Capítulo 25🃏

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ADELINE IVANOVA

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ADELINE IVANOVA.

Nunca había sentido algo así pero definitivamente reconozco esa emoción que está esparciendose por mi cuerpo.

Vergüenza.

Me he alterado lo suficiente como para que todo el mundo se entere de mi vida sexual. Los hermanos Petrov me observan fijamente con el ceño fruncido, intento pretender que tan solo ellos están presentes pero de igual manera me siento incómoda.
Keegan me observa confundido y al mismo tiempo como si estuviera molesto. La cara de su hermano es casi igual, tan solo que Khlaus se ve frío y aterrador. Me he dado cuenta que al menos tengo algo en común con él, ambos somos capaces de ser perfectamente tiernos y oscuros al mismo tiempo.

Suspiro y acomodo un mechón de cabello molesta y a la misma vez nerviosa.

Desearía que alguien diga algo justo en este momento porque no soy capaz de emitir algún sonido, me han agarrado desprevenida y no sé que hacer o decir. Para completar, la tal Kaia está a unos metros observando todo con sus pequeños ojos azules.

Khlaus voltea para ver a su hermano con una expresión neutra y luego me mira a mí.

—¿Te la acabas de follar y ni siquiera te cuidas?—pronuncia con un tono duro.

Keegan levanta sus cejas automáticamente y yo solo vuelvo a suspirar.

No puedo creer que esto me esté ocurriendo.

—No hemos follado, Khlaus—digo en un tono firme y con el rostro serio.

Ambos me miran como si fuera la peor persona en esta tierra, cada uno por distintos motivos, claramente.
Comienzo a ponerme de mal humor, suelto un suspiro cargado y espero a que alguno de los dos reaccione y me vaya a comprar mi puta pastilla en vez de hacer tantas preguntas.

—¡¿No pueden tan solo decirme en donde puedo comprarla?!—digo alterada por  completo.

No conozco el lugar, además, está finca está lejos de todo.

Keegan pasa una mano por su cabello y se hace un paso al costado, su hermano posa su mirada en mí y a juzgar por su expresión confusa, sé que va a soltar algo por su boca. Hace el intento pero se arrepiente, ahora es el pelinegro el que decide hablar.

—¿Te follaste al imbecil ese?—ataca Keegan, con el ceño fruncido.

¿Escena de celos? Pf, a mi nadie me hace una escena de celos, pregúntenle a Max como le fue con eso.

De todas formas, admito que se ve demasiado sexy enojado y celoso, sus ojos se achinan junto a una expresión extraña que hace que mis hormonas se descontrolen.

Con Max siempre nos hemos cuidado, tan solo fue un momento de placer. Solo que lo había olvidado por completo y necesito urgentemente esa pastilla, cuanto más rápido la tome, más efectiva será. No pienso quedar embarazada. No ahora. No de Max.

La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora