-Capítulo 6-

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NARRA SAM

A la mañana siguiente, me desperté con pocas ganas de ir al instituto y de encontrarme a los chicos. No me apetecía que me volvieran a reñir por lo que hice ayer. Y respecto a Alice, ayer no hablé en toda la noche con ella. Ni siquiera sé como se encuentra ni nada y me siento fatal por eso. Sinceramente, me preocupé más por una persona que me había engañado y manipulado dos años y no por mi mejor amiga, y me sentía una mierda de persona. Bajé las escaleras y llegué a la cocina donde estaba mi abuela. 

-Hola abu. -dije sin ganas. Me senté en la mesa de la cocina apoyando mi cara en mi mano derecha, soltando un gran suspiro.

-Uy, ¿Qué pasa? ¿No has dormido bien? -me preguntó ella sirviéndome el café. 

-No, tranquila. -hice una pausa. -Es que tengo un examen muy importante y no he tenido tiempo de casi de dormir. 

-Seguro que no es eso, Sam. Te conozco. 

-Lo sé. Me conoces mejor que nadie. -rodeé los ojos porque podía mentirle a cualquiera, pero no a mi abuela. -Es que me siento mal porque ayer Alice no acabó muy bien la noche... Y no me preocupé por ella. 

-¿Sabes lo que tienes que hacer? Llevarle unos pasteles de la abuela y seguro que todo se arregla. -me dijo mostrándome los pasteles.

-No es cuestión de que se arregle abuela, es que debería haber estado allí con ella y no haciendo lo que quisiera. 

-Lo hecho, hecho está. Ahora sois vosotras las que decidís si queréis hablar las cosas y continuar esta amistad o por otro lado... Ya lo sabes, ¿no?

-Sí, abuela. Gracias. -le dije abrazándola. 

Salí de casa con la mochila y con las llaves del coche en la mano. Entré al coche y arranqué para ir a casa de Alice. Mi abu me dijo que le llevara los pasteles así que eso hice. Alice no vivía muy lejos de mi, lo malo es que el instituto sí que está más lejos la verdad, por eso íbamos en coche. Cuando llegué a su casa, no le mandé ningún mensaje. Solo toqué al timbre y su padre me abrió la puerta. 

-¡Sam! Pasa, por favor. Alice enseguida baja. -me dijo alegremente mientras me daba un par de golpecitos en el hombro. Esa era su forma de saludar.

-¿Qué tal? -pregunté con una sonrisa de oreja a oreja al invitarme a su casa. 

-Bien, por aquí todos bien. ¿Y tú? ¿Cómo está tu abu? 

-Bien, ya sabes. -le entregué los pasteles. -Esto es para vosotros.  

-Dile que no hace falta pero que se lo agradecemos todo. -me dijo el papá de Alice cogiendo los pasteles. Justo en ese momento Alice y Davis bajaron del piso de arriba. 

-Mirar lo que nos ha traído Sam. -dijo su padre enseñando los pasteles. 

-¡Oh dios mío! ¡Pasteles! -gritó Alice tras verlos. De inmediato cogió uno de chocolate y se sentó en la mesa. 

-¿Cómo estás? -le pregunté. 

-Bien, tranquila. Esto era lo único que necesitaba. -me dijo con la boca llena del bocado que le metió al pastel. No la veía enfadada ni nada por lo de anoche.

-Sam. ¿Qué pasó anoche? -preguntó Davis sentándose. 

-Mm, bueno. No sé por donde empezar, la verdad. -dije nerviosa

-Bebí mucho. -dijo Alice intentado cubrirme. -Y me choqué con la puerta del bar. Por eso me trajo Ross, no podía venir sola. Y por eso, lo de mi cara. -dijo mirándole fijamente a su hermano mayor mientras comía, intentando no ponerse nerviosa. Creo que ya sabía por donde iba.

𝗡𝗼 𝗤𝘂𝗶𝗲𝗿𝗼 𝗤𝘂𝗲𝗿𝗲𝗿𝘁𝗲 || JASON WAUD✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora