Ella...
En un momento, estamos preparadas. Con una seña, mando a que se coloquen una a cada lado de la puerta, y me quedo yo enfrente. Con un poco de suerte, le pillaremos desprevenido. Un graznido resuena por el pasillo. no puedo evitar rodar los ojos. ¿Otra maldita vez graznidos? ¿Pero esto que es? ¿El club de los graznidos? Primero el águila de prometeo, luego las arpías, y ahora, ¿Qué?
Mi respuesta no tarda en responderse. Veo unas sombras moverse al final de túnel, que se acercan rápidamente. Salen disparados por la puerta, con los ojos puestos en mí. Son dos, cabeza de águila, cuerpo de león, alas... Grifos. ¿Por qué demonios siempre me tocan las criaturas aladas? ¿Es que no existen más monstruos en el mundo? ¿Esto que es, el club de monstruos voladores?
Resoplo, y dejo las ironías a un lado, al ver a Izzy y a Bianca atacar. La flecha de Bianca atraviesa el ala de uno de los grifos. Con pontente graznido, cae al suelo, su cuerpo de león tensándose para saltar. La lanza de Izzy no consigue alcanzar su objetivo por un movimiento del grifo, pero aún así, impacta en una de las patas con fuerza.
No sé que sería de mí sin ellas. Sigo vivas gracias a ellas. Saco mis dos espadas, y las alzo antes de que el león salte sobre mí. Consigo frenar el zarpazo, esquivando las garras y clavando una de mis espadas en la parte almohadillada. Eso le dolerá, y le hará más lento.
Veo una de las flechas de Bianca, junto a la lanza de Izzy, abatir a uno de los grifos. Lo registro en mi mente, sin dejar de vigilar al otro. Concentrándome, hago que la tierra vibre, y se desmenuce. El grifo salta para ponerse a salvo, pero entre la herida de la pata y el ala rota, lo tiene difícil. Con movimientos resueltos, me acerco al grifo, y de un solo golpe de ambas espadas, le envio a lo más profundo de la tierra.
Frunzo el ceño, mientras me seco el sudor de la frente, y me acerco a Izzy y Bianca. El reto me ha parecido fácil, demasiado fácil.
-¿Soy la única a la que esto le ha parecido demasiado fácil?- Izzy bocaliza mis pensamientos. Niego con la cabeza, preocupada.
-No, eso no es bueno. Me temo que esto era solo un entretenimiento.- Me muerdo el labio con furia.
-Esto puede significar dos cosas. Una, nos lo ponen fácil porque quieren que sobrevivamos a la siguiente prueba, y dos, porque todavía no ha llegado el verdadero reto.- Añade Bianca. Frunzo los labios hasta formar una fina linea.
-Sea lo que sea, me enfrentaré a ello.- Miro a Bianca e Izzy, y no puedo soportar la idea de que les pase algo. Bianca, siempre tan lista, siempre con la información necesaria para todo. Izzy, todo afilado, peligroso, un corazón recubierto de metal.
El simple pensamiento de perderlas me está matando. Me hundo en un abismo negro. Es demasiada responsabilidad para una chica de 15 años. Es demasiado peso. Me estoy hundiendo. Si les pasase algo, eso cargaría en mi conciencia durante toda mi vida. Toda una vida pensando que debería haber sido yo.
Reprimo las ganas de llorar, y de hundirme, y clavo las dos espadas delante de mí, soltando un grito de frustración, con fuerza. No es el momento de mostrar debilidad. Y menos cuando dos personas tan importantes para mí como Izzy y Bianca confían en mí.
-Ella, sé lo que estás pensando. Deja de ser negativa. Saldremos todos de esta. No te tortures pensando lo que no es.- La voz de Bianca, pausada y tranquila, es como un bálsamo para mí. Me tranquiliza, y respirando hondo, trato de emerger de las tinieblas.
-Bianca tiene razón, Ella. De nada sirve pensar en lo que puede pasar. Piensa en lo que pasa ahora, y en actuar siempre conforme a tus pensamientos, y lo mejor que puedas. Recuerda que estamos aquí por voluntad propia. Nosotras escogimos venir contigo. ¿Queda claro? ¡Y ahora, alegra esa cara! No es momento de hundirse.- Izzy sonríe con su habitual buen humor.- Y ya verás como dentro de nada, los chicos se nos unirán, y Hera se irá a casita despechada.
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Hijas de Dioses: La maldición de Heracles
FantasyA Ella siempre le ha faltado algo en su vida. Un padre. Pero, al descubrir quién es, se ve obligada a irse a un nuevo lugar, donde una maldición la perseguirá y se verá obligada a luchar o morir. Entrenada desde la infancia, tendrá que tomar decisio...