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— Haruto y Jihoon fueron sentenciados. — habló Asahi mirando a sus compañeros.

— Jihoon a juicio por abandono de la corona. — continuó Mashiho, quedándose entonces secó de palabras, realmente no podía creerlo aún.

— ¿Qué hay de mí? — preguntó Haruto, pero Asahi y Mashiho no respondían. — Respondan ¿Qué sucede conmigo?

Jaehyuk aclaró su garganta evadiendo contacto visual con Haruto. Si no se lo decían ahora y salía del refugio, corría el riesgo de ser atrapado por los mismos pueblerinos o la guardia real.

— Fuiste sentenciado a muerte, señalandote como único responsable de la muerte del príncipe Kim Junkyu. — respondió Jisoo finalmente.

Haruto se levantó de su lugar incrédulo de lo que escuchaba y a la vez tan sensible por el horrible recuerdo.

— Yo no lo maté... — susurró. — Yo sé que debí haber aguantado más. Debí soportar más... ¡Debí salvarlo!

— Haruto, no fue tu culpa. No podías salvarlo... — Asahi se intentó acercar, pero Haruto se alejó negándose a tranquilizarse.

— ¡No, Asahi! ¡Yo tengo la culpa! — gritó Haruto. — ¡Yo debí soportar más, no debí dejar que me soltara! ¡Es mi culpa que Junkyu ya no esté aquí!

— ¡No es tu culpa! — gritó Yedam. — Junkyu te salvó a ti. Y si lo hizo fue por algo. — Yedam se acercó a Haruto entregándole la marioneta que hace mucho le había regalado a Junkyu. Estaba casi destrozada, la pintura casi nula y sus prendas se volvieron arapos. — La encontraron al final de la cascada.

— Junkyu la llevaba con él... Esa noche la llevaba consigo... — susurró Haruto.

— Lo siento mucho, Haruto. De verdad lo siento. — Haruto la tomó con fragilidad y delicadeza. La abrazó consigo mientras Doyoung sobaba su hombro. — Junkyu ya no está, y no fue tu culpa. El reino se enterará de quien es el verdadero asesino, te lo juro.

Haruto se dio la vuelta y lentamente caminó lejos de ellos, regresando a su habitación sin decirles nada más y sin permitir que lo siguieran.

— Él no merece ser acusado de algo tan horrible. — susurró Asahi. — Yedam, él no hizo nada. Lo único que hizo fue amar al príncipe con todo su ser, yo soy testigo de eso.

— Tal vez Haruto nunca se debió enamorar de él, pero no fue su culpa, y tampoco culpo al príncipe. Es injusto que le hagan esto. — habló Mashiho mirando a Yedam.

— Lo sé, y a mí también me molesta. Pero Jiang Mao mintió en su declaración, y fue el monarca quien lo condenó. No sé qué fue todo lo que dijo, pero ahora él fue nombrado como futuro rey y soberano, Jihoon no podrá ascender a la corona nunca.

— ¿De qué hablas? Él es el príncipe. El hijo del rey y la reina, es el futuro rey. Todos lo sabemos. — interrumpió Hyunsuk acercándose. — Jiang Mao no puede ser rey.

— Ustedes y yo sabemos que no dejó la corona por voluntad propia, lo hizo para salvar a Junkyu y salvarse a él mismo. Por eso las leyes naturales del pueblo no lo castigan, pero la ley de propio derecho si lo hace. — explicó Yedam tomando asiento finalmente, todo eso lo tenía con los nervios de punta y se sentía rendido. — Todos creen que realmente los abandonó... Sólo encontremos a Jihoon y ayudemoslo a huir.

Los otros se sorprendieron por lo dicho ¿Dónde estaba ese espíritu valeroso y heroico que distinguía tanto a Yedam?

— Me rindo... — habló Yedam. — Es inútil seguir y sólo los pondré en riego a ustedes. — Yedam volteó hacia Asahi. — Tenías razón, esto era peligroso. Jihoon perdió a su hermano por mi culpa, porque nunca puedo decir nada de lo que veo. Ahora mira a Haruto como está. — sollozó señalando a las escaleras. — Jihoon no está por ninguna parte y ambos fueron sentenciados.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora