Capítulo 10: Ares, su aura, y su fuerza apestan

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Ella...

Bianca e Izzy ya se han dormido. Héctor está enfrente de mí, pensativo. Me toco discretamente el costado que tengo oculto por la chaqueta. Hago un mueca de dolor, pero la disimulo, mientras miro de reojo a Héctor por si se ha dado cuenta.

-Héctor, voy a salir al baño un momento. ¿Haces la guardia verdad?- Le susurro para no despertar a nadie.

-Si claro, no te preocupes.- Me mira con algo que no logro identificar. ¿Nervios? ¿Arrepentimiento?

Me levanto con cuidado, y salgo del compartimento donde estamos, en dirección al baño y manteniendo siempre mi costado derecho oculto.

Al llegar al baño, respiro hondo, y me quito la chaqueta. Con cuidado me levanto la camiseta y miro el corte. La sangre ya se ha secado. Por suerte, no es grave, pero sí doloroso. Lo vendo lo mejor que puedo y me cambio de camiseta. Abro la puerta del baño, y vuelvo al compartimento, pero antes de llegar, veo a Héctor en el pasillo.

Héctor...

Veo salir a Ella, me muerdo el labio con fuerza, y maldigo, nervioso. Me paso las manos por la cara. ¿Que coño me pasa? Yo no soy así. No me arrepiento de estas cosas. Pero ahora, me encuentro fatal. De hecho, me siento como una mierda. Si la hubiese pasado algo, jamás me lo hubiese perdonado. No lo entiendo, pero solo el imaginarla herida me pone los pelos de punta. No dejo de castigarme mentalmente por mi error. 

Estoy tan mal, que decido salir un momento para decírselo. Necesito que sepa lo mal que me siento con esto. Ag, ¡A la mierda con esto! ¿Porqué debería decirla nada? ¿Acaso es mi madre ahora?

No dejo de comerme la cabeza, hasta que caigo. Necesito decírselo porque ella es importante para mí. Así de fácil. No es una prueba de que me estoy volviendo blando, o débil. Es porque me importa.

Más tranquilo, le doy un empujón a Kyle, que abre los ojos lentamente.

-Eh, voy un momento afuera ¿Vale? Haz la guardia.- Kyle asiente y murmura algo como "Lo que tú digas tio" y vuelve a dormirse. Suspiro, me levanto con cuidado y salgo al pasillo. Acabo de cerrar el compartimento, cuando me encuentro con Ella, que se sujeta el costado con una mano. Reparo entonces en la camiseta hecha una bola, con sangre en ella. Y se me va la cabeza.

Ella...

Héctor se me queda mirando. Intento ocultar la camiseta, pero la ve, su cara cambia completamente y se abalanza sobre mí.

-¡Ella estás herida! Por los dioses, ¿Porqué no lo has dicho?- Me mira horrorizado e insiste en ver mi herida.

-Héctor, ¡Estoy bien! No es más que un simple arañazo. Y no hubiese pasado si hubieses estado presente- Mi voz suena acusadora, aunque no he querido ponerla así. 

-¿Y crees que no me arrepiento de ello? A eso he venido. Me siento fatal por no haber estado. Por mi culpa, tú estás herida.- Ciertamente se ve muy mal, pero yo estoy enfadada aún. Y mi herida y el cansancio no ayudan.

-Sí, es tú culpa, y de Kyle. ¡Esto es una maldita misión, Héctor! ¡No un paseo al centro comercial!- Dejo salir mi rabia y dolor. Sé que estoy siendo cruel, que no es todo culpa suya, pero me sale solo.

-¡No me digas cosas que ya sé, Ella! ¡Ya te he dicho que lo siento, y que estoy muy arrepentido!- Me grita en contestación.- ¡Y no metas a Kyle en esto! ¡Fue mi idea!

-¡Es mi hermano! ¡Si quiero le meto, porque es tanto su culpa como la tuya! ¡Bianca podría haber salido herida, o Izzy!- Me voy a arrepentir de esto, de hecho, en cuanto salen de mi boca, me arrepiento. Pero ya no se como arreglarlo.

Hijas de Dioses: La maldición de HeraclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora