OBEY - [HaruKyu]

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Jihoon les ordenó soltar a los reveles y así lo hicieron, después de eso los guardias ayudaron a su príncipe herido cubriendo la herida para que la sangre cesara hasta que alguien lo atendiera. Otro de los guardias se encargó de abrigar bien a Junkyu y limpiar pequeñas manchas de sangre que el omega llevaba en su rostro.

— Majestad... Creímos que usted y su hermano estaban muertos... — habló aquel guardia tomando su mano y dejando un beso sobre ella. — Parece un sueño...

— ¿Qué quieres decir con eso? Jeongwoo me dijo que ya había dado aviso sobre nosotros a la corona. — respondió Junkyu confundido.

— ¿Quién es Jeongwoo? — preguntó otro.

— Su mensajero, quien les dijo todo. Donde estaban los rebeldes y...

— Majestad, creo que no se refiere a nosotros. Nosotros no tenemos esa información, pero el escuadrón "J.M." si lo tiene, ellos también son guardias, reclutados de otros pueblos, pero a diferencia de nosotros ellos no tienen límites en sus acciones. Reciben ordenes directas de Jiang Mao, y fueron reclutados por el mismo para detener a la resistencia. — explicó uno de los guardias.

Junkyu desvió la mirada hacia los rebeldes. Mashiho se recuperaba después de aquellos golpes recibiendo un pequeño masaje de Jinhwan.

Yoshinori y Junhoe se ocupaban de Junghwan, pues aquellos golpes habían sido realmente fuertes para él.

Y Haruto sólo estaba sentado con la mirada perdida.

Regresó su mirada, y antes de que pudiera decir algo, se escuchó el relincho de un grupo de caballo que se acercaban.

— Majestad, los sacaremos de aquí... — habló uno de los guardias. — Tienen que irse, es el escuadrón de Jiang Mao, él debe venir con ellos...

Y así fue, cinco de los guardias de aquel escuadrón se encargaron de llevarlos por debajo de las catacumbas, era el único lugar por el que se podrían mover libremente y sin qué nadie los viera. Antes no se les había ocurrido ir por ahí porque ese lugar es un verdadero laberinto, pero cada miembro de la guardia real conocía aquel lugar de memoria.

Pero Junkyu esperó aún por la puertilla escuchando lo que sucedía.

Dicho y hecho, Jiang Mao bajó de su caballo frente a los guardias restantes que sostenían a otro de ellos. Junkyu cubrió su boca asustado, otro de ellos se sacrificaría.

— Fui yo... — habló aquel guardia mostrando el escudo en sus manos.

— No... — susurró Junkyu.

Jiang Mao pasó a un lado de aquel guardia golpeandolo fuertemente con el látigo de uno de los otros guardias.

— Majestad... — llamó Jinhwan a Junkyu. — Vamos...

Junkyu asintió y finalmente los siguió.

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— Tú me juraste que estabas arrepentido... — habló Junkyu mirando a Jeongwoo. — Juramos que lo confesaríamos juntos ¿Qué sucedió?

— Tenía miedo... ¿Y si me encontraban? Quería ser libre...

— Mientras Jiang Mao esté al frente nadie es libre, ni siquiera nosotros. — habló Jihoon. — Tienes que dejar de tener miedo, ya no estás solo, estamos contigo.

Jeongwoo asintió rendido.

— Yedam está hablando con ellos, y nosotros estaremos contigo pase lo que pase. — dijo Junkyu extendiendo su mano.