Lo primero que noto es la suave brisa en la cara. Lo siguiente, la energía que me recorre. Por último, las voces que se oyen al fondo, quizás en otra sala. Lentamente, mi mente va acelerando, recordando. Recuerdo a Román, recuerdo los planes, recuerdo la profecía. ¡LA PROFECÍA!
Me levanto sobresaltada, con los ojos casi desencajados por el repentino pánico. "¡Los crímenes! ¡Mis crímenes! ¿Cómo pude olvidarlo? "Me llevo las manos a la cabeza, y empiezo a balancearme, inmersa en mis pensamientos. Lágrimas queman mis ojos, pero no permito que se derramen. Tengo que ser fuerte.
Me estremezco al recordar todo lo que pasó. "Esa no era yo. Esa furia no era mía. ¿Qué fue entonces?" Me repito a mi misma una y otra vez. Y de repente, caigo. Recuerdo la historia de Hércules, y recuerdo la causante de esa ira irracional que te lleva a matar a tu propia familia. "Hera. La ira de la Diosa Hera."
"Pero, ¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho para que me afecte a mí esta maldición?" Por más vueltas que le doy, no lo entiendo. Con un suspiro, me levanto y miro a mi alrededor. Estoy en una sala pequeña. Por lo visto he estado durmiendo en un lío de mantas en una especie de nicho en la pared. Veo al fondo una salida, de donde surge un murmullo de voces. Reconozco una, Izzy.
Entro en otra sala, donde hay una mesa repleta de comida. Me gruñe el estómago. Acabo de darme cuenta de que me muero de hambre. Los demás están tan sumergidos en su conversación que no notan mi presencia hasta que llego al lado de la mesa.
-¡Ella!- Héctor se levanta y corre hacia mí. Me abraza con fuerza, levantándome del suelo. Río sin fuerzas, y le abrazo. Su calor es como un bálsamo para mí.
Me vuelve a depositar en el suelo, y me ayuda a sentarme en la silla al lado suyo. Segundos después, Izzy me tiende un plato lleno a rebosar de comida. Bianca y ella me sonríen, pero veo un gesto de preocupación en ambas.
-Antes de que digáis nada, dejadme comer. Luego os cuento todo con detalles si hace falta.- Me estremezco involuntariamente, cojo lo primero que pillo y empiezo a comer.
Los demás asienten y esperan. Me siento observada, lo que me quita el hambre. Pero como sé que necesitaré la energía, me termino todo lo que hay en el plato. Me acomodo en la silla, me paso una mano por la frente, y empiezo.
-Antes de nada. Preguntad ahora porque luego no os voy a dejar interrumpir. Bastante me va a costar contároslo todo.- Pongo una mueca, y de súbito, noto la mano de Héctor. Le doy la mano, y él la aprieta, dándome valor.
-¿qué te pasó ayer? Te quedaste en blanco, y después caíste al suelo, como en trance, y empezaste a gritar. Fue aterrador.- Los ojos de Bianca traslucen una preocupación tan profunda que estoy a punto de derrumbarme.
-Bueno, al escuchar la profecía, tuve la sensación de que había una parte que familiar. Entonces, empecé a buscar en mi mente, y me topé con otra estúpida barrera. Intenté romperla, y empecé a percibir emociones. Cuando conseguí romperla, los recuerdos me golpearon la mente, literalmente. Por eso me caí. Esos recuerdos...- Me estremezco al recordar.- Son de algo que yo hice cuando tenía diez o doce años. Algo que no debería haber hecho. Algo que alguien me obligó a hacer.
Levanto la cabeza, y observo cuidadosamente a cada uno de ellos. Después, les cuento mi recuerdo. Con todos los detalles. Veo sus caras mientras les relato mi historia, veo sus emociones, reflejados en sus ojos.
-Y esa ira, que me llevó a matar a mis primos, me llevo a matar a sus hijos en cuanto los vi. No era yo. Era algo que estaba poseyéndome. Me cegó, y, y...- Paro de hablar, y bajo la cabeza. Un silencio sepulcral llena la estancia.
-Este es mi crimen. Y solo un personaje de la mitología ha sufrido este castigo. Hércules, hijo de Zeus. Lo que no entiendo es, ¿Por qué yo? ¿Por qué la maldición de Hera me afecta a mí también?
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Hijas de Dioses: La maldición de Heracles
FantasyA Ella siempre le ha faltado algo en su vida. Un padre. Pero, al descubrir quién es, se ve obligada a irse a un nuevo lugar, donde una maldición la perseguirá y se verá obligada a luchar o morir. Entrenada desde la infancia, tendrá que tomar decisio...