Ya habían pasado 14 días justos. El viaje hubiese sido mortalmente aburrido de no haberme pasado casi todo el viaje dormida.
Sinceramente, creo que alguién estuvo jugando con mi mente. No se quién. Por otro lado, el poco tiempo que estaba despierta, era un infierno. Es decir, me encanta estar en el mar y eso, pero esta vez, sentía que tenía como una nube en la cabeza, o más bien un muro.
Eso es, una barrera que me impedía centrarme y rememorar las lecciones que mi madre me había dado. Era irritante. Yo sabía que lo recordaba, pero ese muro no me dejaba acceder a la información.
No sabía quién me lo había puesto, pero por los dioses, que me lo quitaran ¡Ya!.
Al amanecer del quinceavo día, por fin dislumbro la costa de New York. Estoy agotada, aunque nadie lo diría por todo lo que he dormido. No, dormir no es la palabra correctar. Mejor digamos, un estado de duermevela inducido. Vamos, agotador teniendo en cuenta todo lo que he luchado contra él para nada.
Al ir acercándonos a la costa, a una cala desconocida para mí, el hipocampo va bajando la velocidad. Al mismo tiempo, mi mente se va deshaciendo del muro que me bloqueaba. Eso, no se porqué, me deja extremadamente débil. El hipocampo me acerca a la playa, y me hace señas.
estoy tan agotada, que creo oir una voz en mi cabeza que dice.- Suerte, hija del mar.
Sacudo a duras penas mi cabeza, y avanzo como puedo por la arena. Apenas puedo cargar la mochila que llevo. Al llegar a una alta duna, ya veo borroso. Lo único que alcanzo a ver, es un prado inmenso, un gran bosque, un lago, y una serie de casa impresionantes. Intento bajar para llegar hasta ellas, pero me tropiezo con mi propio pie y caigo rodando. Dolorida, me levanto, y sigo avanzando. cuando creo que no puedo más, veo a una chica acercarse corriendo a mí. Sin apenas fuerzas ya, caigo de rodillas. Lo último que siento, son unas manos que me agarran para impedir que me caiga, y una voz que grita, atravesando las últimas trazas de mi conciencia.
Al principio, floto como en una burbuja, y lentamente, empiezo a salir de ella. No se oye nada más que el crujido de la madera y el sonido de los grillos. todo está demasiado silencioso. Abro los ojos lentamente. Estoy en una habitación que a juzgar por el aspecto, parece una enfermería.
Estoy sola. Me incorporo despacio, gimiendo ligeramente por el dolor. Me miro el costado, y observo que llevo una venda. Levanto una ceja, tratando de recordar como me la he hecho.
Entonces, recuerdo todo.
Me levanto con cuidado, y me acerco a una silla donde está mi mochila. mi ropa está echa harapos, así que me pongo unos shorts vaqueros y una camiseta que deja al aire mi ombligo. Me miro al espejo que hay en la pared y gimo de horror. ¡Mi pelo! Esta lleno de nudos, sucio de arena.
Busco un peine y trato de arreglar mi aspecto. cuando estoy más o menos presentable, salgo por la puerta. Salgo a una sala donde no hay nadie. Obviamente, no me he dado cuenta de que es muy temprano. deben ser las ocho de la mañana. Voy a salir afuera, cuando casi me doy debruces contra una chica de pelo negro y ojos café que reconozco como la que me agarró para que no me cayese.
-¡Por mi madre que susto!- Me llevo una mano al pecho y respiro hondo. La chica sonríe con timidez y se acerca a mi preocupada.
-¡Perdón! ¿Estás bien? De verdad que lo siento. No te había visto.- Se queda un momento quieta, como sin saber muy bien qué hacer, y luego, apoya su mano tímidamente en mi hombro.
-Si, si, estoy bien, tranquila. Es solo que no te he oido llegar.- La sonrío con confianza. La miro un poco mejor. Es muy guapa, piel muy blanca. Viste un jersey negro amplio, que solo de verlo me da calor, y unos jeans con converse. Y calaveras, calaveras por todas partes. Los pendientes, el colgante, el jersey. ¿A qué me recuerda eso?
-Ah si, lo siento.- Se encoje de hombros ligeramente sonrojada.- Cosas de los hijos de Hades. Al oir eso, recuerdo todo lo que me dijo mi madre. ¡ahora lo entiendo! La barrera se ha ido por fin.
-¡ESO ERA! ¡SEMIDIOSES! ¡DIOS, DIOS, DIOS! NO PUEDE SER.- Entro en pánico y me paseo por toda la sala a punto de estallar en lágrimas. no, no voy a llorar. La chica me mira asombrada y un poco asustada.
-¿Cómo sabes que somos mestizos? ¿Y qué te pasa?- Veo que va a seguir preguntando, pero no puede, porque entonces se oyen ruidos de cascos, y entra por la puerta un centauro. He dicho bien, ¡Centauro!
-Bianca, ¿Qué pasa aquí?- el centauro me mira mientras yo no dejo de dar vueltas retorciendome las manos como una posesa.
-No lo sé, Quirón. Ella solo comentó que no me había oido llegar y la dije que era cosa de los hijos de Hades y de repente gritó algo de que eso era y entró en un ataque de pánico o algo así.- Bianca luce a punto de sufrir un colapso, y eso me tranquiliza un poco. No quiero que la pase nada.
Me siento bruscamente en el suelo, hundo la cabeza en mis rodillas, y respiro hondo, tratando de calmarme. Siento que el tal Quirón se acerca y se queda a mi lado. Levanto la cabeza despacio, y le miro.
-Hola, me llamo Quirón, y soy...-
-Sé quién eres. Quirón, hijo de Cronos y Fílira, gran sabio y maestro de héroes como Áyax, Aquiles, Hércules, Teseo, Jasón.- Interrumpo a Quirón con la voz algo tomada.- Lo sé, se todo. Es solo, que es abrumador ser conciente de que todo es cierto.
Bianca y Quirón se miran, y Bianca se sienta a mi lado, ofreciendome con timidez su compañía. La acepto agradecida, y apoyo la cabeza en su hombro.
-Bien, entonces, ¿Podrías contarnos tu historia?
Suspiro ligeramente, me restriego los ojos y asiento.
-Es largo de contar. Me llamo Ella Castelló. Nací en New York, aunque mi madre, Desiree Castelló, es de Barcelona.
Mi padre nos abandonó cuando nací. Mi madre...- Me atraganto al pensar en ella. Bianca me anima a continuar con un suave apretón de mano.
-Mi madre me enseñó en casa. Dijo que al tener THDA y dislexia, de nada me serviría el colegio. Ella me enseñó griego y latín, cultura clásica, matemáticas, defensa personal, manejo de armas. Nunca tuve amigos. Eramos solo ella y yo. Para mí eso era lo normal. Me costó adivinar que eso no era lo que los otros niños aprendían en las escuelas.
-¿Tu madre te dijo porqué te enseñaba esas cosas?
-Nunca.- digo negando con la cabeza.- Cuando se lo pregunté, dijo que era por mi bien, y que algún día me contaría sus razones.
Quirón asiente y me pide que continue.
-Todo iba bien, hasta principios de este verano. Mi madre nunca me había dejado viajar fuera del área de New York, pero logré convencerla de hacer un crucero por Europa. Aceptó, pero canceló la última parte del viaje, que correspondía a Grecia e Italia. Ahora entiendo porqué.- Mi voz denota pesadumbre, pero intento camuflarlo, no me gusta mostrar mi sentimientos más de lo necesario. lo sé, soy una chica dura.
Con rapidez, le cuento lo que pasó en Inglaterra, y mi viaje de vuelta hasta aquí. Al terminar, Quirón no deja de hacerme preguntas.
-¿Dices que alguién usó la niebla para ocultarte la información de que eras semidiosa? Y no solo eso, ¿Sino que te durmió? Entiendo lo de la información. En cuanto te enteras, atraes monstruos, y hombre, entiendo la utilidad de dormirte para un viaje de quince días, pero, eso no forma parte de la niebla. Eso debió hacerlo algún dios, y no se me ocurren muchos que puedan hacer eso.
Me encojo de hombros, y me vuelvo a apoyar ligeramente en Bianca. Aún esoty un poco débil, aunque ni muerta lo reconozco.
-Ella, ¿Sabes cuál es tu padre Olímpico?- Me pregunta Bianca con suavidad.
Niego con la cabeza, apenada.
-No te preocupes, te reconocerán pronto. Siempre lo hacen.- Entonces, recuerdo algo.
-¡La carta!- me precipito hacia la habitación a coger mi mochila. Al volver, Bianca y Quirón me miran inquietos. Yo agito feliz la carta.
-Se me olvidó decíroslo. Mi madre me dio esto antes de irme. dice que lo ecribió mi padre antes de irse. Me acabo de acordar. Ni siquiera lo he leído.- Abro la carta, ilusionada, y me siento en el suelo. Al abrirla, me llega un aroma a mar. Es refrescante. La carta en si, es corta. Hay dos partes, una para mi madre. La otra, es para mí. La abro y me pongo a leerla.
Ella, sé que posiblemente estes enfadada conmigo por haberme ido, pero cuando leas esto, espero que ya sepas por qué lo hice. Tuve que hacerlo. Sé que tu vida no ha sido fácil, y créeme que lo siento. Pero se fuerte. Algún día, nos veremos. Y quiero que sepas que siempre tengo un ojo puesto en ti. Posiblemente te preguntarás porqué te observo, pero no voy a veros. Son las normas. Lo entenderás todo. Se fuerte, Aella. Sé que lo eres. Una luchadora, como tu madre. Junto a esta nota, te dejo un regalo. Espero que sepas emplearlo bien y con justicia.
La nota no tenía firma. Me quedo mirando la carta en silencio. Él tiene razón, lo entiendo, aunque eso no evita que me enfade. pongo boca abajo la carta, y cae un hermoso anillo. Es simple, de plata. no puedo evitar un gesto de decepción. Pensé que el anillo tendría alguna señal que me ayudara a identificar a mi padre.
-¿Tu nombre completo es Aella? ¿Sabes lo que significa?- Bianca interrumpe mis pensamientos, y me vuelvo hacia ella.
- Si, ese es el nombre que me puso mi madre.- sonrío de lado.- Significa Tempestad, aunque también lo he visto traducido como Torbellino.
-Cierto. ¿Y sabes quién era Aella?
Miro un tanto sorprendida a Quirón.- No, no sabía que hubiese nadie en la mitología con ese nombre.
-¿Quién era Quirón?- Bianca sonrié entusiasmada mientras su timidez desaparece para dar paso a una Bianca nerd. Sonrío divertida ante el cambio. Esta chica me sorprende a cada momento.
-Aella, era una amazona, una de las mejores guerreras de la reina Hipólita. Fue la primera en atacar a Hércules cuando fue allí a robarle el Cinturón. Por desgracia, Hércules acabó matándola. Una pena, era una de las guerreras de confianza de Hipólita. era muy conocida por su perfecto manejo del hacha de doble filo.
-¡Vaya!- Bianca se gira hacia mi fascinada, y la corto antes de que diga nada.
- No, yo no manejo el hacha. Prefiero las espadas. Dos a ser posible.- Hago una mueca.
-¿Dos? ¿No te basta con una?- Bianca se ríe ligeramente.
-Ventajas de ambidiestra.- Sonrío contenta de que salga el tema.
La boca Bianca se abre de asombro.
-¿Ambidiestra? ¡Que guay! ¿Sabes que poquísima gente es ambidiestra? apenas alcanza al diez por ciento de la población.- Definitivamente, esta chica me encanta. Su lado nerd es graciosísimo.
-No lo sabía. Pero gracias. Eso significa que tengo muy pocas probabilidades de encontrarme con otro mestizo ambidiestro.- Pensándolo bien, es una pena, pues no podré entrenar bien con nadie, pero bueno. Estoy habituada.
-Bianca, ¿Podrías encargarte de enseñar a Ella el campamento y demás? Tengo que volver a una clase. Esta noche posiblemente será reconocida pero por si acaso colócala en la Cabaña 11.
-¡Claro Quirón!- Se levanta de un brinco mientras Quirón sale y me tiende la mano. La cojo agradecida y me levanto, cojo mis cosas, y salgo con Bianca.
-¡Ven! mira, esto es la Casa grande. Aquí es donde vive el director del campamento, el señor D, y donde está el oráculo y obviamente, la enfermería.- Bianca tira de mi ligeramente sonrojada.
Sonrío de medio lado, parece que su lado tímido ha resurgido junto a... ¿Eso era ironía?
-Esto es el centro del campamento. allí está el lago, el bosque donde jugamos a capturar la bandera, y aquí el comedor.- Miro a mi alrededor. El comedor es al más puro estilo griego, sin techos, al aire libre. Me encanta.
-Y aquí las cabañas. Están en forma de U. Están numeradas. La uno, es la de Zeus. La dos, la de Hera, aunque es solo honorífica, ya entiendes. La tercera es la de Poseidón.- Bianca sigue diciendome cabaña a cabaña y me fijo en cada una, intentando adivinar en cual estaré yo. Tres me llaman especialmente la atención. La de Poseidón, la de Hades, y la de Hécate. La de Hades es una pasada. Negra, acero estigio, llamas en plan tenebroso. Esa es la cabaña de Bianca.
-Bianca, tu cabaña es una pasada.- Bianca se sonroja, otra vez, pero esta vez de orgullo.
-¿Te gusta? es un poco lúgubre, pero a mí me encanta.- Bianca tira de mí.
-Venga, te voy a enseñar donde están los baños y como funciona todo. De momento te quedarás en la cabaña de Hermes. Hasta que te reconozcan.- sigo a Bianca durante todo el día de arriba a abajo.
Por la tarde, antes de la cena, estoy observando a Bianca en clase de arco. Yo hasta mañana no puedo empezar mi vida de campista, así que me aburro bastante. Estoy contemplando a uno de los campistas. Tendrá mi edad, pero no es capaz de sostener correctamente el arco.
Cuando estoy a punto de intervenir y explicarle todo, noto que me agarran del hombro y me tiran al suelo. Al girarme, veo que dos chicas muy desagradables me miran desde arriba. Son realmente feas. Una es cara caballo, con un horrible pelo color paja. La otra directamente parece un pitbull.
Campistas de Ares. Bianca me ha prevenido contra ellas. Ambas están riendo, y se disponen a agarrarme de nuevo. Ruedo por el suelo y me pongo de pie. De esta no salgo sin soltarlas un puñetazo.
Una viene por detrás, y otra intenta pegarme de frente. Tontas no son. O quizás si. Las dos estrechan el círculo, y yo me dedico a esquivar su torpes pero potentes golpes. Uno de sus puños casi me parte la cara. Entonces, quedan una enfrente de la otra, y solo estoy yo en medio. Cuando ambas me vana pegar, me escabullo por el suelo, con la mala suerte de que ambas se pegan entre sí.
Creo que las he arreglado la cara. Me deben un favor.
Furiosas, se vuelven hacia mí. Cambio de opinión. están aún más feas que antes.
-¡NOVATA! ¡VAS A PAGAR POR ESTO!- Yo solo me río. Sus caras son poemas. No puedo evitarlo. Se acercan dispuestas a destrozarme, cuando una voz las detiene.
-¡LOUISE, SARAH! ¡DEJADLA EN PAZ!- Me giro aún riendo, y me encuentro con una joven de más o menos mi edad. La miro con curiosidad. Las otras dos la obedecen quejándose. Eso me sobresalta. ¿Hijas de Ares obedeciendo a alguién? Esto es nuevo. La miro mejor. Pelo castaño rojizo, ojos claros, cara simpática. No se parece en nada a las otras. Fijándome mejor, veo que tiene un gesto sarcástico y orgulloso. Anotación: no convertirme en su enemiga.
-¡Izzy!- el grito de Bianca me desconcentra. Veo como corre hacia la tal Izzy y se abrazan. Me acerco despacio, dejándoles espacio.
-Izzy, esta es Ella, la nueva.
-¿No me digas?- Dice sarcástica y me río.- si no lo fuera, no te habrían pegado. O mejor dicho, intentado pegar. Nunca han ido muy lista que se diga. Yo soy Izzy, hija de Ares.
-¿Tú? ¿Hija de Ares? pues no te pareces en nada a tus hermanas.
-¡A dios gracias! lo que me faltaba, ser como ellas.- Sonríe irónica.- Lo único que tienen aparte de fuerza bruta es el cerebro de un renacuajo. Pero bueno, son buena gente si sabes como tratarles.
-Si, seguro.- Bianca rueda los ojos irónica y le da un suave empujón.
-Mi verdadera familia es esta petarda hija de Hades.- Izzy le devuelve el empujón mientras ríen, y yo sonrío mientras las contemplo con algo de envidia. Envidia sana, ¿Vale?
Enseguida me llevo bien con Izzy, es muy sarcástica, y tiene un estilo que me encanta. De pronto, suena una caracola.
-¡La hora de la cena! Vamos. Me muero de hambre.- Izzy nos arrastra hasta el comedor.
Al entrar, nos separamos. Bianca se va a su mesa. Izzy se sienta con sus hermanos. Y yo, me acerco a la mesa de Hermes, donde me hacen un hueco los hermanos Ball. Nos levantamos para hacer las ofrendas a los dioses, y yo simplemente pido a mi padre, quien quiera que sea, que me reconozca.
Veo de reojo que en la mesa central, al lado de Quirón, hay un hombre bajito, con camisa de colores chillones. Que poco sentido de la moda. Este, se incorpora, y todo el campamento se calla. ¡Caramba! Pensé que eso era imposible. El hombre carraspea y se dispone a hablar.
-Buenas noches campistas, bla, bla, bla. El caso es, que como todo sabéis, tenemos una nueva campista. Así que, Bienvenida y todo eso, Helena Castillo.
-Ella Castelló.- Murmura Quirón.
-Como sea. ale, una vez hechas las presentaciones, aplausos y demás, Quirón quiere que os diga que el viernes se jugará a Atrapa la bandera, y el domingo Carreras de cuádrigas. No es que me importe, así que fin.
Quirón suspira quedamente, y el resto del campamento empieza la cena. No he probado nada más rico en la vida. ¿Eso son fresas? Santa Hera.
Los hermanos Ball son muy divertidos. Es la tercera vez que intentan quitarme la cartera. Ingenuos. Me río tanto que casi me caigo del banco.
Por fin, nos vamos a la fogata. Los hijos de Apolo se dedican a la música. Izzy y Bianca se sientan una a cada lado de mi. Estoy tan nerviosa que no soy capaz de comer nada. Teóricamente, me tendrían que reconocer ahora. Estoy asustada.
Todo va muy normal, hasta que, de repente, el fuego se vuelve verde brillante, iluminándome a mí de pleno. Levanto una mano para que no me ciegue, y veo que el anillo que llevo puesto cambia de forma. De ser liso, pasa a tener forma de olas, caballos, y una piedra verde incrustada con un tridente. Los gritos de asombro recorren el anfiteatro, mientras yo sigo boquiabierta. Quirón se acerca al centro y mira alrededor.
- Salve, Aella Castelló, hija de Poseidón, Dios del Mar.
-¡Salve!- el grito resuena por todo el anfiteatro, mientras yo sigo en shock, sin casi poder creerlo. El dios del mar, mi padre. ahora todo encaja. El olor a mar en la carta, mi comodidad en el agua, y cada pequeño incidente ocurrido durante toda mi vida.
Sonrío radiante, mientras Izzy me abraza y me despeina, y Bianca me sonríe, sin saber muy bien que hacer.
-¡Eh! ¡Mirad! ¡Se le ha puesto el pelo azul!- El grito de Izzy me llama la atención, y cojo un mechón para verlo. Tiene razón. Lo tengo azul oscuro por la raiz, degradando hasta verde transparente. como las tonalidades del mar. Dioses, ¡Lo amo! Río como una tonta y no paro de sonreir.
-¡Eso no es justo! ¡Yo lo quería rojo! ¡Padre!- Me río a carcajadas por el comentario de Izzy.
Después, el alboroto se extiende, y me dejo llevar por toda la algarabía, por una vez.* ¡Hola! espero que os haya gustado. este es aún un poco aburrido, pero ahora empieza a ser un poco más entretenido, espero. Lo del pelo azul, simplemente tenía que ponerlo. era superior a mis fuerzas xd. ¿os gusta como he puesto a Izzy y Bianca? he pensado que puesto que no había una hija de Atenea en la historia, no vendría mal una chica lista. en cuanto a Izzy, me encanta jajaja :D decidme que opinais en los comentarios porfaaa. Ella*
En la foto os dejo a Bianca!
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Hijas de Dioses: La maldición de Heracles
FantasyA Ella siempre le ha faltado algo en su vida. Un padre. Pero, al descubrir quién es, se ve obligada a irse a un nuevo lugar, donde una maldición la perseguirá y se verá obligada a luchar o morir. Entrenada desde la infancia, tendrá que tomar decisio...