Después de concretar la planeación de los siguientes pasos de la misión, el grupo principal se dirigía hacia Reiner, tomando en cuenta la distancia ya existente entre el titán colosal y el titán acorazado, puesto a que el primero se encontraba yendo en dirección a la muralla, creando ruina a su paso.
Estábamos llegando a Reiner quién, para nuestra sorpresa, parecía haberse estado recuperando pese a la gran explosión de parte de Betholdt.
Este mismo ya estaba dirigiéndose a nosotros con rapidez dispuesto a atacar, destruyendo parte de las viviendas.
Sin embargo, de acuerdo al plan, Mikasa había salido por detrás de él para dirigir sus lanzas explosivas hacia la parte trasera de sus pies con el fin de qué este cayera, lo cual hizo.
— ¡No podemos dejar qué se acerque a Eren y Armin! — gritó Mikasa desde su posición.
— Debemos matarlo aquí y ahora — finalicé, escuchando como el reducido escuadrón asentía.
Nos dirigimos hacia el titán, rodeándolo estrátegicamente con el fin de atacar como se había previsto. Reiner parecía esperar a qué fuéramos por él, la ira y decisión se hacía presente en los ojos de todos los presentes, en espera a la indicación qué yo daría.
Asentí firmemente a los ojos de los reclutas, por lo que, rápidamente nos dirigimos hacia él con el fin de dar apoyo a qué Sasha y Connie lograran insertar las lanzas en ambos lados, (pues eran los únicos qué aún contaban con ellas); con el fin de contraatacar empezó a dejar en ruina el tejado de una vivienda cercana con el fin de evitar que Sasha llegara hasta él, lo cual con las ruinas al aire la misma quedó herida, perdiendo la oportunidad de usar la lanza explosiva; Connie quién en la destrucción del momento, aprovechó y dirigió con habilidad su arma a la mandíbula del titán, destruyendo el lado derecho de ésta para después ir a por una Sasha inconsciente y moverla del peligro.
— Su mandíbula no cayó — declaré angustiada.
— No podré insertar mi lanza en su boca como se había planeado — respondió Mikasa de la misma forma —, ¡pero tendré qué intentarlo de igual forma!
— ¡Mikasa! — llamó Jean — ¡Ésta debía ser nuestra oportunidad — dijo, tomándose la cabeza entre sus manos con frustración.
— Tiene qué serlo — respondió nuevamente Mikasa, observando a Reiner.
— ¡No funcionará! — dijo Connie desesperadamente.
— ¡Mikasa, no la uses! — afirmé, dirigiéndome a ella.
— No, ¡todos lo hicieron bien! — se escuchó un grito al momento en qué alguien salía, al parecer, de la nada e insertaba su propia lanza explosiva en el lado faltante de la mandíbula de Reiner consiguiendo destruirla.
Todo el grupo veía espectante la escena, entonces la persona qué había aparecido recientemente se dejó ver usando el equipo de maniobras tridimensionales.
— ¡Hange-san! — gritó Mikasa.
Era ella, era Hange.
La miré atónita, volvía a tener sentimientos encontrados, no estaba procesando exactamente la situación. El dolor qué hace minutos atrás había sentido empezaba a verse opacado por esa sensación de calidez y emoción, aunque este aún siguiera ahí, en un vacío. No podía sentirme tan más confusa.
Ella estaba ahí, herida fuertemente, pero viva.
— ¡Mikasa! ¡Ahora! — demandó Hange a ésta.
Mikasa sin dudarlo un momento se dirigió con habilidad hacia Reiner, quién trataba de detenerla sin éxito, la mencionada llegó pósandose en el interior de la boca del titán.