Siete

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"Quisas lo único urgente en la vida sea vivirla, y aún no nos hemos dado cuenta".

— JF Torres

Sabían que ser padres sería duro, diablos lo vivieron en carne propia las primeras semanas.

Alya no tenía un horario de sueño fijo, por lo tanto dormía gran parte del dia, haciendo que éste despierta gran parte de la noche. Y con ella, sus padres también lo hacían.

Aura y Remus se encontraban acostados el uno junto al otro en su habitación, disfrutando de las pocas horas que tenían para dormir o descansar. Aunque indirectamente trataban de estar concentrados en su audición por su pequeña hija que dormía en la misma habitación pero en su propia cuna.

En los primeros días, cuando finalmente volvieron a su cabaña, decidieron que Alya dormiría con ellos, así que trajeron su cuna a su habitación; justo al lado de su cama.

Ambos padres estaban totalmente agotados, dormían poco y estaban despiertos gran parte del tiempo (sin contar que Aura seguía con dolores por el parto).
Fue un milagro que tanto Sirius como Andrew vengan al día para darles una mano a los nuevos padres.

Pero ahora estaban solos, acurrucados hasta que las quejas de su hija se hicieron presentes en la oscura habitación.

Remus fue el primero en escuchar a su hija gracias a su desarrollado oído. Así que dejo su lugar en la cama y camino hasta el otro lado de esta, donde estaba Alya que lo miraba con sus ojitos azules.

El padre sonrió al ver como la niña dejaba de quejarse y estiraba sus manos hacia él, pidiéndole silenciosamente que la cargué.

Él no lo dudo, en menos de dos segundo ya tenía en sus brazos al pequeño capullo de mantas en el cual su niña está dentro. Ella soltó un pequeño grito mientras el tranquilo comenzaba a caminar por la habitación.

— ¿Parece que hoy decidimos estar despiertos? —hablo con voz somnolienta, amacando a la niña en brazos que parecía no querer cerrar los ojos.— Y para nuestra fortuna, el pañal no está sucio ¿Verdad Estrellita?

Lo que pareció una risa salió de su hija, la cual intentaba estirar sus manitas hasta su rostro, donde probablemente jugaría con su nariz o cabello.

— Probablemente tenga hambre —la voz calmada pero cansada de Aura llego a los oídos del padre e hija, haciendo que esta última trate de ir hacia ella.

— Lamento despertarte —hablo el hombre lobo mientras caminaba hasta su esposa. La habitación comenzó a tener un poco de luz gracias a que ella encendió uno de los veladores que expandian una iluminación baja y cálida.

Aura nego, extendiendo sus brazos hasta su hija para después tomarla en brazos y acercarla hasta su pecho. Con un rápido pero doloroso momento saco uno de sus pechos de sus sostén especial para amamantar, y comenzo a alimentar a su hija.
Estaba adolorida, nunca nadie le dijo que dar de mamar a un bebé sería tan doloroso. En las películas nunca lo decían, mucho menos en los libros de maternidad, hasta le molestaba un poco que ni su madre o Hope se lo hubieran dicho.

Remus noto eso, sentándose al lado de su esposa que estaba alimentando a la niña.— ¿Duele mucho? —pregunto mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Aura y veía los ojitos azules de Alya cerrarse.

— Como el diablo —susurro despacio, ganándose una mirada malhumorada de Remus al no empezar a practicar "hablar sin groserías". Aura solo puso los ojos en blanco.— Pero vale la pena...  espero que no se duerma rápido porque hay que hacer que de el provecho.

— Yo me encargo de ello —hablo por último Remus.

Después de eso, ambos callaron en un tranquilo silencio. Estaban todavía sorprendidos que la pequeña cosita en sus brazos sea su hija y que dentro de unos años los llamen mamá y papá.

Destinos - Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora