Una castaña yacía postrada en la misma cama durante la mayor parte del día, tanto qué incluso ya había caído la noche.
____ se despertó lentamente, confirmándose mentalmente sus pensamientos anteriores sobre ir y venir del infierno del propio dolor. Al irse incorporando al entorno, también sintió un ligero peso en sus piernas.
Petra estaba recargada ahí con sus brazos, tan en paz, descansando, aunque en alguna posición extraña pues se encontraba sentada en un banco pequeño junto a la cama.
La castaña herida no pudo evitar derretirse de amor y cariño al ver a su novia dormitando allí, probablemente esperando a qué ella despertase de su tan largo sueño.
Estiró su brazo para acariciar los cabellos de la misma y acomodar algunos otros que caían por su rostro. Petra no tardó mucho en sentir aquellas caricias y de igual forma, abriendo los ojos lentamente e incórporandose en su asiento.
— Hey, estás despierta.— Señaló la pelirroja.
— Sí, acabo de hacerlo, aunque no creo poder moverme mucho.— Dijo ____ con una mueca.
El dolor en ella sin duda persistía, Petra se percató de ello.
— Debo curarte, cariño. No lo hice antes porque te veías tan cansada.
— Gracias por quedarte a cuidarme.— La castaña levemente mayor sonrió cálida pasando una de sus manos por el mentón de la otra, quién asintió devolviéndole el gesto.
Momentos después ____ no podía parar de maldecir por lo bajo cada vez que su amada pelirroja pasaba sus delicadas manos por aquellos tan marcados hematomas en su piel, revisando el aspecto de éstos.
— Unos ungüentos serían de ayuda, pero una ducha primero te vendría bastante bien.
— No quiero siquiera pararme de aquí.
Petra río ante lo dicho.
— Oh, vamos, debes hacerlo. No sólo por ello, estás cubierta de tierra y sangre seca.
— Losé, pero de verdad me cuesta mucho moverme.
— Entonces te ayudaré a hacerlo, ____.
— ¿Q-Qué?— Un ligero nerviosismo se hizo presente en la castaña.
— Te ayudaré a bañarte.
— Quizá no sea tan necesario, ¡q-quiero decir! me sería de ayuda, pero no tienes porqué hacerlo.
« Con lo qué me encantaría que ella... », pensaba ____.
— Déjame ayudarte.— Respondió su amada interrumpiendo sus pensamientos.
La pelirroja de menor estatura, que dicho así aunque realmente la diferencia de estaturas era casi nula, se levantó de su lugar tomando la mano de su castaña para ayudarla a levantarse de la cama con cuidado.
____ aceptó rápidamente siendo guiada al baño de la mano de la otra, que también llevaba consigo aquel banco en mano en el qué segundos antes estaba sentada.
Al llegar, Petra le indicó que se sentará en éste mientras llenaba la tina de agua tibia y salía a por una toalla.
Una vez hecho y devuelta en el baño la pelirroja paró el agua, sin esperar más, la castaña aún sentada comenzó a despojarse de sus prendas bajo la atenta mirada de su novia, levantando su blusa y sácandola por encima de sus hombros y procediendo con lo demás hasta llegar a su ropa interior, de la cual se deshizo una vez de pie.
Ciertamente ____ sentía su rostro arder en tonos rojizos, y es qué usualmente su amada era una mujer calmada pero ahora mismo podía sentir como ésta miraba su delgado cuerpo con descaro.
Y claro estaba qué no era la primera vez y mucho menos la última en la que se mostraba así ante ella, las noches candentes qué habían pasado juntas lo justificaban, pero ahora mismo su propia desnudez le avergonzaba.
Tratando de dejar de lado aquellos pensamientos, ingresó en la tina con la ayuda de su pelirroja.
Sin duda alguna, el agua tibia contra su cuerpo calmaban sus músculos tensos y mantenían un suave alivio en sus heridas, se sentía tan bien qué echó su cabeza hacia atrás en el borde de la bañera.
____ agradecía mentalmente el hecho de qué Petra la hubiese levemente obligado a tomar la ducha, su cuerpo necesitaba tal relajación después de tan dolorosa golpiza qué había recibido de parte del capitán Levi.
Estaba tan centrada en sus pensamientos y disfrutando del entorno cuando sintió unas finas manos pasar por sus hombros y cuello.
Petra estaba proporcionándole un suave y delicado masaje a su castaña, sintiendo bajo las palmas de sus manos el ligero estremecimiento qué la misma presentó ante sus toques. Y de vez en cuando, escuchando unos ligeros jadeos y suspiros en el aire.
— Parece qué estás disfrutándolo.— Mencionó Petra con una sonrisa dulce, a la par qué subía sus manos al cabello de su chica.
— Mucho, tus manos hacen maravillas.
« Y también hacen más qué sólo masajes », fue un fugaz pensamiento en la cabeza de la pelirroja.
Los siguientes minutos la menor pasaba el paño con jabón a través del cuerpo de ____, y ésta finalimente terminó de enjuagarse. Petra alcanzó la toalla mientras tomaba del costado a su, ahora, relajada novia a salir de la tina para ayudarla a envolverse en la tela.
— Gracias, cariño, lo necesitaba.— La castaña miró con dulzura a su amada pelirroja tomando de apoyo sus hombros.
— No es nada.— Sonrío a la vez qué ella la tomaba de la cintura tranquilamente.— Me gusta verte contenta.
— Talvez debería tener esos enfrentamientos con el capitán más seguido.
— Qué no se te ocurra...— Río acercándola aún más a ella.
— Estoy de acuerdo. Ahora deberíamos ir a descansar.— Dijo ____ pasando sus brazos por el cuello de su novia.
Los ojos de ambas en ningún momento habían perdido contacto, y tanto una como la otra podía ver el amor qué se veía reflejado en ellos. Además de mantener esa suave sonrisa en sus rostros al mirarse.
Hubo un pequeño silencio, ese en el qué ambas sintieron un espacio de quietud con cariño en los brazos de la otra, para volver a dedicarse una mirada antes de unir delicadamente sus labios con el suave sentimiento y la paciente emoción del tacto.