No puedo dormir. Estoy en tensión, e intento relajarme subiendo al tejado. Cojo unas mantas finas y un paquete de galletas. Me tumbo mirando a las estrellas, pero no encuentro el alivio que he venido a buscar. Suspiro y decido bajar al lago.
Cuando llego, me quito la ropa. Total, no hay nadie mirando. Nadar me ayuda a calmarme. Por supuesto. Si yo no quiero no me mojo, pero, ¿Qué gracia tiene nadar sin mojarse? Mientras no me pillen las arpías, me da todo igual.
Me dirijo nadando a la orilla, salgo, y me vuelvo a vestir. Me dirijo a la cabaña cuando alguien carraspea detrás mío. Me giro dispuesta a pegar a quién sea, para encontrarme con Héctor, quien levanta los brazos en señal de rendición.
-¡Héctor! Poco más y te dejo ko. No me asustes así.- me peino inconscientemente y Héctor, al ver mi perturbación, me abraza.
-Perdón, no quería asustarte. Es solo que supuse que no podrías dormir, que estarías dando vueltas a todo en tu cabeza, rumiando como una vaca.- Trata de bromear, pero estoy demasiado ocupada pensando en si me habrá visto al entrar y salir del lago. Enrojezco solo de pensarlo.
-¿Acabas de llegar o ya estabas cuando yo estaba en el lago?- No me atrevo a mirarle.
-Tranquila, cuando has salido me he tapado los ojos. Tu cola de sirena está a salvo conmigo.-Bromea, y al mirarle veo que su boca forma una sonrisita pícara que me deja hipnotizada.
-Ella, ya se que soy increíblemente guapo, pero deja de mirarme por favor.- Aparto la mirada bruscamente, roja como un tomate.
-Creído.- Río bajo y le doy un golpecito.- y tienes razón, no podía dormir. Todo me da vueltas en la cabeza. Es abrumador.
Asiente con la cabeza, y me pasa un brazo por los hombros.
-Entiendo a qué te refieres. ¿Quieres? Es decir, si no te importa, ¿Qué te haga compañía?- ¿Héctor dudando? Esto es nuevo, o yo estoy demasiado grogui.
-¡Claro que no me importa! De hecho, lo necesito. Compañía me refiero.- Me maldigo a mi misma. Era obvio que me refería a eso. "Bofetada mental"
Héctor me coge de la mano.- Te voy a llevar a mi lugar favorito. Es a donde voy cuando necesito pensar, o simplemente alejarme de todo el bullicio o de mis hermanos.
Me lleva por detrás de las cabañas hasta el bosque. Sigue un poco, y llegamos a un bonito claro, donde me señala hacia arriba.
-Las ninfas me ayudaron. Todo natural, sin usar herramientas ni nada que dañe los árboles, por supuesto.- Miro a donde señala y me quedo asombrada al ver una casa-árbol redonda, perfectamente colocada entre árboles.
-Vaya, ¡Es precioso!- Tira de mí riendo, y me guía hasta unas escaleras. Subimos, y al entrar, veo que hay bastante cosa. Un sofá, una nevera, un arsenal entero de armas, una cama. Espera, ¿Una cama?
En efecto,Héctor me arrastra hasta la cama, y me empuja para que caiga en ella.
-¡Observa esto!- Ahora me recuerda a un niño pequeño. Sonrío con ternura, mientras él trajina con algo en la pared. Momentos después, siento que algo se mueve. Me agarro a las sábanas hasta darme cuenta de que lo que se mueve es el techo, que pronto desaparece dejando la vista de las estrellas.
Siento a Héctor tumbándose a mi lado, pero estoy demasiado concentrada mirando a las estrellas como para pensar en sus intenciones. Que seguro que son muy nobles. Nótese la ironía.
-¿Qué te parece? Bonito, ¿verdad?- Susurra en mi oído, y un escalofrío me recorre, y no precisamente de frío.
-Me encanta. Gracias por enseñarme este lugar. Es muy relajante.- Me tiendo de espaldas en la cama, poniendo mis manos en la nuca. Momentos más tarde pienso que eso queda feo, y las pongo a los lados, pero es incómodo, así que acabo dejándolas en su sitio habitual, una en mi cadera, y otra en el estómago. Más de mis rarezas.
-¿Vas a dejar tus manos en paz?- Puedo notar la risa en su voz.
-No. ¿Sabes lo complicado que es encontrar una postura cómoda?- En estos momentos, me alegro muchísimo de las clases de interpretación, y de las horas de hacerme pasar por alguien más.
-Nop. Yo siempre estoy cómodo. Y de todas formas, la postura más cómoda no es esa.- Me giro para mirarle, calibrando sus palabras.
-¿ Y según tú, cual es la postura más cómoda?- Sé que me la estoy jugando, entrando en su trampa, pero me da igual. Quizás él no insinúa nada. ¿Cuando me volví tan torpe con los hombres? Siempre supe cuando les gustaba alguien. Ahora no tengo idea de nada. ¿Le gusto? ¿O no? Ag, me estoy volviendo una idiota.
-Te lo voy a enseñar. Cierra los ojos. Y no los habras.- Antes de cerrarlos, le miro con una ceja levantada. Él pone una mirada inocente, que me hace temer y a la vez desear que pase lo que tenga que pasar.
Siento que me levanta, y me sienta encima suyo. Suspiro, en parte pena y en otra alivio. No me ha besado. ¿Debo alegrarme o sentirme triste? Nah, soy yo, mejor las dos cosas.
Me envuelve entre sus brazos, y me susurra.
-Esto es más cómodo, ¿No?- sonrío a pesar del dolor en el pecho, y las ganas de darme la vuelta y besarle.
-Mucho más. A ver si ahora consigo dormir o algo.- La verdad es que ahora si tengo sueño. Debe ser Hector, su presencia me tranquiliza, alejando las sombras de mí.
-Duerme tranquila. Ya te despierto yo.- Se me cierran los ojos, y antes de quedarme dormida, murmuro.
-Que sea pronto, o si no a mi hermano le dará algo.- Héctor ríe suavemente. Con mi último rastro de conciencia, noto que me besa la cabeza. Me duermo con una sonrisa en la cara.
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Dos jóvenes descansan el una cama. Ella encima de él, completamente dormida. Él no deja de mirarla, la abraza entre sus brazos. Cuando ve que esta dormida, se inclina a susurrarla al oido.
-Te quiero, Ella. Se que no me oyes, pero espero tener el valor de decírtelo cuando acabe la misión. Te quiero, y espero que me correspondas. Me has hechizado, hija de Poseidón. Como nadie jamás lo ha hecho. Y te protegeré con mi vida.
En este punto, su expresión torna a amenazante.
-Si alguien te hace daño, juro que lo perseguiré hasta hacerle pagar. Te protegeré, cueste lo que cueste. Te prometo eso, pequeña.
*hola! Este capítulo es más corto, pero es que me apetecía meter algo romántico por medio :) como he tenido poco tiempo, no me ha parecido mal. Espero que os guste. prometo que luego los demás tendrán mas protagonismo. Pero es que son tan monos! perdón si resulta demasiado pasteloso xd*
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Hijas de Dioses: La maldición de Heracles
FantasyA Ella siempre le ha faltado algo en su vida. Un padre. Pero, al descubrir quién es, se ve obligada a irse a un nuevo lugar, donde una maldición la perseguirá y se verá obligada a luchar o morir. Entrenada desde la infancia, tendrá que tomar decisio...