Capítulo 39🃏

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ADELINE IVANOVA

A veces está bien dejarse llevar, vivir sin ataduras y poder ser libre.

Quizás hoy me he soltado más de lo planeado. El clima entre los hermanos y yo se ha vuelto un poco diferente e intenso. Es como si con ese baile nos hubiésemos conocido de una manera que antes no lo hacíamos.

He venido al elegante baño para retocar mi maquillaje, después de aquella escena icónica todas las personas nos empezaron a poner demasiada atención y lo mejor de todo es que lo he disfrutado, he podido sentirme cómoda y contenta sin necesidad de preocuparme por lo que dice la gente.

Me encuentro frente al espejo retocando mi labial rojo, el baño de mujeres está vacío al menos hasta que la puerta se abre haciendo un chillido. No le presto atención pero siento una extraña sensación cuando la presencia de aquella persona que acaba de entrar se posiciona a mí lado, en un completo silencio.

Respiro y volteo a ver, aunque mi intuición hace todo el trabajo adelantado.

Camille.

La hermosa y perfecta francesa se para a mí lado con una sonrisa radiante, deja su cartera sobre el lavamanos y me dirige una mirada peculiar.

—Gran baile—comenta en un tono amable.

—Gracias—pronuncio sin interés.

Me enfoco en mi reflejo en el espejo y la veo hacer lo mismo, saca su maquillaje y comienza a retocarse.

El silencio es demasiado pesado.

—Ustedes tres tienen demasiada química—vuelve a hablar—, se notó en la pista.

¿A dónde quiere llegar?

Mi paciencia es poca.

—Así parece—respondo cortante.

El tiempo se hace lento y denso.

—¿Son pareja?—inquiere poniendo toda su atención en mí —, es decir, una relación poliamorosa.

Suena amable, incluso tierna pero estoy segura que sus intenciones son todo lo contrario a ello, de todas maneras debo fingir y comportarme.

La miro a los ojos de una forma intimidante, sonrío.

—No soy de poner etiquetas—pronuncio—. Me gusta ser y sentirme libre.

Su expresión cambia, noto en sus ojos una oscuridad bastante familiar.

He logrado debilitarla y es mi momento de tomar el control de esta intensa conversación.

Me acerco a ella, recorro su rostro con detenimiento sin dejar de sonreír para luego mirarla a los ojos y hablar.

—¿Camille, verdad?—inquiero fingiendo ser amable.

Asiente con la cabeza.

—Soy Adeline—le informo.

Traga grueso e intenta reponerse.

—He escuchado sobre tí—dice en un tono neutro.

Mi sonrisa se ensancha y no le quito la mirada.

—Oh, no tenía idea de que era famosa —expreso divertida.

Me sigue el juego y se ríe.

Cabello rubio, ojos celestes, tez blanca, nariz perfecta, escultura perfecta... parece toda una Barbie y lo peor de todo es que no es cualquier Barbie, hay algo en ella mucho más que un dulce y engañoso rostro.

—Supongo que los hermanos Petrov te han hablado de mi, ¿o no?—pregunta en un tono más seguro.

Por alguna razón algo se estruja en mi estómago.

La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora