Capítulo 17🃏

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ADELINE IVANOV

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ADELINE IVANOV

Mi mente no deja de pensar en aquellas palabras del gobernador, he estado todo el maldito día pensando en ello. Aunque Keegan ha montado una súper fiesta en su casa para festejar, mi mente está en otro lado.

Me acerco a Vicent y me lo llevo a un costado, lejos de la música.

—¿Cuándo vendrá Khlaus?—inquiero de mala gana.

Su sonrisa se borra y se centra en mí.

—No lo sé, tal vez no venga.

No, necesito respuestas. Las respuestas que solo él me las dará.
Me paso por su lado y camino hacia Keegan, está sin camisa bailando en medio de la pista con miles de personas a su alrededor, como una especie de rey.

Me meto y lo tomo del brazo, logrando sacarlo de allí.

Está ebrio y sé que no es por felicidad, su libertad solo ha sido una excusa para beber sin parar. Su hermano cumplió su parte, luego será nuestro turno y eso a él no le agrada demasiado.

—Holaaaa, heeermosa—pronuncia con dificultad.

Siento el olor a alcohol inundar mi nariz.

Keegan me toma de la cintura y pega su cuerpo contra el mío, al mismo tiempo que empieza a besar mi cuello. Estoy a punto de caer en la tentación pero recuerdo a lo que he venido.

—Espera, Keegan—pronuncio mientras lo Quito.

Él hace un puchero y siento que mi corazón se estruja al verlo de esa manera, sus pupilas están dilatadas y su cabello desordenado pero se ve tan jodidamente tierno.

—¿Ya no quieres a este lindo bombón?—dice y ríe de forma exagerada.

No puedo evitar soltar una risa pero luego vuelvo a ponerme seria.

—No me distraigas—expreso—. Vine a preguntarte por Khlaus, ¿cuándo vendrá?

Su expresión cambia repentinamente y se pone serio, se separa de mí sin dejar de mirarme a los ojos.
¿Por qué carajos se pone así? Me causa demasiada intriga.

—Agh—dice asqueado—. ¿Me sacas mi diversión tan solo para preguntar por él?

Siento resentimiento en sus palabras y quizás hasta... ¿celos?

Suspiro y estoy por hablar pero una voz ronca y varonil habla a mis espaldas, causando un escalofrío.

—¿Me buscabas, preciosa?

Volteo rápidamente y lo veo a él, viste más informal, tiene una camisa blanca con un pantalón azul oscuro junto a sus tennis blancos. Su Colonia es exquisita y todo el aire se ha contaminado con ella.
Su sonrisa sigue presente en su rostro, esa mirada intensa está sobre mí y por alguna razón llego a la conclusión de que los hombres más sexis son los más peligrosos.

La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora