mientras tomaba asiento junto a su amiga, disfrutando de la sensación de tranquilidad donde no había ningún tipo de preocupación. Aprovechando al máximo la felicidad de poder jugar con uno de sus amigos que no tenía el feroz deseo de matar gente inocente.

Y Aura se dio cuenta de esto.— No pienses, solo relájate... aún nos queda dos años antes de ir a la guerra.

— ¿Cómo sabes que pensaba sobre eso?

— No lo sé. Creo que tu postura cambia un poco o algo así. Pero volviendo al tema, falta mucho y quien sabe, por ahí la guerra termina antes de lo previsto y ni siquiera tengamos que realizar algún hechizo en contra de alguien.

Se volvió hacia su amiga notando que tenía sus ojos azules fijos en los pocos de nieve que poco a poco caían sobre ellos, pero por más que sus palabras traten de ver el lado positivo, se podía notar que claramente no creía en lo que estaba diciendo.

Con un suspiro Severus dejo el tema, enfocándose en su amiga la cual tenía puesto algo muy raro. Era un collar y por lo que el sabía, a ella nunca le gustó usar joyería aparte de sus aretes.

— ¿Te dieron un collar para navidad? —pregunto mientras estiraba su mano y tomaba el dije que tenía a dos cisnes— Son como tu patronus.

Aura asintió con una sonrisa. — Si... pero no te cae bien quien me lo dio.

— ¿Lupin?

Una sonrisa apareció en su rostro al escuchar que ningún insulto siguió el apellido.

— Parece que le importas —hablo pensativo haciendo que la cabeza de su amiga se levante de la nieve.— Y por lo que veo a ti también.

— Si... es raro no se.

— ¿Te gusta?

— ¿Cómo que me gusta?

— Si te gusta, Aura no es mucha ciencia.

— Creo que si —hablo mientras se sentaba y llevaba sus piernas hasta su pecho.— pero dudo que sea un enamoramiento, nos empezamos a hablar hace no más de cuatro meses y dudo que el amor surca tan rápido.

Severus se llevó una mano a la barbilla pensativamente.— Por ahí sientes atracción pero solo te falta un paso para que sea enamoramiento.

Aura se encogió de hombros, mirando como una mujer de cabello oscuro se acercaba a ellos, era la madre de Severus.

Se paró rápidamente para después extenderle la mano a su amigo.— Te la estás tomando muy tranquilo.

— Lupin es tolerable, pero eso no significa que crea que es alguien bueno para ti, el esconde algo al volver lastimado o parecer a punto de morir cada cierto tiempo.

— Se lo que tienes pensado hacer y no parece bueno Sev —murmuró mientras le daba un abrazo de despedida ya que la señora Snape no vendría hacia donde estaban ellos.— Trata de controlarte... y ten cuidado.

Comento esto último en referencia a su padre, el cual no le caía bien a ninguno de los tres Puor.

— Veré que hago.

Destinos - Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora