Destinos - Remus J. Lupin

Catorce

"Y me terminaste gustando más de lo que pensé".

El tiempo pasó muy rápido. Demasiado para el gusto de todos los jóvenes, pues con los planes de la boda, la guerra en curso y el trabajo de cada uno, parecía que nunca tenían un momento para descansar.

El tiempo pasó rápido y ya era 1989 año en el cual Remus y Aura se casarian. El mismo año en donde James le pidió matrimonio a Lily, pero eso es otra pareja, otra historia.

Y la fecha puesta para la boda (12/08/1979) se acercaba a grandes pasos.

La comida y el lugar estaba en su mayoría cubierta. La boda se celebraría en la casa de los Puor con un encantamiento de expansión silenciosa en su patio y en la comida, Adiane y Hope se organizaron para poder cocinar lo mejor posible todo.

Remus y Aura no sabían que en momento habían accedido a que sus madres hagan ese trabajo pero no se quejaban, era un peso menos al fin y al cabo.

Después vino la ropa. Remus fue a algo sencillo, pero claro, al momento de comprarlo fue acompañado por Sirius, Peter y James, quienes le dieron sus humildes puntos de vista por cada traje que traía, acotando que debería ser negro por más que al hombre lobo no le gustase.

Por otro lado, Aura fue a ver los vestidos acompañada de Lily, Adiane, Hope y Andrew quien había vuelto de Francia para finalmente pelear en la guerra, pues había descubierto que lo habían seguido a él y a su familia hasta dicho país, así que se resignó y prefirió enfrentar las cosas de frente (abandonando también el equipo de Quidditch frances).

Los vestidos que tenía para escoger Aura eran infinitos, pero ninguno le convencía tanto. Ella quería algo delicado, no tan llamativo pero que tampoco sea aburrido; dejando a todos sus acompañantes con una expresión de duda ante lo que ella quería.

Pero hicieron su mejor esfuerzo al momento de buscar las prendas, pero parecía una pérdida de tiempo al ver que a Aura ninguno le gustaba.

Así que decidieron empezar a ver los catálogos, pero la Hufflepuff sabia que eso no funcionaría. No tenía baja autoestima pero sabia que su cuerpo no era igual al cuerpo casi imposible de tener de las modelos, así que los vestidos no le quedarían idénticos.

Así que con un leve suspiro se levantó y empezó a caminar tranquila por los pasillos llenos de prendas blancas pomposas que a la Aura de cinco años le hubiera encantado de usar. Pero a la de ahora quería algo no tan pomposo, que le permita bailar y caminar tranquila (ya estaba un poco molesta por tener que usar unos tacones con un poco de plataforma).

Se había alejado un poco del grupo, encontrando unos vestidos que probablemente ninguno de sus acompañantes logró a ver o no tuvieron en cuenta que le podrían gustar.

Y había uno que le llamó la atención, tenía manga larga pero la tela era de encaje transparente, haciendo que solo se noten las decoraciones de flores blancas contra la piel; también tenía un hermoso escote que no mostraba mucho pero era lo suficientemente abierto. Y lo principal que más le gustó a la joven, fue que era un vestido con una falda caída, ni muy al cuerpo y ni muy pomposo. Este vestido era perfecto.

No dudo en tomarlo y correr hasta los vestidores, donde pido ayuda a una de las trabajadoras para que le cierren el cierre de la espalda.

— Bonita elección —había dicho la mujer mientras acomodaba el cabello de la chica.— Si quieres para que te sea más cómodo podríamos hacerle unas punzadas si es que le dices que si a este vestido —siguió mirando a la joven bruja por el espejo.— Sin contar que hace lindo juego con tu cabello y ojos. Podrías usar algo azul o celeste para hacerlos notar más.