____ entraba al balcón de aquel sitio sin saber con qué fin había sido llamada por el comandante Pixis. Sin embargo, al ver a su amada rubia de espaldas suavizó su expresión, agradeció a los soldados de guarnición qué se encontraban ahí y tomó asiento junto a ella.
— Yelena. — Llamó con una suave sonrisa al verla finalmente cerca de ella.
Ésta en su silencio, sólo se limitó a devolverle la mirada de reojo.
— ¿Te han tratado bien? Pixis no me ha dicho mucho al respecto. — Volvió a dirigirse a ella.
La castaña puso una de sus manos sobre la mesa, tratando de alcanzar una de las de Yelena qué había estado residiendo sobre la taza de té; pero ésta al percatarse la apartó.
— ¿Piensas mirar—...?
— Nosotras no debemos estar juntas, ____. — Interrumpió su novia con aquellas palabras tan tajantes y directas.
El rostro de la más baja palideció. Ella no sabía sí había escuchado mal o sí era su cabeza la qué le estaba jugando una mala pasada, pero nada de eso era así.
— No estaremos más juntas.
Entonces ____ entendió a duras penas de lo qué hablaba, miles de preguntas atacaron sin piedad su cabeza, a la vez que sus sentimientos se volvían confusos.
— No te estoy entendiendo, Yelena... — Un hilo de voz tembloroso salió de su boca.
Y ella finalmente volteó a verla.