Capítulo 4: Captura la bandera

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*En la foto os dejo a Izzy. Espero que os gustee!*

Hoy es viernes. Con ese pensamiento en mente, me levanto de la cama. Me estiro, y me dirijo al baño. Mi pelo sigue igual, lo cual me alegra muchísimo. Como me dijo una hija de Afrodita el otro día, quedaba "de muerte" con mis ojos. Añadan el tono pijo.

Me pongo unos shorts rotos con tirantes que cuelgan por los lados, y una camiseta de tirantes. Estoy nerviosa. Hoy toca jugar a Capturar la bandera, y como Kyle no está, las alianzas las hago yo. La bandera ahora mismo la tiene la cabaña de Atenea. Yo me he aliado con Ares, Hades, Apolo, Hermes y Demeter. El resto de cabañas van con Atenea.

El día pasa rápido, demasiado rápido. Y aún no se con que arma voy a combatir. Los hijos de Hefesto se han ofrecido a hacerme un arma, pero no se aún porque, les dije que no. Ahora me siento estüpida, pero sigo teniendo el presentimiento de que no hace falta que me forjen una.

-¿Qué, hija de Poseidón? ¿Lista para dejar por los suelos a Atenea?-Noto una palmada en la espalda y veo a Héctor a mi lado. Últimamente está muy simpático conmigo. Se ha convertido en un buen amigo.

-¡Claro que sí! Mañana no podrán ni levantarse de la paliza que les vamos a dar. Esa bandera será nuestra.- Sonrío y le hago un hueco para que se siente a mi lado.

-Y, ¿que estrategia deberíamos usar, sabia hija del mar?- Héctor pone un tono serio de broma y me pasa un brazo por los hombros.

-Deberíamos hacer creer a Atenea que son más listos que nosotros.- Imito su tono de seriedad fingida.

-Ah, pero son más listos que nosotros. Mejores estrategas.- Sigue fingiendo, y se acerca más a mí.

-Entonces, haremos lo contrario a lo que creen que haremos, mi querido Watson. Sois hijos de Ares. Arrasaréis sin ningún cuidado. Pues iremos sigilosamente.- Veo que esboza una sonrisa a medias divertida y malévola. Es increíblemente sexy.

Aparto esos pensamientos de mi cabeza. Es un amigo. Solo eso.

-No está mal. ¿Qué recomiendas?- Me susurra en la oreja, y un escalofrío me recorre de pronto.

-Árboles, agua, camuflaje, sigilo.- Hablo pausadamente, suplicando que mis dotes de actriz sirvan para que no se de cuenta de nada.

-EH VOSOTROS DOS. YA ES LA HORA DE CENAR. SI OS DAIS PRISA, OS QUEDÁIS SIN ELLA.

No se si abrazar o matar al que nos ha interrumpido. Héctor se levanta quejándose, y yo intento disimular mi respiración agitada. Sonrío con aplomo y nos acercamos bromeando al comedor. Quizás solo me he imaginado que coqueteaba conmigo. Si, no creo que Héctor esté interesado en mí.

Me siento en mi mesa pensando en todo lo que sé de Héctor. Tiene 16 años. Uno más que yo. Su madre es de Florida, y es Coronel en el ejército. Allí conoció a Ares. Luego, la cambiaron de base y se mudó a New York. Sé que sus armas favoritas son la lanza y el hacha. Sé que si no le conoces, da la impresión de borde, pero resulta que es su modo de ver las cosas. Sé que tiene cosquillas en las rodillas. No preguntéis como sé eso.

-Ella, ¿Piensas ir a prepararte o vas a quedarte mirando al plato mucho más?

Me sobresalto, levanto la vista y me centro en la cara de Izzy, a pocos centimetros de la mía.

-¡Qué susto me has dado Izzy! Ya voy. Solo estaba...- Izzy me interrumpe.

-Si, si, pensando, ya.- Usa su sarcasmo habitual.- Y mirando de reojo a Héctor también. Vamos Ella, me he dado cuenta. No te molestes en negarlo.

Hijas de Dioses: La maldición de HeraclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora