Nueve

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"Querido Destino:
Solo te pido un poco de tiempo antes del gran final".


Los días y meses siguientes al nacimiento de Harry se pudieron resumir en "Estar en la casa de los Potter ayudando a los Potter".

Aura y Remus estaban más que contentos al ayudar a sus amigos, puesto que ellos no tenían la ayuda que ellos tuvieron con sus propios padres. Los de James habían fallecido hace un tiempo y los de Lily nisiquiera sabían algo de su hija después de su casamiento.

Adiane y Jacob también se dieron una vuelta para saludar a la familia, Lily era como otra hija para ellos, pero no pudieron estar por mucho ya que la Orden necesitaba constantemente realizar misiones o necesitaba muchas pociones.

Aunque a diferencia de la casa de los Lupin, la cada de los Potter era un caos total.

El pequeño Harry Potter no solo había sacado el físico de su padre, sino que había sacado su carácter y entusiasmo, por lo tanto era un bebé de varios meses difícil de controlar.

Lily se notaba totalmente exhausta mientras se recostaba en el sillón al lado de James, quien trataba de entretener a su hijo con su propio patronus de ciervo.

Alya estaba mirando desde los brazos de su padre a su nuevo amigo con cierto miedo, pues casi le arranco un poco de su fino cabello color arena. Desde ese momento no se atrevió a bajar de los brazos de Remus quien se reía cada vez que su hija escondía su rostro en su cuello cuando Harry se volvía para verla a ella.

Aura por otro lado estaba tranquila cocinando unas pastas para la pareja (al parecer apenas tenían tiempo de cocinar, mucho menos de comer gracias a su pequeño hijo). Aunque también en otro plato preparo un pequeño postre tanto para Harry y Alya, sabia que a su niña le gustaba, pero había que ver si a Harry también.

— ¿Como va la comida amor? —pregunto Remus mientras caminaba hasta ella y le besaba la frente. Ambos sonrieron cuando una pequeña risa salió de su niña.

— Creo que bien —comento mientras revolvía la salsa.— Tu eres el que sabe cocinar, no me hagas estas preguntas difíciles.

Una pequeña risa salió de Remus mientras estiraba la mano libre hasta la cuchara de madera que sostenía su esposa, llevándola a sus labios para probar el espeso líquido rojo.

Luego de unos segundos, se relamio los labios volviendo hasta su esposa que lo miraba nerviosamente. Una pequeña sonrisa aparevio  en él cuando vio como ella se impacientaba.

— Mmm. Le falta un poco de sal.

— Media hora para definir eso —expreso con cierta burla mientras agarraba el salero y lo sacudía sobre la olla.

Remus solto una carcajada antes de darse media vuelta y volver hasta sus amigos, los cuales trataban de entretener a Harry con cualquier cosa posible.

— ¿Remus como calmaba a Alya cuando estaba inquieta? —pregunto Lily después de una cansada exhalación.

— Tenemos a Sombra, ese gato es inteligente y sabia como calmar a la niña —respondió mientras caminaba hasta James que seguía con Harry y se sentó a su lado. Ambos bebés compartieron una rápido mirada, Alya estaba un poco asustada mientras que Harry parecía entusiasmado.— Pequeño bastardo para de mirar a mi niñita así.

Una risa salió de James al ver como Harry trataba de ir hasta la niña y ella parecía lista para darle un manotazo.— Se hace la difícil, ya sabemos que tipo de chicas le gustan a nuestro niño.

Lily desde su lugar sonrió, mirando como Remus ponía los ojos en blanco y se recostaba contra el respaldo, mirando atentamente a su hija que poco a poco se acercaba a Harry.

Destinos - Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora