De ninguna manera quería admitirlo.
De hecho era tanto qué en su cabeza ni siquiera pasaba el hacerlo, pero ese pequeño malestar qué punzaba de manera constante en su mente no la dejaba tranquila.
Veía a aquella castaña allá en el campo abierto, teniendo aquel entrenamiento cuerpo a cuerpo con Moblit; llevaban horas y horas haciendo lo mismo, practicando el mismo tipo de combate.
Pero claro era qué no sólo hacían eso, también parecían colarse sonoras risas y miradas cómplices entre ellos.
Sí, Hange estaba celosa.
Y molesta también realmente, pero no con ella, si no consigo misma.
Se cuestionaba con pesar del porqué había estado siguiéndola de cerca durante toda la tarde, mirándolos a ambos, pero es que le era imposible no fijar su mirada en ellos.
Moblit era su asistente, pero su amigo cercano también, así como de igual forma parecía serlo de ella.
Y vaya que se veían muy bien pásandola juntos, divirtiéndose en aquel entrenamiento, pero ¡ugh! a la más alta definitivamente no le parecía de ninguna manera compartir a ____.
« Tengo qué volver al trabajo », Hange se repetía constantemente sentada en una banca de madera con su cabeza sostenida en uno de sus brazos qué estaba apoyado sobre sus rodillas.
Finalmente había desviado la mirada de aquellos, resoplando y levantándose del lugar a su vez qué escuchaba una voz llamándole.
— ¡Hange!
Volteó su mirada hasta donde provenía la voz bastante familiar.
Su pequeña novia venía hacia ella a toda prisa junto a un Moblit cansado siguiéndola detrás.
— ¿Qué estás haciendo sentada aquí? ¿No deberías estar en tu oficina? — Cuestionó su novia, mirándola curiosa.
— Me tomé un descanso. — Soltó Hange nerviosa.
— ¡Bien! Por cierto, me quedaré entrenando con Moblit hasta más tarde...
— ¿E-Eh?
El tono confuso qué había usado la mujer más alta desconcertó a ____, dudando un poco lo que diría a continuación pero aún sobre ello decidió dejarlo pasar.
— No llegaré a dormir hoy, no me esperes. — Le aclaró para tomar del brazo a Moblit nuevamente hasta el campo abierto y seguir con lo suyo.
« ¿Qué no llegará a dormir hoy? ¿Por estar entrenando con Moblit? No, eso sí que no ». Hange estaba entre aquellos pensamientos con el ceño fruncido, viendo hacia el lugar donde su novia se había ido apenas junto con el alto castaño.
Hange finalmente se fue de ahí para dirigirse a su oficina, claro, tenía mucho por hacer, sobre todo el papeleo qué Erwin le había devuelto sobre sus recientes experimentos, pero no le pudo importar menos en ese momento.
Oh, no. Claro qué no.
Hange sólo tomó la chaqueta del uniforme de su castaña qué estaba en el respaldo de la silla, ____ la había dejado ahí por la mañana, olvidándose por completo de su existencia.
Y a paso apresurado salió de la tan desordenada oficina con la prenda entre sus manos; la noche ya caía sobre aquel cielo y la oscuridad era presente en el lugar.
Bien, sí, se admitía estar celosa de Moblit y se admitía esa molestia qué sentía por ello; pero no se admitía el pasar una noche durmiendo sola en la habitación.
Casi más rápido de lo qué esperaba había llegado al campo, un par de luces provenientes de unas pequeñas antorchas se veían de manera cercana y junto a ellas, la silueta de dos personas moviéndose con rapidez.
Y pronto los escuchó.