Capítulo 47🃏

6.8K 499 93
                                    

ADELINE IVANOVA

Después de la charla sádica con los hermanos, siento un poco de paz. Quizás mi mente llegó a despejarse y darme un respiro de todos los tormentos que pasan por ella.
Estar parada en medio de la finca, a kilómetros de la casa y de todos. Frente a mis ojos hay dos árboles enormes que sostienen una hamaca paraguaya que se ve muy cómoda. El cielo celeste da tranquilidad al vacío lugar. Trago saliva y cuando caigo en cuenta de lo que hago aquí, noto a Keegan y Khlaus a mi lado.

Sus aromas son exquisitos y daría todo por oler su cuello unos segundos.

No puedo creer que se me están volviendo una adicción, es como si estuviera conectada en cuerpo y alma con ellos.

Respiro hondo y mi mirada se cruza con la de Keegan, tan sexy y provocador como siempre. Repasa mi cuerpo de forma deseosa y siento un cosquilleo.
Khlaus está a su lado, frío y calculador, pero su mirada expresa lo mucho que me está deseando. Fueron tan solo cinco días pero se siente una puta eternidad.

—¿Qué hacemos aquí?—inquiero intentando sonar normal.

Keegan camina arrogante y se sienta sobre la hamaca.

Sus músculos se marcan cuando cruza sus brazos y no puedo evitar observarlos.

—Queremos que te relajes, después de un largo trabajo.

Sus palabras son tan insinuantes que no me hace falta pensar para saber la intención detrás de ellas.

—¿Acaso no me veo relajada?—digo provocativa.

Una risa amarga se escucha a mi lado, volteo a ver a Khlaus que sigue allí parado. Sus labios rojizos están húmedos, su quijada marcada y sus ojos celestes hacen que se me vuelve la cabeza.

Qué mierda estoy haciendo.

Esto solo tiene que ser deseo, no puede ser más.

¿Qué tienen estos malditos hombres?

No debo dejarme llevar, mi plan sigue en marcha y no lo detendré por nadie.

Cada vez estoy más introducida en el poder de la mafia, incluso he recolectado bastantes datos importantes. Sólo es cuestión de inteligencia y paciencia.

Khlaus se acerca hacia mí, siento su calor corporal encima mío. Trago grueso cuando su nariz roza la parte trasera de mi oreja.

—Sólo nos relajaremos un rato—susurra.

Dios mío.

No tengo que caer en la tentación.

Mi corazón está latiendo a mil y me siento una maldita tonta por eso, no puedo creer la reacción que tiene mi cuerpo ante él. Cierro los ojos con fuerza y no puedo evitar soltar un jadeo cuando envuelve mi cintura con su enorme y fuerte brazo.

No puedo... Yo... Maldita sea.

No me resisto, el deseo y la tensión sexual es mucho más fuerte. Como si lo hiciera a máxima velocidad, me giro y envuelvo mis brazos en su cuello para atraerlo, devoro su boca sin esperar un instante. Sus labios me reciben de inmediato y ambos nos besamos con la misma pasión. Es un beso desesperado, sexual y demasiado emocional.

Manosea mi cuerpo y me besa como si tuviera una grave abstinencia de mí.

Mi respiración está agitada, Khlaus muerde mi labio inferior y suelto un leve gemido. Nuestras bocas se mueven sincronizadamente y el calor aumenta cada vez más.

No sé cuánto tiempo pasa, pero nos separamos. Mis labios están rojos y lastimados al igual que los suyos.

Mi pecho sube y baja con rapidez, decido mirar a un costado y noto que Keegan se puso de pie. Está enojado, todo su cuerpo lo expresa, la rabia lo está carcomiendo por dentro y aunque intenta ocultarlo no lo logra.

La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora