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En medio de la noche las gemas dormían.

Haruto llevaba un buen rato intentando consolidar el sueño, pero simplemente no podía, así que seguía despierto mirando a su alrededor.

Dio la vuelta a su cabeza, viendo que al parecer no era el único que seguía despierto, pues con la poca luz de un farol cercano podía ver a alguien más salir de su carpa. Haruto lo siguió con la mirada, percatandose de que se dirigía a su carpa.

Se levantó dejando un bulto que simularan que era él, y se escondió detrás de un gran espejo para que este mismo no lo delatara.

Aquel extraño entró a su carpa asegurándose de que Haruto estuviera dormido. Al aparentemente verlo en su cama, se acercó al baúl donde guardaba sus marionetas.

Y aquel no era un extraño, pues al quitarse la capucha pudo darse cuenta de que era Yedam.

Haruto siguió en su escondite, vigilandolo atentamente y guardando completo silencio.

— ¿Dónde guardas esa marioneta, Haruto?

El menor miró a su propio bolsillo, pues aquella marioneta la llevaba a todas partes y jamás la dejaba en cualquier lugar.

Tomó el valor de salir finalmente, pero dejó la marioneta debajo de un trapo encima de un mueble. Así Yedam no la vería con él.

— ¿Qué es lo que quieres? — habló Haruto finalmente.

— Haruto...

— Responde.

Yedam mantuvo la calma. Su magia ya no funcionaría con Haruto, pero debía tener esa marioneta rápido.

— Vi tu marioneta. Puedo ayudarte a repararla.

— El gran Oráculo no puede mentir. Pero puede hacerse idiota dando respuestas tontas. — habló Haruto. — Dime ahora para qué quieres mi marioneta.

— ¡Sólo dámela!. — Yedam se acercó para buscar entre sus bolsillos.

— ¡No te voy a dar nada! — gritó Haruto dándole un empujón.

— ¡Entregame esa marioneta! No tienes ni la menor idea de lo que está pasando. — Yedam se mantuvo firme. — Dámela.

— Ahí hay otra. Incluso hay una igual a ti, tómala y déjame en paz. — respondió Haruto caminando a tomar asiento sobre su cama.

Yedam lo detuvo.

— No quiero usar más magia contigo...

Y en el momento calló al darse cuenta de lo que había dicho.

— ¿"Más"?— preguntó Haruto.

— Haruto... Te lo puedo explicar...

— ¿Qué quisiste decir con "más"? — preguntó nuevamente. — ¿Cuántas veces haz usado magia conmigo?

Yedam tragó duro mirando a Haruto. Finalmente se rindió.

Mojó ligeramente sus labios y respondió;

— Desde que eras un niño lo hice... No sabía que eso iba a ser un problema... ¡Sólo quería ayudarte! Quería protegerte.

Haruto respiraba pesado dándose la vuelta para mirarse en el espejo.

— De verdad lo siento Haruto. Te juro que no hay día en que no me encuentre buscando un hechizo para ayudarte... Haruto, perdóname... — sollozó el mayor.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora