NARRA ALICE
Definitivamente, esperaba que me abriera la puerta cualquier persona excepto él. Su padre. Mi corazón latía a mil por hora de los nervios que tenía, sentía que era el fin del mundo y por mas que lo intentaba, las palabras no salían.
-¿Quién eres? -me volvió a preguntar.
-S-soy Alice. Una compañera de sus h-hijos. -dije tartamudeando. Respiré profundo para controlar esta situación, pero no fue de mucha ayuda.
-¿Y qué haces aquí? Ellos no están en casa. -me dijo frunciendo el ceño.
-¿Quién es, papá? -preguntó una voz dulce. -Oh, ¿Alice?
Gracias dios bendito por que esté ahí Jaide.
-Jaide. Gracias, gracias.
-¿Qué pasa?
-¿Donde están? ¿Por que nadie me quiere decir nada, Jaide?
A ella también se le cambió la cara cuando pregunté por sus hermanos y yo continué insistiendo. Su padre entró a casa y ella cerró la puerta para sentarse conmigo en los escalones. Me podía imaginar tantas cosas en este momento. ¿Y si se habían pegado? ¿Y si les había ocurrido algo malo? Jaide miró al frente, tensando un poco la mandíbula. No se le notaba tanto como a su hermano pero un poco sí.
-A ver, Alice... -yo la continuaba mirando sin despegar un ojo de ella. -No es fácil esto que te voy a decir, no sé ni siquiera como empezar.
-Hazlo. Por favor.
Mi conciencia ya me había dicho que algo malo había pasado y así es, la sensación que tengo ahora mismo es mala, muy mala.
-Jason tenía un problema antes de conocerte. No sé si te lo había dicho en algún momento pero... joder, qué complicado. -le cayó una lagrima. -Él se juntaba con gente que no debía, gente que solo quería dinero, mujeres y bebida. Todavía no sabemos cómo llegó hasta eso porque nunca nos ha dicho nada pero lo que le ha ocurrido ahora es peor que cualquier cosa que nos ocultó. Desde que llegasteis del albergue ese, ha estado más ausente. Los primeros días no salía de su habitación y después, no entraba para nada a ella. Se iba de casa diciendo que iba al instituto y luego se iba con esta gente. Volvió a trabajar para ellos estas dos ultimas semanas y ahora él... Tuvo un gran problema con su jefe y...
-¿Que más? Jaide, ¿Qué más?
-Está en el hospital, por poco lo asesina con un arma blanca, tiene la costilla derecha fatal.
Mi corazón se había detenido, me faltaba el aire y mis piernas comenzaron a temblar sin detenerse. Segundos después, mientras lagrimas caían por mi cara, respiraba desconsoladamente, perdiendo el control de la situación.
-Alice, no queríamos que te enteraras, por eso nadie te dijo nada.
Me levanté del suelo donde estaba sentada, dejé caer la mochila a tierra y me fui corriendo de allí. Jaide me gritaba a lo lejos, pero tampoco le hacía caso. Voy ha hacer lo que me da la gana que para eso es mi vida joder. Mientras corría por el arcén de la carretera, comenzó a llover muy fuerte. Llegué hasta la parada del bus y miré mi teléfono. Tenia doce llamadas perdidas de Sam, otras siete de Josh y un montón mensajes diciéndome que a donde iba. Apagué mi teléfono y enseguida llegó el bus.
-Señorita no puede subir empapada, lo pondrá todo perdido.
-Arranque. -dijo seriamente.
-No puede subir así, bájese.
-¡Le he dicho que arranque! ¡Maldita sea, tengo que llegar al hospital, no tengo tiempo para sus estúpidos juegos de si puedo o no puedo subir! ¿Cree que yo he elegido mojarme así por la lluvia? ¡Arranque y no pierda el tiempo! -grité en mitad del bus. La gente se me quedó mirando y yo las evité por completo.
