Capítulo 18: Héctor se vuelve sensible.

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Bianca...

Corro por un pasillo, sin apenas distinguir cúal es. Mi mente está bloqueada, mis pies moviéndose solos. No dejo de ver esa imagen en mi cabeza, la imagen de mi mejor amiga traicionándome. Abro una puerta de golpe y me dejo caer en un amplio butacón. Oculto la cara en la almohada, y derramo las lágrimas que he estado reteniendo.

"Ella sabía que me gustaba Román, ella lo sabía, y aún así lo besó. Sabiendo lo que siento por él." Mi mente no deja de dar vueltas, mi corazón lentamente rompiéndose en trozos cada vez más pequeños. "Izzy, una de las personas en las que más confio, me acaba de traicionar, sin siquiera pestañear."

Abrazo la almohada, y dejo que el dolor que siento me arrope. No quiero nada más que tumbarme, y dejarme llevar. "¿Habrá una explicación a esto?" Pero sé que no. En los libros siempre la hay. Pero en la vida real, casi nunca hay buenas explicaciones. La ira sustituye al dolor. Ira por lo que me ha echo Izzy, ira hacia Román, por dejarse besar, por no darse cuenta de lo que siento por él, por engañarme. Ira por todos.

Oigo pasos que se acercan a mi refugio, pero no levanto la cara de la almohada. La puerta se abre, y alguien entra, cerrando con cuidado a su espalda y sentándose a mi lado.

-Bianca, Bianca por favor, mírame. Todo ha sido un malent...- Levanto la cabeza y la suelto un bofetón.

-¡No digas...! ¡No te atrevas a decir que fue un malentendido!- Me limpio las lágrimas, furiosa con ella.

-Créeme Bianca, ¡Por favor!- La voy a soltar otro bofetón, pero agarra mi mano antes de que lo haga.

-Bianca, se que estás enfadada conmigo. Y puedes pegarme todo lo que quieras, lo merezco. Pero deja que me explique antes.- Izzy me mira de una manera que nunca antes había visto. Mi furia se aplaca un poco, y asiento de mala gana.

-Más vale que sea una buena razón, porque me has traicionado Izzy. ¡Tú sabías que me gustaba! ¡Maldita sea! LO SABÍAS TODO Y AÚN ASÍ LO HICISTE.- Me detengo sorprendida al ver la cara de Izzy. Ella, que nunca llora, apenas logra contenerse.

-Bianca, lo siento. Créeme, lo siento mucho. Sé que nunca me lo perdonarás, y tampoco espero que lo hagas. Solo quiero que escuches, y perdona a Román por lo menos.- Escuchar eso de Izzy es tan raro, que me quedo desconcertada. Simplemente guardo silencio.

-Lo siento de veras, Bi. Las razones por las que lo hice no son ni medianamente buenas. Pero tú mejor que nadie debería entenderlo.- Suspira, y sin apenas voz lo suelta.- Lo hice para... para poner celoso a Kyle, y ver si le gustaba.

Abro la boca asombrada, mi mente negándose a creerlo.- Todo este jaleo, ¿Para poner celoso a Kyle?- Sin poder evitarlo, suelto una pequeña risa.- y como no lo ibas a hacer con tu hermano, usaste a Román. 

-Sí.- Izzy hunde la cabeza avergonzada.- Y ni siquiera me detuve a pensar en lo que te podría afectar a tí. Soy una pésima amiga. Aunque siempre lo he sido.- Intenta hacer una de sus bromas, pero lo dice con un tono estrangulado.

-No eres una pésima amiga. Eres mí mejor amiga. Pero como vuelvas a hacerme esto, te incendiaré la cabaña, le pediré a Ella que te ahogue en el lago, y luego me liaré yo con Kyle.- Me lanza una de sus clásicas miradas asesinas, que matan de miedo.

-Tocas un solo pelo de Kyle, y te..- Se calla cabreada, y no puedo ocultar por más tiempo una sonrisa.

-¡Era broma!- Río suavemente, y la miro con cariño.- Pero lo demás si que lo haré. Lo prometo.- Me pongo seria de nuevo, y la miro intensamente.

Izzy se relaja y me abraza con fuerza.- No volverá a pasar, nunca. Lo prometo por el Río Estigio.

Me suelta con los ojos aún algo aguados pero con una gran sonrisa en la cara. Un pensamiento pasa entonces por mi cabeza, y me muerdo el labio, indecisa.

Hijas de Dioses: La maldición de HeraclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora