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A la mañana siguiente, Junkyu despertó más temprano que los demás, viendo a sus guardias dormir en la sala agradeció que no estuvieran despiertos, pues no lo dejarían asistir a la ejecución de aquel guardia que se había entregado como supuesto culpable del robo de un objeto real.

Junkyu dirigió la mirada a la cocina al escuchar un ruido, Haruto estaba ahí.

Junkyu le dedicó una pequeña sonrisa, a la cual Haruto respondió con una pequeña reverencia, y después de una pequeña despedida fue a su habitación.

Le hubiera gustado que Haruto lo acompañara, pero lo entendía, Haruto probablemente no quería ni verlo, era su culpa jamás haberle puesto un alto a lo que sentían.

— ¿Puedo ir con usted? — preguntó Junghwan acercándose.

— ¿No deberías estar durmiendo? — preguntó Junkyu. — Ayer te lastimaron.

— Estoy bien. Necesito salir. — respondió. — ¿Puedo ir?

Junkyu asintió llamándolo a su lado e indicándole silencio por la presencia de los guardias.

Haruto los escuchaba desde el pasillo. No tenía derecho a estar celoso aún cuando no eran ni serían nada.

Después de un par de segundos de meditarlo y aunque quisiera decidió no seguirlos.

Si quería superar a Junkyu tendría que empezar a dejarlo ir, después de todo Junghwan si era como él, Junghwan si pertenecía a una clase alta e impedimento alguno para que estuvieran juntos no había. Debía empezar a aceptar que no importaba cuanto Junkyu lo amara o cuanto él mismo lo amara, Junkyu no era para él.

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— Majestad...

— Sólo dime "Junkyu"... — interrumpió el mayor. — Aún no estoy al trono, y ahora ni siquiera pertenezco a la corona, así que dime "Junkyu".

— Pero... Es el príncipe...

— Bueno, entonces es una orden. Sólo dime "Junkyu". — dijo en un tono ligeramente estricto que después los hizo reír a ambos.

— Bien... Junkyu. ¿No íbamos a la ejecución? — preguntó confundido.

— Jiang Mao ya está en alerta de mi hermano y de mí. Por lo tanto no es buena idea acercarme en un buen rato, al menos hasta que estemos todos. — explicó señalandole un camino entre el bosque. — Desde aquí lo veré. No quiero ponerte en peligro otra vez.

— ¿Por qué nunca dijiste nada antes? — preguntó Junghwan. — ¿Por qué ocultar que eres el príncipe?

— Porque no iban a creerme. Es complicado Junghwan... No quiero hablar de esto. — respondió mientras sobaba sus brazos.

Junghwan asintió disculpándose por la pregunta.

El resto del camino anduvieron en silencio, sin intercambiar palabra alguna. Cuando finalmente llegaron Junkyu le indicó que tomara asiento, ya que si permanecían de pie los podrían ver.

Llegeron ligeramente tarde ya que para entonces su guardia terminaba de recibir aquellos azotes que tanto atemorizaban al pueblo.

Junghwan cerró los ojos siendo abrazado por Junkyu ante el miedo que sentía de aquellos azotes, y cuando lo llevaron a la hoguera Junkyu también desvió la mirada, no podía ver como otro inocente moría por no haber hecho algo malo.

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Pasó el tiempo, poco menos de un mes. Aunque hubiera sido más fácil hacer una misión continua y pasar al otro sector en los días siguientes, pero las heridas de los rebeldes y el príncipe alfa se los impidieron. En aquel tiempo, ambos príncipes fueron presentados ante el resto de los rebeldes, siendo bien recibidos por todos y con pequeños presentes frutos de sus mejores cosechas y artesanías.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora