Hange estaba totalmente desconcertada y con la mente perdida debido al tan repentino golpe proporcionado por su amada castaña.
Segundos después reaccionó de ello, buscó sus ojos y cuando por fin logró mirarla, verdaderamente se percató de todo lo que ésta llevaba dentro consigo misma, pues sin mucho esfuerzo, ____ parecía qué estaba a punto de romperse en lágrimas en medio de su reciente furia.
Hange la veía con horror y una culpa creciente, rápidamente la tomó de los costados ingrésandola en la habitación junto con ella, cerrando la puerta con su espalda.
- ¿C-Crees qué no me preocupo por ti? ¡Siento demasiada angustia de verte en peligro!- Logró articular una vez dentro del cuarto la más baja que yacía en sollozos.
Al escuchar eso algo en el corazón de Zoe se rompió con fuerza, claro que sabía qué sus acciones podían preocupar a su novia, quizá incluso a sus compañeros y subordinados, pero realmente ella no tenía en cuenta qué tanto le había estando afectando emocionalmente a la primera.
La más alta sin pensarlo la atrajó hábilmente contra ella, abrazándola con fuerza; y ____ hundió su rostro en el pecho de su novia mientras las lágrimas seguían saliendo de ella.
Hange se sentía bastante mal de verla así, tan frágil y vulnerable, sobre todo porque ella misma había sido la causante de ello. En ese preciso instante le caía todo el peso de lo ocurrido y realmente entendía los sentimientos y emociones de la castaña más baja, no había estado pensando y haciendo las cosas correctamente.
- Lo lamento.- Musitó Hange lentamente.- No era consciente del daño qué te estaba haciendo.
La menor se aferraba al cuerpo de su novia, tratando de detener los sollozos y estabilizar su respiración, cosa qué le estaba resultando imposible.
- Estaba siendo imprudente y no pensaba en las consecuencias.- Siguió disculpándose mientras acariciaba la espalda de su novia en un acto de calmarla.- Prometo qué ya no será así.
Hubo algunos minutos de silencio mientras ____ trataba de recobrar su compostura. En esos mismos momentos, la castaña más alta se maldecía para sus adentros con un arrepentimiento y culpabilidad innegables.
- Bien... Está bien, cielo.- Respondió finalmente ____ con lentitud.- Sé qué todo lo qué haces tiene un gran desarrollo qué tratas de alcanzar, pero me es inevitable no pensar en lo qué podría llegar a sucederte.
Hange suspiró contra la cabeza de ____ entendiendo nuevamente.
- Yo... simplemente no podría.- Terminó de soltar por lo bajo la castaña menor.
Hange volvió a confirmarse mentalmente, uniendo con firmeza aún más el agarre qué tenía sobre la cintura de su novia tratando de hácerselo saber de esa forma. Ella no lograba encontrar las palabras, ni aunque le dieran 10 años, para expresar una respuesta concisa al respecto.
Así misma, sólo le había bastado el rotar los lugares e imaginarse a ella en la posición de la más baja, ese escaso y fugaz pensamiento la había destrozado mentalmente en cuestión de segundos.
Por lo que no quería imaginarse, aunque ahora entendía, por lo qué había estado pasando su amada.
____ se separó un poco, tratando de divisar el rostro de la otra.
- ¡Maldición, lo siento!- Mencionó ésta al percatarse de la mejilla ahora roja de su amada, tomándola con delicadeza entre sus cálidas manos temblorosas.- Estaba demasiado furiosa contigo, n-no quería golpearte.
La castaña alta río levemente, tomando la mano de ____ qué se encontraba en su mejilla con la suya propia, disfrutando del tacto tan suave qué le proporcionaba.
- Nunca te había visto tan enojada como ahora.- Mencionó Hange con un toque sutil de curiosidad.
El rostro de ____ tomó un leve sonrojo junto a una suave mueca ante tal aclaración, mirándola en silencio.
- Lo tenía bastante merecido, cariño.- Dijo Hange refiriéndose a la bofetada, mientras con su otra mano atraía a su novia, envolviéndola nuevamente de manera reconfortante.- Estaba siendo una completa idiota.
Una pequeña sonrisa calma se mostró en la más baja, tratando de absorber ese sentimiento de alivio y bienestar en ella.
Aunque muy en el fondo le hubiese gustado charlar con Hange acerca de lo ocurrido de otra forma, quizá más calmada, sin gritos y lágrimas; le sentaba bien el que al final las cosas se hayan aclarado, disipando todo ese atormento qué había en ella.
La castaña alta, sin esperar mucho más, tomó su mentón con suma delicadeza, para después acercarse lentamente hacia sus labios y seguidamente reclamarlos como propios en un beso dulce y lento.
Demostrándole a flor de piel qué la amaba con todo lo qué tenía, tal cual la más baja también lo hacía.