Nueve

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"Si romper con la persona que amas duele, espera ver convertido a tu mejor amigo en un extraño".

Las habitaciones de Hufflepuff eran uno de los lugares más tranquilos que podría tener Hogwarts. Eran cálidas y cómodas, un lugar perfecto para enrollarse en un capullo y quedarse ahí para siempre.

Y Aura tenía planeado hacer eso.

Hace más de dos semanas que se había peleado con Severus, y le seguida doliendo como en el primer segundo en que salió de la sala y fue a los brazos de Remus, luchando contra todas sus fuerzas para no volver con su antiguo amigo. Su novio fue de ayuda en su momento; aunque actualmente él y sus amigos no eran de mucha ayuda, todos le decían que era la mejor cosa que podía haber hecho; que ese chico estaba perdido y que no se merecía que siguiese siendo su amiga.

Y Aura trato de creerles, trato de pensar eso; pero cada vez que veía al chico solo en la biblioteca o por los pasillos solo, se maldecia a ella misma por tomar una decisión tan arriesgada de terminar toda su amistad.

Si pudiera correría hasta el chico y se disculparia, pero cuando comenzaba a replantearse todo; las ganas de ir hasta él de reducían (pues había visto como colgó de cabeza a un niño), pero eso no significaba que el dolor parase.

Así que simplemente guardo todo lo que tenía para ella misma y se quedó acostada en su cama cubierta de mantas.

Trato de escribirles a sus padres (ellos siempre le dieron buenos consejos), pero sabía que estaban haciendo misiones por lo tanto no los quería mandar al frente con una carta, la poca comunicación que tuvo con ellos fue la que le transmitía Dumbledore siempre que un patronus de lechuza o mantaraya llegaba a su oficina.

Andrew trató de levantarla, el chico siempre comprensivo con su amiga; trato de que vea el lado positivo, pero no tuvo caso.

"¿Tienes pensado quedarte acostada por una amistad fallida?" Le había preguntado con una leve sonrisa que disminuyó al ver los ojos llorosos de la chica.

Ella solo había afirmado, diciendo que dentro de poco mejorara; absteniéndose a decir algo más, pues sabía que internamente Andrew estaba aliviado de que ella se aleje de Snape, pues todos lo tachaban de peligroso.

Ahora estaba sola en su habitación, mirando unas pelusas que tenía su dosel amarillo y negro, no tenía nada de interesante, pero ahí estaba y era su única distracción al no querer levantarse e ir hasta su baúl por algún libro.

Al cabo de unos minutos empezó a dormirse, eran las tres de la tarde así que podría tomarse el gusto de dormir hasta la hora de la cena y ahí después bajar para comer algo en las cocinas (no se sentía bien entrando en el gran comedor).

Nunca escucho los pasos que se acercaron hasta su cama.

Tampoco noto cuando corrieron levemente un lado de la cortina.

Solo sintió como una mano le empujaba levemente su hombro, haciendo que de un pequeño salto ante la interrupción repentina. Aunque gracias al olor, pudo distinguir quien era el chico. Se mantuvo en su lugar mirando el punto fijo.

— Aura... —susurro Remus mientras se sentaba en la cama.— Amor, no fuiste ni a desayunar o comer.

— No tengo hambre —se molesto en responder mientras volvía a acurrucar su cabeza en las sábanas.

El Gryffindor miro levemente decepcionado la actitud de la chica, usando todo de si para no decirle que su amistad desde su punto de vista con Severus no valía.

Pero ahí estaba la cuestión, era su punto de vista. Y Aura tenía uno muy diferente, y su estado de ánimo lo dejó bien en claro.

Se sentó lentamente en la cama, tratando de no sentarse en ninguna extremidad de su chica. Mirando como su cabello estaba totalmente despeinado pero limpio sorprendentemente.

Destinos - Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora