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Porque en el reino hace mucho que la felicidad se había ido y no se veía ningún fin próximo. El nuevo líder a cargo se había encargado de convertir a un pueblo "mágico" en uno triste, explotado, con miedo y temor, donde tampoco escapar era una opción, pues si quieres seguir vivo debes acatar las largas jornadas de trabajo mal pagadas sin queja alguna, debes llevar la vestimenta correcta, mirar siempre hacia abajo pues no tienes porque ver más de lo que deberías, no hablar si no se te ordena, debes pagar los altos impuestos y no hay piedad, si no lo haces serás llevado a la hoguera donde por la mañana colgaran tu cuerpo frente a todo el pueblo y esa misma noche te quemaran frente al mismo por no cumplir.

No hay libertad. A cada individuo se le asigna un trabajo en el reino, en el que deberá trabajar desde que sea requerido, bien si el individuo no puede seguir estudiando deberá trabajar por ley si ha cumplido la mayoría de edad. Los impuestos deberán ser pagados el día indicado y en su costo total, y son elevados con frecuencia, orillando a familias a dejar sus hogares viviendo en las calles para terminar siendo explotados por el mismo líder y las clases más altas.

Y como todos, el pueblo ya está cansado de vivir así pero no todos tienen el valor para revelarse, y hay otros tantos que si.

En medio de tanta injustícia ha surgido un grupo de ciudadanos que van en contra de la corrupta ley. Han sido llamados rebeldes por esta conducta, pero también son los héroes del pueblo al salvarlos de la hoguera y ayudarlos cuando más lo necesitan, y a la vez es un peligro su ayuda, pues es contra la ley y podría meterse en problemas quien recibiera esa ayuda si es descubierta por la guardia real.

Y entre aquel grupo de rebeldes hay una banda en especial que ha descubierto que los príncipes no murieron como se les hizo creer a todo el pueblo, pero si no saben como son ¿Cómo podrían encontrarlos?

Sólo ellos podrían traer la paz de regreso al pueblo.

En medio de las cenizas del recuerdo de la corona, debía haber algo que los llevara a los príncipes.

— Entra antes de que te vean. — susurró un joven omega de cabello Rubió dejando pasar a uno de los miembros de su grupo de rebelión. Su nombre era Asahi. — ¿Conseguiste lo que te pedí?

El nombre de su amigo era Haruto, un alfa más alto que él, pero menor en edad, pues recién había cumplido 18 años, diferente a Asahi que tiene 21 años. Viven junto a dos más, alfas también, Yoshinori de 25 años y Mashiho de 24 años. Los cuatro se conocieron cuando nada de esto había pasado, y siguieron juntos después del asesinato a sus padres por la guardia real.

— No entiendo para qué lo quieres, pero si. — Haruto le entregó las notas del diario de esta y de la semana pasada.

— Porque salió una nota por la muerte de los reyes hace seis años. — respondió Mashiho tomando uno de los diarios. — También imágenes del reino.

— ¿Y? — insistió el más joven.

— Tal vez los príncipes fueron. — respondió Yoshinori. — Tal vez algo pudieron captar las cámaras de seguridad también. — Este último era realmente bueno en la tecnología, y había logrado acceder a las cámaras de vigilancia cerca del reino.

Haruto soltó un suspiro y tomó asiento frente a la chimenea. Era una primavera muy fría, la más fría en ya muchos años.

— Si el oráculo siguiera aquí todo sería más fácil. — habló Haruto llamando la atención del resto y haciéndoles recordar a su amigo.

El oráculo no era un viejo como usualmente son. Hace no mucho, quién había tomado el cargo fue un joven de 22 años llamado Bang Yedam, pero hace un tiempo desapareció una noche misteriosamente, y un par de días atrás dejó dicho que había tenido una visión donde los dos príncipes huyendo de algo o alguien. Jiang Mao había iniciado su búsqueda sin éxito alguno hasta entonces, y los rebeldes buscaban por su parte, pero nadie sabía nada.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora