La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||

Capítulo 15🃏

ADELINE IVANOV

Su voz grave e intensa hacen que mi cuerpo se hunda en un escalofrío, siento el calor de su aliento sobre la piel desnuda.
El aire se vuelve frío cuando él se separa de mí y vuelve a posarse en frente, con las manos en los bolsillos de su pantalón elegante. Trago grueso e intento recuperar mi postura firme que se ha caído en el instante que susurró en mi oreja.

—¿Qué haces aquí?—pregunto seria.

Ríe y desvía su mirada.

—Supongo que tu padre te lo ha dicho—pronuncia y una sonrisa cruel se posa en su rostro.

Sus ojos celestes se achinan a causa del Rayo de sol frente a él.
Siento como todo mi cuerpo se tensa y no soy capaz de hablar, mi rostro está serio mientras mi mente intenta analizar la horrible situación.

¿Mi padre lo conoce?

Tiene que ser una jodida broma.

—Deja a mi familia en paz—espeto y agarro otra copa de champagne.

Bebo el líquido de un trago y por poco no siento el contenido alcohólico, simplemente mi organismo se ha acostumbrado.
Khlaus se rasca la barbilla mientras su mirada inspecciona cada parte de mí, intento mantenerme firme pero su energía es muy superior.

—¿Es irónico verdad?—pronuncia con un tono capaz de aterrar—. Ellos te menosprecian, te abandonan e incluso te tratan como si no pertenecieras a esa familia. Sin embargo, tú eres la primera a la que llaman cuando hay un problema.

Formo un puño en mi mano el cual apreto con fuerza, intentando contener la ira que sus palabras me provocan. Lo único que me contiene para no explotar es que jamás le demostraría debilidad.

>>Y tú—dice con énfasis—. Eres la primera en salir corriendo por ellos—expresa con tranquilidad.

Mi pecho sube y baja, mi respiración se siente pesada y aunque me muestre neutral sé perfectamente que él nota lo que está pasando en mi mente.
Mis emociones están alteradas, mi ego está por los suelos y todo eso es gracias al gran hermanito Petrov.

Sonríe disfrutando el momento tenso y se acerca a mí, colocándose a mi lado. Siento el roce de su mano con la mía y de inmediato la saco.

—Mira allá—indica con la vista al frente.

Trago saliva y sigo su mirada, allí veo a mi madre riendo junto a Lara y papá. Ellos se ven felices y aunque no se el motivo de sus risas, siento una presión dentro de mí pecho capaz de acabar conmigo.

—¿Qué?—pregunto de mala gana.

Lo disfruta.

Disfruta demasiado jugar con mi mente.

—Se ven como una familia feliz, ¿verdad?—dice con seguridad.

Respiro hondo, mi vista sigue en ellos tres mientras mi mente proyecta miles de pensamientos negativos.