Capítulo 17 - II

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Con el paso de los años he ido mejorando el arte de la paciencia, ahora me es muy sencillo quedarme en un estado de inmovilización mientras los demás charlan, se mueven ajenos a lo que podía ocurrir

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Con el paso de los años he ido mejorando el arte de la paciencia, ahora me es muy sencillo quedarme en un estado de inmovilización mientras los demás charlan, se mueven ajenos a lo que podía ocurrir. Estoy aquí sobre este asiento, con las piernas entumecidas y he evitado desviar mi atención hacia Akon y Freddy porque eso sería demasiado obvio; por ello, simplemente me quedo con la vista estancada en la bebida cristalina que hay en la copa.

Están todas las agencias menos una: Las Vegas.

Y dicho hecho se caracterizaba por una extrañeza incalculable.

¿Las Vegas? ¿Cómo podía estar Las Vegas influenciada por Host cuando la información malversada había salido de Washington?

Si era cierto que Las Vegas o parte de la oficina se vendió, la única explicación asequible era que quienes traicionaron a su placa tenían nexos fuertes con los de la oficina principal y por ello fueron capaces de lograr ingresar y salir sin que la gente de Akon no lo notara. Y el motivo por el cual no supieron ocultar sus rastros totalmente fue quizás porque no pudieron hacerlo, tal vez se vieron interrumpidos, tal vez no lograron instalar el hardware al cien por ciento para vincular todos los datos que recibía Washington para ellos y sólo se conformaron con desaparecer los videos de Deust de la primera línea.

Elevo la cabeza cuando Neal y Ansel se sientan a mi costado.

—Jamie está por ingresar al diámetro de protección —me informa el primero. En otras palabras, Las Vegas había llegado.

—Estarán cruzando la entrada en menos de diez minutos —complementa Ansel. Eleva la mano hacia alguien que no conozco y lo saluda sin dejar de hablarme en murmullos bajos—. Podemos quedarnos aquí a reaccionar como los demás o quizás marcar una puta diferencia.

Era algo que ya tenía decidido. No iba a esperar a estar atrapado en una silla mientras todo se caía a pedazos.

—¿Y Taylor? —pregunto.

—Está ingresando por las puertas traseras de incógnito con parte de su equipo —añade Neal—. En el segundo nivel encontrarás los A-91M, AK-12, MK-14, granadas y otras armas más que te pueden gustar. Es como una pequeña base de emergencia.

—Destruiremos el hotel — reflexiono. El impacto que tendrán los tiroteos y los explosivos demolerá como mínimo la primera planta.

—Sí —me dice Ansel—, pero no te preocupes. Taylor lo compró antes de llegar a Washington D.C. Y por los civiles no te sulfures, han sido retirados de la zona. Todos los peatones allá afuera son parte de nuestros equipos. La zona está cubierta únicamente por el FBI.

—No importa si atacan desde afuera o desde aquí adentro, las armas estarán listas para ser usadas por nuestro lado —Suelta con seguridad Neal.

Asiento.

Era hora de buscar nuestras posiciones y considerando que éramos los únicos en saber lo que se avecinaba, lo más lógico era que protegiéramos desde el segundo nivel del salón para resguardar a los agentes de esta planta, dándoles los segundos necesarios para que saquen sus propias armas y luchen porque un federal jamás salía sin al menos un par de dagas de combate.

LA ODISEA DE ASHTON (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora