No sé cuanto tiempo he pasado inclinada, de rodillas. Solo sé que en algún momento, ya no quedaron más lágrimas por llorar. Mis movimientos se volvieron mecánicos. Me puse en pie y miré alrededor. Todo estaba destrozado. Trozos de mármol tirados por el suelo, columnas medio derruidas, y un boquete en el techo que dejaba entrar una leve brisa, y los rayos del sol, que caían directamente sobre Bianca. Irónico, ¿No? El sol la da, como si quisiese calentar su ya frío cuerpo.
Héctor y Kyle están arrodillados al lado de Román, que ha despertado y en algún momento se ha acercado y a visto a Bianca. Está destrozado. Como todos. De normal me acercaría. De normal tendría palabras para él. Quizás no de consuelo, pero sí de ánimo y esperanza. Pero para mí ya no queda nada de eso. Solo una oscuridad opaca, y una leve chispa, que amenaza con incendiarme entera.
El enojo surge mirando el cuadro. Román derramando lágrimas al lado de Héctor e Izzy, y Kyle detrás, dando su soporte. Mi familia. mi familia hecha pedazos por la muerte de una persona muy querida. Y todo esto, es culpa de Hera y su estúpida maldición, y su estúpida arrogancia, y su estúpida venganza.
-¡HERA!- Grito fuera de mí.- ¡HE SUPERADO TUS ESTÚPIDAS PRUEBAS! ¡TERMINA DE UNA MALDITA VEZ CON ESTO!
Espero con el corazón lleno de rabia. Nada. Espero, cada segundo aumentando el fuego negro de mi interior. Cuando estoy a punto de volver a gritar, una luz blanquecina aparece. Entrecierro los ojos, cegada, y espero a que disminuya la luz.
-Debería castigarte por tu insolencia, hija de Poseidón. Pero lo pasaré por alto esta vez.- La voz es fría, casi impersonal. Nada como la última vez.
-¿Ya se te pasarón las ganas de matarme?- Escupo ácidamente, mirándola con rabia.
Hera se limita a pasar una mano por su ya muy estirado vestido blanco, y mirarme con con indiferencia.
-¿Me has llamado solo para insultarme? Porque no tengo tiempo para una semidiosa enfadada.
Me hierve la sangre, y un bufido escapa de mi boca. A mi alrededor, mis amigos se han ido acercando para oir la conversación. Y por sus caras, están tan cabreados como yo.
-Quiero que te des cuenta de lo que tu jodida maldición ha hecho.- digo enfurecida.- Quiero que elimines la patética maldición que pesa sobre los descendientes de Heracles. Y sobre todo, quiero que bajes al Hades y recuperes a Bianca.
-¿Perdón? Sabes que no puedo hacer eso. Es Hades el que decide quién vive y quién muere. Y de todas formas, no lo haría si pudiera. Murió por meterse en medio de una tarea que no era suya.
Un grito ahogado suena a mi espalda, y me giro a tiempo de detener a Izzy, que se abalanza con furia sobre Hera.
-Tu, arpía...- Masculla Izzy debatiéndose entre mis brazos.
-Izzy, calmate por favor, estamos intentando que no nos mate.- Murmura Héctor mientras la sostiene.
- Bianca murió porque tú condenaste a una muerte injusta a su amiga.- Me giro al oir la voz de Román, quebrada.- Ella no hizo nada para merecer tu odio. Acepto tu maldición, aunque nada hizo por merecerla, lucho por su vida sin quejarse, y hubiese venido sin nosotros de haber sabido que alguien moriría. Incluso te trató con respeto cuando no debería haberlo hecho. ¿Y tu la condenas solo porque su antepasado hizo algo que a tí no te gustó? Es algo lamentable. Si alguien merece morir eres tú, no Bianca, ni Ella. Guardar rencor siempre ha sido propio de dioses, pero esto supera las expectativas. Los descendientes de Heracles no son él, por mucho que te empeñes en pensar que sí.
-¡Cómo te atreves! ¡Insolente! ¡Estás hablando con la diosa Hera!- Los ojos de la diosa se convierten en fuego, y su aura empieza a emitir calor y brillar.- ¡Ese criajo de Heracles casi destroza a mi familia! ¿Y te atreves a decir que sus descendientes no son iguales? ¿Acaso Ella no ha roto vuestra familia? Es culpa suya que vosotros estéis aquí. La prueba era para ella sola. Es culpa suya que la hija de Hades esté muerta. Si hubiese venido como debería, no hubiese muerto. Es su egoismo el que os ha destrozado. Tal y como hizo su progenitor. La misma sangre corre por sus venas. Siento su misma arrogancia en ella.
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Hijas de Dioses: La maldición de Heracles
FantasyA Ella siempre le ha faltado algo en su vida. Un padre. Pero, al descubrir quién es, se ve obligada a irse a un nuevo lugar, donde una maldición la perseguirá y se verá obligada a luchar o morir. Entrenada desde la infancia, tendrá que tomar decisio...