Capítulo 24

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13 de enero, 2019

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13 de enero, 2019

2130 Hrs

Hemos implementado el protocolo de evacuación con un radio de un kilómetro y medio para poner a salvo a los civiles.

No ha sido fácil considerando que no dejaban de lanzar explosivo tras explosivo en el interior de nuestra sede; las granadas y los detonantes componían un arco perfecto de caída libre como si hubiesen sido impulsadas por una catapulta.

—Torre A —grita Gale al borde de la desesperación cuando, al igual que yo, reconoce que dicho cimiento no puede durar mucho tiempo más estable—. ¡Aléjense de la Torre A!

Estamos ubicados contra un muro mientras recargamos nuestras armas. He perdido la cuenta de cuántas municiones he usado en tan solo una hora.

Los ojos de Ada ascienden a la cúspide de la torre, y para cuando notan a una de nuestras tantas agentes intentando bajar por el lateral, tratando de controlar su propio miedo porque con cada paso que daba, el concreto parecía debilitarse.

—Ni se te ocu...

Mis palabras quedan en el aire cuando el cuerpo de la mujer que estaba hasta hace unos instantes a mi lado, corre sin desenfreno alguno hacia aquella federal que está a punto de ser aplastada por el concreto.

Maldigo y voy detrás de Ada.

Ella llega a la insostenible base, contacta con alguien por el intercomunicador y gracias a que mis oídos siguen zumbando por la última explosión, no puedo oír lo que dice.

De pronto la decisión está grabada en sus facciones, eleva la vista al cielo en busca de algo y cuando ve a uno de mis drones, le lanza la soga que cuelga de sus pantalones. No sé si lo habrá practicado antes, pero logra atinarle. Vuelve a hablar por su audífono sin apartar la vista del dron que ahora está girando sobre un faro con la finalidad de anclarse a este. El extremo de la soga cuelga y ella lo sujeta en tanto le lanza el otro a la mujer que está a punto de soltarse de su agarre sobre la torre.

—¡Engánchatelo! —le grita y la mujer, como puede, logra hacerlo—. Suéltate —le ordena y puedo ver cómo palidece al escuchar la locura de Ada—. Es eso o morir aplastada. ¡Déjate ir!

Cuando su cuerpo se aleja de la torre y termina colgando del faro a unos cuantos metros, lo único que captura mi atención es la fuerza que arrastra a Gale hacia esa dirección, es la forma en la que sus brazos se ven en la obligación de emplear una fuerza detractora para conseguir mantener estable el cuerpo.

Maldigo otra vez y dejo que mis palmas rodeen las suyas, ayudándola a lograr su objetivo: salvar a su gente a toda costa.

Mi fuerza y la suya se fusionan de inmediato y pese a que marcamos una diferencia, la situación no nos ayuda pues el impacto de la torre al derrumbarse eleva una ola de polvo y presión que tira del cuerpo de la pobre mujer en sentido contrario.

LA ODISEA DE ASHTON (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora