Capítulo 8

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02 de enero, 2019

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02 de enero, 2019

1245 Hrs

Las manecillas del reloj resuenan con precisión y ese es el único sonido que prevalece en el interior de la grisácea habitación.

La sala del equipo es inmensa, tiene un aforo para más de cien agentes y detrás de ella hay una pequeña ala para quien necesite salir de urgencia a responder una llamada o simplemente unos minutos para reordenar sus ideas antes de exponer un tema. En el centro hay hileras de asientos negros y en la parte frontal se extiende una alta tarima que es justo donde estoy yo. Tengo las manos extendidas y apoyadas sobre el podio ubicado en el centro, a la espera por una reacción a lo que mi equipo observa detrás de mí.

Giro el rostro y me topo con la gran pantalla que se proyecta. Hay diversas imágenes que se trasponen unas sobre otras, todas ubicadas a las afueras de California y están éstas, las que más me preocupan, que fueron tomadas en las fronteras con México.

En cada imagen hay una sola protagonista, es de esas que atraen la atención de cualquiera a cinco metros a la redonda. Tiene ese porte que emana seguridad, poder y una sonrisa cargada de maldad. El cabello negro le cae lacio hasta las caderas y como una típica antagonista viste cuero negro en cada fotografía obtenida.

—¿Y bien...? —suelto, atrayendo miradas en mi dirección.

Las reuniones se dan de la siguiente forma: se exponía información y de forma continua mis hombres iban añadiendo los resultados que obtenían de sus propias investigaciones, de sus análisis y conclusiones, integrando y conectando cada dato para que de esta forma la estructura de la situación sea formidable y así, cuando se trazaran nuestros siguientes movimientos, el plan cuente con un margen de error ínfimo.

—Violett Ferrini —toma la palabra Kane, aclarándose la garganta. Está ubicado en la primera línea junto a los otros dos agentes especiales al mando: Evans y el payaso de Sawyer—. Presunta mujer de Deust, originaria de Italia. Lleva cuatro años siendo perseguida por la Unión Europea. Cargos aplicables —empieza a enumerar—: tráfico de órganos, trata de personas, narcotráfico, tráfico de armas y, lo que más atemoriza al continente vecino: es una hacker gubernamental.

En otras palabras: una tipa con un muy habilidoso cerebro hecho para el crimen.

—¿Tenemos algo más? —pregunto.

Sawyer frunce el entrecejo mientras asiente con una lentitud asombrosa, convirtiéndose en el centro de atención puesto que esperamos por saber lo que tiene que decir.

Aquí las oportunidades se las daba a todos por igual, ofrecía las herramientas y esperaba resultados porque confiaba en la capacidad de los míos. En especial si se trataba de mis tres agentes más leales, que eran mis ojos y oídos cuando yo me ausentaba. Por ese motivo, me quedo observando cómo lee una y otra vez lo que tiene la tablet entre sus manos.

LA ODISEA DE ASHTON (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora