La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||

Capítulo 60🃏

ADELINE IVANOVA

Hoy.

Mi vida se ha desbordado aún más desde que Keegan y Khlaus Petrov entraron a mi vida, he pasado por miles de emociones y momentos que tal vez no fueron los mejores. Quisiera arrepentirme pero no puedo, ellos me han hecho sentir una conexión tan especial que no había logrado con nadie.

Pero todo tiene un ciclo en la vida sobre todo los buenos momentos.

Suspiro y termino de maquillarme, abro el cajón para ponerme el perfume que Kaia me regaló y me desespero totalmente al no ver la cajita del test de embarazo, recuerdo muy bien que lo había guardado aquí. Siempre cierro mi habitación y nunca entra nadie, es imposible que haya desaparecido.

Mierda.

Esto es malo, muy malo.

Sólo pido que no haya caído en manos de ninguno de los Petrov porque solo complicaría las cosas.

Coloco una mano en mi frente e intento respirar con tranquilidad, estoy harta del éstres que estoy pasando todos los putos días, no puedo soportarlo. Me siento irritable, me siento enferma, estresada, de mal humor, esto es una mierda.

Voy a ignorar lo que acaba de pasar y voy a mentalizarme que simplemente me confundí y lo escondí en otro lugar.

Sí, eso es.

Suspiro y salgo de la habitación, camino por el pasillo y bajo la escalera con cuidado hasta llegar a la sala principal, pongo los ojos en blanco de una manera desagradable cuando me encuentro con Vincent frente a mí. Está parado observándome, viste de traje negro como siempre y tiene las manos en los bolsillos.

Sus ojos oscuros se cruzan con los míos y suspiro.

He estado evitándolo.

Sé qué tal vez tendría que aprovechar tenerlo como hermano pero no puedo, cada vez que lo veo me trae todos esos recuerdos horribles y lo que menos necesito en este momento es pensar en la jodida familia que me persigue de por vida.
No quiero saber nada, no quiero ser parte de nada, he vivido siempre sola y el enterarme de todo esto ahora no lo cambia nada.

Soy yo y nada más.

—¿Vas a seguir ignorándome?—pronuncia serio.

Paso por su lado y me toma del brazo suavemente.

Mi mirada asesina se clava en él y me suelta de inmediato.

—No tenemos nada de qué hablar—hablo.

Él suspira.

—Claro que sí, no puedes negar todo y seguir con tu vida normalmente—responde molesto.

Sí que puedo.

Mi supuesta madre biológica está muerta, no necesito saber nada más.

Estoy tratando de alejarme de todos ellos y lo único que hacen es seguir persiguiéndome. ¿No pueden simplemente hacer como si yo no existiera?

Son personas que no necesito en mi vida.

Y por fin he tenido la valentía de aceptarlo.

—Ya sé todo lo que tenía que saber, por favor déjame en paz de una maldita vez—expreso con rabia.

Traga grueso.

Me mira con esa mirada amable y cariñosa con la que me ha mirado desde el primer momento.

Ni siquiera puedo asimilar qué es mi hermano y ya ha pasado tiempo desde que me enteré.

Ojalá no nos hubieran separado y hoy tendríamos una gran relación, tener a Vincent en mi vida me hubiese ahorrados tantos traumas...