"Tu, nadie mas".
A la mañana siguiente, Aura fue despertada por su madre quien la había apurado por que ya eran las doce del medio día (algo que Aura no recibió de buena manera ya que estaban de vacaciones y normalmente dormía hasta la una), y tenían que ir a comprar varias cosas al pueblo, y como no podían ir hasta allí en escobas pues tenían que ir a desempolvar las bicicletas.
— Hace más de un año que no uso estos —murmuró Aura mientras se acomodaba en la bicicleta aún en un estado adormilado.— No prometo no caerme.
Adiane se río levemente mientras tomaba una lista y se la entregaba a su hija, indicando todas las cosas que tenían que comprar para toda la semana.
— El pan trata de comprarlo en la panadería de Don Juan —aclaro Adiane mientras le extendía una bolsa de tela.
Aura se quejó mentalmente al saber que esa tienda estaba al otro lado del pueblo, por lo tanto era caminar mucho más. Pero no le dijo nada a su madre y simplemente asintió, para después darle un beso en la mejilla e irse por el camino de tierra que llevaba hasta el pequeño lugar.
Después de varios minutos de pedaleo y varias paradas para tomar algo de agua, Aura llevo al pequeño pueblo, notandolo mucho más vivo que la anterior vez que estuvo aquí con sus padres. Muchos de los comerciantes la saludaban alegres, alegando que había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo aquí, mientras que otros simplemente la miraban para después ser informados que ella era la nieta de los Albor (apellido de soltera de Adiane).
Luego de varias charlas y paseos tranquilos por todas las tiendas y comercios, Aura se dignó a empezar a comprar todo lo necesario. Gran parte de las cosas las encontró en un supermercado local, pero las frutas y el pan tuvo que ir para otro lado, dejando para lo último la panadería de Don Juan, quien era un anciano muy amable de unos cincuenta años.
Todavía tenía recuerdos de cuando sus abuelos la traían a comprar faturas y a ella le daban unas galletitas en forma de estrella.Una vez que ya tenía todo, empezó a pedalear hasta la panadería que parecía que no cambiaba con los años que pasaban. Seguía sintiéndose como la niña de seis años que entraba de la mano de su abuelo para comprar el pan y que le regalen las galletas.
— Buenos días —saludo cuando paso por la puerta de la tienda, notando como un joven dos años mayor que ella atendía el lugar.
— Buenos días —saludo este alegre mientras ponía algunas cosas en la caja registradora.— ¿En que puedo ayudarla?
— Deme seis baguettes y media docena de galletas... de chocolate por favor.
El joven asintió y se puso a trabajar, dejando que Aura camine tranquilamente por el local, preguntándose mentalmente en donde estaría Don Juan.
— No eres de por aquí ¿verdad? —pregunto este mientras miraba más de cerca a la joven.
— No... vengo cada verano, a veces venía con una amiga pelirroja o un chico pelinegro... son la nieta de los Albor.
Un leve brillo de reconocimiento apareció en el rostro del joven.— Ohhh sisi ya ubicó a tu familia, el abuelo extraña mucho a tus abuelos, solian ir a tomar el té juntos.
Una sonrisa apareció en el rostro de Aura mientras acomodaba las mangas que se aferraban a sus brazos al ser su remera sin hombros.— ¿Como esta Don Juan?
El joven que había terminado de colocar las baguettes en una bolsa e iba a buscar las galletas de chocolate hablo tranquilo.— Ahora solo trabaja los fines de semana porque su salud está delicada. Pero hay días en los cuales se levanta de muy buen humor y esta todo el día en la tienda.

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Destinos - Remus J. Lupin
FanfictionHay gente que está destinada a pasar toda su vida junto a una persona específica. Hay personas que están destinadas a inician su vida juntos pero a terminarla separados. Y hay personas que inician separados, pero por razones del destino terminan jun...