Capítulo 12🃏

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ADELINE IVANOV

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ADELINE IVANOV.

Estoy nerviosa, demasiado para lo que estoy acostumbrada. Mi seguridad siempre me ha ayudado a ganar los casos pero esta vez es diferente, tengo miedo de perder y eso comienza a hacerse una opción.

Tengo que ganar. No puedo permitirme perder, sería una deshonra a mi título, a mis años ejerciendo la profesión.
Para los demás es importante porque es contra el mismo gobernador, pero para mí eso es lo de menos, no solo estoy tratando de ganarle al gobernador lo estoy haciendo para ganarle a la mafia rusa.

Me encuentro en el patio trasero del tribunal, mi espalda está apoyada en un árbol mientras que me prendo un cigarro para calmar la ansiedad.
Oigo unos pasos cerca de mí y levanto mi vista, me sorprendo al ver al gobernador frente a mí. Ni siquiera ser su nombre pero ser político lo hace importante.

Suspiro y corro mi mirada de él pero siento que me observa de pies a cabeza.

—¿Tienes fuego?—pronuncia.

Levanto la mirada y lo veo con un cigarro entre sus dedos, sin decir una palabra le extiendo mi encendedor y este me agradece con una sonrisa.

Comienza a fumar y por alguna razón se queda junto a mí, está tratando de incomodarme pero no lo logrará.
El silencio es incómodo hasta que él decide romperlo, su mirada se fija en la mía y pronuncia:

—¿Cómo es que pasó?

—¿Qué?—pregunto confundida.

—¿Cómo es que una mujer tan hermosa e inteligente como tú, defiende a criminales?—replica.

Fácil, estoy consumida por mis propios demonios.

Apago el cigarro y me incorporo, quedo a unos centímetros de su rostro y mi mirada fija en él, sonrío como una desquiciada para luego hablar.

—Soy algo así como un comodín, señor gobernador—le digo en un tono sensual—. Para mí todos los días son diferentes, todos los días soy otra persona. Tal vez algún día tenga suerte y le toque verme en una faceta linda, correcta y educada—pronuncio con tranqulidad—. Pero le aseguro que hoy no será.

Sin esperar a que hable me doy la vuelta y vuelvo a adentro, llego al pasillo y mi mirada se concentra en Keegan. Está nuevamente vestido de traje, sentado en el asqueroso banco del pasillo, sus manos están esposadas pero sin embargo hay despreocupación en él.

Vincent está frente a él, observando unos papeles.

Me acerco a ellos y ninguno se inmuta, me siento al lado de Keegan y logro que nuestros cuerpos estén muy cerca. Él no me mira y sé que es una especie de castigo hacia mí, su indiferencia.
Estoy aburrida y harta de esperar, lo que eso significa es que me tendré que divertir de otra manera y qué mejor con el ardiente mafioso Keegan Petrov.

Deslizo mi mano y la coloco en su pierna izquierda logrando rozar su intimidad, apreto suavemente y noto como todo su cuerpo se tensa. Sigue con la vista al frente y sus manos se hacen un puño a medida que sigo acariciando su pierna.
Me pegó más a él y acerco mis labios húmedos a su oreja, el calor de mi aliento choca con él cuando hablo.

La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora