Capítulo 57🃏

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ADELINE IVANOVA

—¿Qué quieres que haga con ella?—pronuncia Khlaus.

Aún en el piso abrazada a mis piernas y con el cuerpo lleno de sangre, levanto mi cabeza y lo miro a los ojos.

—Solo llevala a alguna parte hasta que sepa que hacer.

Mis palabras salen fríamente de mi boca.

Asiente con la cabeza y le da la orden a los dos Voyevikis que ha traído como ayuda, hace media hora que está aquí desde que lo llamé y se está encargando de absolutamente todo. Tiene guantes en sus manos y está eliminando cualquier prueba que pueda comprobar lo que sucedió aquí.

Ya no lloro pero mi mirada es turbia y oscura.

Cuando lo pierdes todo, cuando llegas al límite de la mismísima oscuridad, es ahí cuando una nueva persona se crea dentro de tí. Una persona que no tiene nada que perder y es capaz de hacer cualquier cosa.

Reacciono nuevamente cuando veo a Khlaus agacharse para estar a mi altura, está tranquilo y neutral como siempre. Ha limpiado escenas de homicidios más de lo que se me pueda ocurrir y quizás sería igual de fría que él si no fuera que es el cadáver de mi madre.

Saca unas tollas húmedas y comienza a limpiar la sangre de mi rostro mientras se concentra en ello.

Me trata como si fuera una muñeca de porcelana, me limpia delicadamente y yo ni siquiera me inmuto.

—Tienes que sacarte la ropa—habla en un tono bajo.

Lo miro nuevamente y me pongo de pie, me ayuda a quitarme el vestido hasta quedar en ropa interior y lo mete en una bolsa negra junto a los zapatos.

Sigue limpiando cada rastro de sangre de mi cuerpo, lo hace hasta dejarme impecable de la manera que se puede con unas simples toallas higiénicas. Me quedo allí parada mientras él ordena que se deshagan de mi ropa y todo lo demás.

Me da una mirada y luego lo veo sacarse la camisa negra que lleva puesta para ponérmela a mí. Lo hace en silencio y abotona todos los botones, la camisa a penas cubre mis muslos.

—Tenemos que irnos—dice.

Doy una última mirada a la casa y todo se ve tan normal, como si nada hubiera pasado.

Me doy la vuelta y comienzo a caminar, Khlaus apoya su mano en la parte baja de mi espalda y me acompaña en silencio.

Tuvo que hacerse cargo del hombre de seguridad porque fue el único que me vio entrar a la casa.

Me he cargado dos muertos el dia de hoy.

Khlaus y yo nos subimos a la parte trasera de la camioneta y encienden el motor mientras también se llevan mi auto. Trago saliva y me acuesto sobre el hombro desnudo de Khlaus.

Me sorprende sentir su brazo atraerme hacia su cuerpo en un intento de abrazarme.

Cierro los ojos mientras intento borrar todo de mi mente.

Me sobresalto y me doy cuenta que acabo de despertar, no sé cuánto tiempo ha pasado pero sigo sobre Khlaus y la camioneta ya no está encendida. Me incorporo y logro ver por la ventanilla que hemos llegado.

Me bajo de la camioneta con las pocas ganas de vivir que me quedan, Khlaus hace lo mismo y ambos entramos a la finca en completo silencio. Al entrar a la casa veo a Keegan que nos observa de una manera especial y sigo de largo hacia mí habitación. Cierro la puerta con la cerradura y me tiro en mi cama con el alma destruida.

Khlaus no me ha pedido explicaciones de nada, le pedí ayuda y simplemente me ayudó.

La cabeza se me explota, ni siquiera soy capaz de tener algún pensamiento. Mi celular vibra y miro la pantalla sin ganas, son cientas de llamadas de mi padre y de Vincent, no pienso atenderlos.

La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora