¿Cómo sería si ellas te engañaran?
—
— ANNIE.
Maldición. Desde que eras tan sólo una cadete en el cuerpo de reclutas, eras consciente del enamoramiento que Bertholdt tenía hacía la rubia. Sabías que ambos eran cercanos, así como también lo era con Reiner; pero no esperabas en absoluto que aquello sucediese.
Annie y tú llevaban alrededor de un año juntas — o incluso más —. Ella siempre era tan estoica y seria y tú tan agradable y dulce. Nadie — ni en un millón de años — se las imaginaría a ustedes juntas, sin embargo, sucedió.
Apesar de que eran totalmente distintas, lograron congeniar. Y vaya manera de hacerlo, habían compartido habitación en el campo de reclutamiento y solían ser emparejadas por el instructor para los ejercicios de entrenamiento. De una u otra manera eso las llevó a entablar una cercanía, y después una relación romántica.
Faltaban sólo un par de días para que se graduaran de la promoción de cadetes y escogieran una rama en la milicia. Sabías que ella iría a por la policía militar, y a ti sinceramente no te importaba mucho; lo más probable es que te unieses a aquel cuerpo igualmente. Claro, por Annie.
Estabas algo emocionada al respecto. Y un día antes habías decidido que querías tener un momento especial con tu novia, una manera de mostrarse que seguirían juntas escalón tras escalón.
Pero oh, sólo esperabas la ayuda del alto azabache para cumplir tu cometido, en cambio, al plantarte en donde éste se encontraba, lo único que recibiste fue la inquebrantable vista de Annie uniéndose en un beso con él.
Todavía recordabas la forma en la que te congelaste, como no tenías siquiera el valor para parpadear, como habías quedado como una hoja en blanco; acompañado del sonido de tu corazón romperse.
Te dolió. Las lágrimas amenazaron con caer rápidamente y la presión en tu pecho se hizo tan grande que te costaba respirar, pero aún así te limitaste a mirar. Y ella devolviéndose a tu figura por el rabillo del ojo, sin aparente culpa ni sorpresa.
Sólo ese maldito rostro inexpresivo que siempre llevaba.
Después de aquello, nunca volviste a buscarla, nunca la miraste de nuevo y nunca hablaste con ella. Todo se acabó como si nunca hubiese existido. Su relación volviéndose polvo y siendo llevado por el viento.
Tú nunca supiste que Annie lo hizo porque debía alejarte. Ella te amaba, te quería y ansiaba más que nada, pero debía protegerte como la perla más preciada qué eras, y es por eso que debía mantenerte lejos de ella. Su intención nunca fue tener que hacerlo realmente, si no su obligación por la carga de la misión como guerrera que llevaba en sus hombros lo que la inclinó a hacerlo.
Porque al final de todo — y en algún momento —, se hubiese tenido que terminar de igual forma.
— HITCH.
Tu novia enrollándose con un hombre azabache de corte extraño fue todo lo que encontraste cuando regresaste del trabajo al departamento que ambas compartían.
Llenándote de ira y tristeza al mirarla, importándole poco que fuese descubierta.
No querías redimirte y mirar hacia atrás en todas las veces que la castaña era demasiado coqueta con las personas a su alrededor — sin importar si estabas allí —, tampoco a aquellas partes en que ella tampoco te avisaba cuando salía a tomar con sus compañeros de trabajo y te mantenía preocupada hasta muy tarde, no, no querías hacerlo porque aún mantenías en cabeza que ella no era esa clase de persona.
Además, quizá eras demasiado inocente pensando en: ¿quién se involucraría en una relación — técnicamente — construida a base de confianza y amor para después desecharlo por un simple revolcón?
Porque eso fue exactamente lo que hizo.
Cuando mirabas las sábanas de esa habitación recordabas momentáneamente como le habías gritado furiosa con las gruesas lágrimas de tus ojos siendo limpiadas con el dorso de tus manos bruscamente. En ese momento terminando su relación y echándola del sitio.
Y aunque también pareciese que ya no te importaba, la verdad es que te dolía y te rompías un poco más cada vez que lo revivías en tus recuerdos.
Al final siempre tratando de justificarte que no valía la pena, que pasó por que así era ella y punto. Pero claro, era eso, era Hitch. Y todavía seguías creyendo que ella no era esa clase de persona.