Cuatro paradas después, llegué al hospital y fui corriendo hasta el mostrador. Pregunté por Jason Waud y lo único que la chica me dijo era que esa información no me la podían facilitar. Corrí hacia el ascensor pasando completamente de los guardias y de la chica de recepción.
-¡Detenerla! -gritó uno de los guardias. -¡No puede pasar!
-Por favor, díganme donde está Jason Waud. -le supliqué a la enfermera del piso de arriba.
-Lo siento, aquí no tenemos a nadie. Quizá arriba.
-¡Detenerla! -volvió a gritar el guardia corriendo hacia a mí. Fui hasta el ascensor pero tardaba mucho y subí por las escaleras de emergencia al piso de arriba.
-¡No se puede correr! -me gritó un desconocido. Hoy todo el mundo no me deja hacer nada.
-Busco a Jason Waud. ¡Dígame que está aquí! ¡Dígame que sí! -grité de nuevo y de la impotencia que tenía en mi cuerpo, comencé a llorar en el mostrador.
-¿Alice? -preguntó una voz dulce, tan dulce que parecía un ángel. Cuando alcé la mirada vi a la mamá de Jason, ahí en el pasillo con los brazos abiertos viniendo hacia a mi. Yo caminé lo más rápido que pude nombrándola a ella y dándole gracias a dios de que estaba aquí. Ella estaba aquí para salvarme.
-¡Gracias a Dios, por fin la han parado! -dijo el guardia de seguridad agotado por la carrera que se había pegado subiendo las escaleras. -¡Jovencita!
-¿Qué ha pasado? -preguntó la madre de Jason.
-No cumple las normas, me temo que tiene que salir fuera de aquí.
-No, no. Está conmigo. Se portara bien a partir de ahora. -dijo ella defendiéndome. yo le sonreí a pesar de tener la cara roja e hinchada de tanto llorar.
Le expliqué lo que había pasado y también le dije que nadie me quería decir nada. Ella me contestó lo mismo que su hija, no quería que yo me enterara y menos de esta forma. Volví a preguntar por Jason, no sé cuantas veces van al cabo del día y me dijo que estaba dentro de la habitación, con Joe. Por fin mi corazón se tranquilizó al saber que ellos dos estaban ahí y que no les había pasado nada malo. Bueno, menos lo de Jason.
Entré a la habitación cabizbaja, enseguida cerré la puerta lo más silencioso que pude pero Joe me escuchó entrar. Le sonreí como una niña pequeña y él se levantó a saludarme con un abrazo muy gratificante. Noté como mis lagrimas caían a cámara lenta cuando vi a Jason con la pierna escayolada y el torso entero vendado, algunos moratones en la cara y el labio partido.
-Estaré fuera. -me apretó de la mano Joe en señal de amistad, me sonrió y salió.
Había una silla al lado de la camilla así que decidí sentarme, llevo desde que salí del instituto corriendo de aquí para allí. Comencé a titubear porque tenía mucho miedo. Miedo de perderle, Miedo de no poder ayudarle. Miedo de quererle. Le cogí la mano despacio y la uní con la mía. Pequeñas corrientes eléctricas me llegaron hasta la parte de mi nuca, haciéndome sentir mariposas en el estomago.
-Jason, te quiero. -dije apoyando mi cara en su mano mientras que lloraba sin parar.
Estuve un par de minutos así, disfrutando de su calor corporal. Noté como se empezó a mover lentamente.
-¿Jason? -pregunté mirándole con entusiasmo. -¡Jason! -le abracé con muchas, muchas ganas. -Jason no sabes el susto que me has dado. -le besé con tantas ganas que se me olvidó el mundo entero.
Solo quería estar con él.
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𝗡𝗼 𝗤𝘂𝗶𝗲𝗿𝗼 𝗤𝘂𝗲𝗿𝗲𝗿𝘁𝗲 || JASON WAUD✰
Teen FictionJason Waud, el chico más popular de todo el instituto, engreído y creyéndose el centro del mundo. Alice Miller, una chica desapercibida por los pasillos, encerrada en su música y trabajando para salir adelante. Alice y Jason son mundos completament...