Adios madre

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Seokjin tenía apenas quince años cuando empezó a oír sobre el prodigio que era su hermano. Namjoon era el estudiante más destacado del todo el instituto privado al que asistían, su inteligencia era indudable y comparable a la de muchos alumnos de clases superiores.
Siempre vio a su hermano como un total cerebrito, el intelectual de su familia, un devorador de libros hambriento de conocimientos y para la tristeza de sus miseriables inseguridades intelectuales, su adolescencia se baso en escuchar día tras día como Namjoon era el hijo perfecto, recibiendo halagos innumerables de su madre con cada diploma, trofeo o destacamiento que recibía.

Recordaba mucho como la situacion le irritaba, y siendo comparados diariamente por su progenitora, sus sentimientos no mejoraban, no importaba que tanto se esforzara en lo que mejor hacia, jamás era reconocido por esa mujer. Muy a pesar de que sus decenas de obras escolares llamaran la atención de personas en el medio, de que se crearan rumores de un pasional actor en ascenso, de que era una revolución con su innato talento y deslumbrante belleza; nada era suficiente.

Ocasionalmente a su mente llegaban recuerdos con su madre y aún luego de años de su muerte, no podía hablar mucho de ella, prefería olvidarla por completo y no porque no lo amara, simplemente no creó los mejores recuerdos con ella. Cada vez que era ignorado, rechazado o culpado, su madre se hacia presente. Esa mujer fria y cruel, fue estricta sin pena alguna, sus palabras mataron su infancia y una parte de él se quedó en su pasado, totalmente enterrado por su culpa.

No quería admitirlo, pero Yoongi logró traer todo recuerdo de esa parte extinta en el, solo con conocerlo. Ese pintor calmado, serio y al mismo tiempo infantil, extrovertido pero ocasionalmente accesible, era el reflejo del niño que su madre acabó. Hasta los detalles más pequeños en Yoongi, tales con sus disculpas tan sinceras que quiebran un corazón, el también las daba excesivamente de niño.
Su torpeza infantil ocasionó muchos destrozos y sus disculpas incesantes por ellos, solo fueron frenadas un día por la mirada dura y brutal de su madre.

"—No vuelvas a disculparte, tus disculpas no arreglan nada, Seokjin— sus palabras eran suaves al igual que la mano sutil que acaricia su mejilla y la mirada que le observaba con un limitado amor —Siempre debes ser seguro de tus decisiones y afrontar los errores, pero eres un Kim hijo, nunca te equivocaras."

La conversación se acabó y la infancia en el se desvaneció. En ese momento entendió porque Namjoon era el favorito, porque sus esfuerzos no servían, porque jamás sería reconocido en su familia; su hermano tenía algo que en el no, su firme seriedad e inteligencia eran un llave maestra en el mundo donde crecieron, un planeador astuto, indispensable para cualquier plan o idea. Namjoon era un natural hombre de negocios calculador y cruel.

Ese día supo que debía buscar un lugar en su familia, no quería ser un inútil, no quería perjudicar a su hermano, no podía ser un peso de ningun forma. Si el no podía ser el encargado de la afamada empresa familiar, se encargaría de los oscuros temas de su padre, a como diera lugar.

Todo lo hizo perfecto, su talento natural y su fingido carisma eran suficiente, un actor en crecimiento, joven y apuesto era llamativo para los contactos correctos, tanto hombres como mujeres poseedores de negocios negros estaban interesados en conocerlo; nadie lo supo en ese entonces, pero fue una gran ayuda oculta para su familia por muchos años.
Se sintió orgulloso el día que llegó a la oficina de su padre, con toda la información que había recopilado de sus poderosos contactos, y el sentimiento fue aún mayor cuando vio la reacción engreida de su padre acompañada de una firme sonrisa. Se había manejado tan bien en esos rubros, nada de lo que oyó o las amenazas que recibió por su entrometidas preguntas, le hicieron flaquear. Por si mismo y sin la reputación de su padre a sus espaldas, Kim Seokjin fue respetado y temido por todo delincuente en ese mundillo.

Cuando su padre lo supo, ocultó tentativamente su orgullo y no dudo ni un segundo más en darle su puesto en la oculta mafia que protegía a su famosa empresa.

Por fin todo su esfuerzo y logros fueron reconocidos, lo lamentable fue que nunca pudo oírlo de su madre. Esa cruel mujer falleció sin halagarlo siquiera un vez. Marcó su vida, mató una parte de el, fue cruel y firme, y aún así, en silencio, cada año sin falta dejaba flores en su tumba por el día de su muerte. Como si fuera su responsabilidad agradecerle.

—Hola, Min, disculpa que llame de repente solo queria saber... Si estabas ocupado.

¡Hey amor!... Hola, no, no, estoy terminado nuestro último retrato. Solo son detalles y tú... Dios, de verdad eres hermoso, agradezco tener el talento suficiente como para retratarte igual...— el lo sabía, o al menos Yoongi era un constante recordatorio de su belleza natural, hasta comenzaba a amarla por todos los cumplidos que recibía de su parte —¿Qué haces, amor? ¿ocurrió algo?

—No, solo que me contrataron como el papel principal de una película y tal vez este ocupado por un tiempo. Pensaba en que deberiamos terminar pronto con tus retratos, ¿podríamos vernos en la noche?— Se encontraba nervioso esperando su respuesta, más de lo que quisiera admitir, y muy a pesar de saber que Yoongi nunca se negaría. Ese pintor jamás podría si se trababa de el —Si no puedes, no es necesario...

Nunca rechazaría retratarte, Seokjin, creo que ya deberías saberlo— su voz sonaba tranquila, ligeramente rasposa y más al mencionar su nombre, al punto que se estremeció al recordar lo que hace días atrás ocurrió, ese calida noche de San Valentín —Podemos cenar aquí, también puedes quedarte a dormir...

—Bien, nos vemos en la noche, Yoongi. Gracias, adios— y como si los nervios de su respuesta lo comiera por dentro, cortó esa llamada, tan rápido que apenas logró oír la despedida melosa del pintor.

El silencio se hizo presente, su vista se perdió en la tierra que ensució sus elegantes zapatos, y por su mente paso la pregunta de por qué la tumba de su madre no fue puesta en un lugar mejor que ese.

—Dijo que sí, madre ¿No cree que fue una buena actuación?— Sabía que no habría respuesta, tampoco esperaba alguna, y mientras veía el ramo de flores en ese vieja tumba se lamentó por sus previas palabras —Tal vez no actúe del todo mis nervios... Es que Min es una persona tan extraña, no puedo entenderlo muchas veces y mis ideas solo se descontrolan por ello. Demasiado obsesionado con mi belleza, enamorado a primera vista, tan pasional con su arte, sincero de sobremanera, y fiel de forma increíble. No puedo creer que todavía haya gente asi. Él es... Especial— el viento nuevamente paseo por sus cabellos y al sentir la frescura de este, cerró sus ojos intentado disfrutar de ese regalo sutil de la naturaleza —No puedo actuar o fingir con el, siento que le debo lo mismo que el me da... Mamá, no creo en la vida después de la muerte, pero quiero imaginar que me escucha y que a pesar de todo... Siempre fui un orgullo para usted. Prefiero pensar en un recuerdo irreal a una verdad cruel... Soy un cobarde aún y sinceramente, lo siento mucho.

No hubo una despedida como las que anualmente hacía, no dijo nada, ni un solo cariño, ni una mirada, ni un lamento. Y no fue su crueldad, no fue el odio que llego a tenerle, no fue la situación o palabras previos, simplemente la emoción oculta por ver a ese coqueto pintor era demasiada y suficiente como para olvidar su rutinario protocolo. En el lento anochecer de ese día, condujo en paz, al departamento donde vivía la persona que le hacía inconcientemente feliz.

💐

Más de la historia sobre la vida de Seokjin y, un poco la de Namjoon. Tal vez estos capítulos son pesados de leer, pero juro que son importantes y que traeré más YoonJin en los siguientes capítulos, pido perdón.

Como disculpa, un adelanto de lo que viene que es como un spoiler, y es el punto de vista de Taehyung, aún hay mucho que ver. Mucho ojo, con el ojo. 👀

Eso es todo, gracias por leer.❤ 

La inspiración de un artista - Yoonjin/NamtaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora