¿Cómo son cuidando de ti?
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— SASHA.
La chica de cabello castaño había mantenido un ojo en ti — campesinamente hablando — desde la primera vez que te miró en el campo de entrenamiento para reclutas.
La habías flechado totalmente, y no eras consciente de ello. Ambas habían formado un lazo fuerte de amistad los tres años que compartieron formándose como soldados, realizando gestos suaves ante ti y señales que no pasaban desapercibidas por los demás.
Un gran ejemplo de ello fue en una de las épocas de una dura rutina de entrenamiento con el equipo de maniobras, lo cual manejando, eras bastante mala. Ella inmediatamente notó el apuro en el que te encontrabas y se ofreció a ayudarte a mejorar en ello, pasando horas y horas hasta el anochecer para lograrlo.
Sasha a través de los años miró el gran esfuerzo y dolor por el que cruzaste, silenciosamente admirándote desde el horizonte y acunándote bajo su cuidado. En las expediciones, era la flecha que te seguía cuando el peligro estaba a fuego vivo. Cada vez asegurándose de mantenerte a salvo.
Era como si fuese un pacto silencioso del cual tú no estabas enterada. Ella tomando todo tu pesar y llevándoselo consigo cada vez que las cosas no iban de la mejor forma y cuando sí lo hacían, todo siendo tan radiante bajo su manto.
El amor que emanaba su ser acoplándose con el tuyo. Asegurándose de proteger tu sonrisa hasta el final de sus días.
— YELENA.
Sabías que nada iba a ser fácil cuando tenías una relación con lo que vendría siendo tu enemigo. Sin embargo, aquello no pudo haberles importado menos a ambas cuando tomaron la decisión de estar juntas.
Los momentos con tu rubia novia eran fascinantes, cada día mejor que el anterior; ustedes saliendo a citas, teniendo cenas, visitas inesperadas, encuentros y mucho afecto por más que el tiempo avanzaba.
Para ella eras lo más preciado de su vida — tomando en cuenta que eras lo único que tenía —. Tu cabello sedoso, la suave piel y el calor de tu cuerpo eran sus joyas que la hacían levantarse cada mañana. A sus ojos eras increíble, como a los tuyos lo era ella.
Probablemente nunca sabrías la cantidad de cosas y decisiones que ella tuvo que tomar para mantenerte a su lado, ni cuantas palabras tuvo que quebrar de otros para seguir escuchando las tuyas salir de tus rosados labios.
Tampoco sabrás todo lo que ella siente hacia ti realmente; su cariño sintiéndose como un iceberg en donde el filo de éste sobresaliente del océano, es a dónde han llegado, y el sumergido, el cómo han tenido que llegar.
Yelena se prometió a sí misma protegerte con dientes y uñas. Ella te brindó la protección que nunca habías sentido en toda tu vida alrededor de tanto caos, y quizá tú no podías contar cuán agradecida estabas con ella.
Era un faro de luz — literalmente hablando también —, una mujer que había demostrado que estaría allí para ti. Todo su ser te encanta y la amas, porque fue ella la que te ayudó a sanar tus horribles recuerdos.
Todo aquel sentimiento permanecía intacto sin importar los años. La paz de cada noche cuando ella se acostaba contigo en sus brazos, mirando la leña arder en la chimenea de la cómoda cabaña que ella misma había construido para ambas.
— HISTORIA.
Historia cuidaba de ti todo el tiempo, ella se preocupaba por tu bienestar como si fuera el de ella misma. Sobre todo cuando caías enferma.
Una terrible fiebre que te calaba los huesos, sintiéndote como si el mismo colchón de la cama te quisiera tragar, tu cuerpo tan frágil y vulnerable para siquiera moverte. Ese fue uno de los días más marcados que viviste dentro del cuerpo de exploración.
La rubia estaba próxima a su coronación como reina, sin embargo, aún estando dentro de la milicia un tiempo más para atesorar todo aquello que se le alejaría con su ascenso al poder.
Contigo ella nunca dejó de ser la persona amable y dulce que fue bajo el nombre de Christa. Ambas habían formado una amistad — aparentemente — como cualquier otra, aunque silenciosamente sabiendo de los sentimientos mutuos que ambas se tenían.
Recordabas aún como ella cuidó de ti todo el tiempo que estuviste en cama, quedándose día y noche junto a ti para asegurarse de que estabas bien e ibas a recuperarte pronto. Historia verdaderamente fue un ángel caído del cielo, uno que tan pronto como bajó a la tierra, voló tan alto.
Era claro que nunca olvidarías como ella fue de ti complementándote como si de los pétalos de una flor se tratase, oléandose en las estaciones del tiempo que fluía.
Todo aquello ahora siendo eso, un recuerdo cálido que se fundía en tu memoria, anhelando nuevamente todo lo que ella te brindó cuando eran unas cadetes. Pero sin saberlo, ella aún cuidando de ti, preocupándose y usando sus influencias cuando se convirtió en reina.