ADELINE IVANOVA
—¡Adeline espera!—gritan al unísono cuando me salgo de la sala mientras me visto a las apuradas.
Ellos lo sabían.
Sabían lo mal que me hacía sentir mi familia dejándome en segundo plano y aún así les valió mierda.
A mí también me van a valer mierda.
—¿Esperar qué? ¿Acaso ahora me van a dar una clase de psicología oscura y lo débil que me muestro?—les digo con resentimiento.
A penas tienen el bóxer puesto y los tengo a ambos de frente, dos malditos hermanos que causan caos en mi vida. Nuestras miradas se cruzan y los fulmino.
—Todo se puede explicar—dice Keegan.
—Ven y hablaremos—agrega Khlaus.
Ay qué lindo, los hermanitos se pusieron de acuerdo.
Idiotas.
Río sarcástica y vuelvo a mirarlos.
—Cuando las cosas se tienen que explicar es porque ya no sirven—pronuncio seria.
Keegan suspira alterado, está tenso y busca mi mirada todo el tiempo. Quisiera decir que estoy decepcionada de él pero no puedo decirlo, no soy capaz de pensar que me causa él en este momento. En cambio Khlaus, ese maldito me está doliendo demasiado. Quiero golpearlo, y es que se ve tan tranquilo, tan inculpable, ni siquiera le causa un poco de remordimiento.
¿Qué puedo esperar de él?
Es el Pakhan de la mafia rusa y no llegó a ese lugar siendo un santo sentimental.
Tal vez Keegan siempre tuvo razón y Khlaus asesinó a su padre para tomar todo el maldito control. No pondría las manos en el fuego por Khlaus jamás.
Me acerco unos pasos hacia ellos y los observo uno por uno de cerca, mi pecho sube y baja alterado.
—¿Saben qué? No me deben explicaciones de sobre a quien se follan o no porque a fin de cuentas no somos nada—hablo firme—. Pero créanme que jamás les perdonaré haberme utilizado para reemplazar a alguien más—expreso mirándolos a los ojos.
Khlaus traga saliva y se mantiene serio.
—Si lograron conocerme un poco todo esté puto tiempo que he estado aquí sabrán que no perdono—espeto alterada—. No perdono a mi madre, mucho menos le daré el perdón a dos malditos extraños.
Aquellas últimas palabras las solté con toda la intención de dañarlos y estoy más que segura que lo logré porque pude verlo en sus rostros cuando me oyeron decir aquello.
Estoy por voltearme para irme pero un fuerte agarre en mi muñeca me detiene, me suelto de inmediato y volteo a ver. Me topo con Khlaus, aún con su porte serio y sus ojos celestes sobre los míos. Sabe perfectamente que me ha dañado y aún así no le causa nada.
—Lo que pasó entre nosotros no fue ningún reemplazo de nada—pronuncia con la voz ronca.
¿Khlaus dándome explicaciones?
Es un idiota si cree que me creeré eso.
Yo solita me metí en este juego de manipulaciones y tendré que aprender a jugar mejor para salir de ahí.
Me acerco lo suficiente como para que nuestras respiraciones se choquen y lo miro a los ojos fijamente.
—Entre tú y yo no ha pasado más que sexo, cariño—le digo con una sonrisa vengativa.
Puedo sentir como le he dado una patada a su maldito y enorme ego.
Lo dejo sin palabras y giro mi cabeza para ver a su hermano.
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La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||
AzioneUna abogada corrompida por sus propios demonios. Una mafia sangrienta y peligrosa. Dos hermanos capaces de hacer arder el mundo por conseguir lo que quieren. Una pasión implacable que causará una desastrosa guerra de poder en Rusia. > #1 borderl...