OBEY - [HaruKyu]

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Yedam llevó consigo aquella tarta que ambos príncipes le habían pedido, debía mantenerlos tranquilos, más ahora que sabía que había un soplón entre ellos, no podía permitir que tomarán decisiones precipitadas.

— Parece que tuvieron un día ajetreado. — habló entrando a la habitación. Ambos jóvenes estaban acostados sobre sus camas, sin alguna intención de levantarse.

— No creo que pueda levantarme hasta mañana. — respondió Jihoon.

— Yo no estoy tan cansado. Jeongwoo y Junghwan me ayudaron en casi todo. — respondió Junkyu mientras le daba un pequeño masaje a su hermano en los hombros.

— No hay una sola parte del cuerpo que no me duela. — respondió Jihoon. — No me levantaré jamás de aquí.

— Supongo que no querrá un trozo de tarta, entonces. — dijo Yedam.

Jihoon levantó la mirada al escuchar aquello y percibir el aroma.

— Hay excepciones. — habló levantándose y listo para la dulce cena.

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Después de que llegaron, Haruto no salió de su habitación. Lo menos que quería ahora era ver a Junkyu.

Lo que Yedam le había dicho lo había dejado pensando en tantas cosas. ¿Quién era Junkyu realmente?

— Adelante... — habló Haruto al escuchar que llamaban a su puerta.

Yedam entró a su habitación con una rebanada de tarta.

— Tenemos que hablar. — dijo cerrando la puerta. — Lo que pasó hoy...

— No quiero hablar de eso... Sólo te dejaste llevar, no hablabas enserio, lo sé. — respondió negandose a escucharlo.

Yedam no respondió y sólo le entregó la tarta.

Haruto agradeció y probó un bocado.

— Lo siento, Haruto. — habló Yedam. En aquella tarta, Yedam había espolvoreado un polvo mágico, normalmente lo usaba para ayudar a las personas a librar con algún momento triste hablandando el recuerdo, pero la reacción dependía de la emoción. Haruto estaba enojado, provocó el bloqueo de aquel recuerdo.

Sería un bloqueo temporal hasta que Haruto volviera a pasar por un momento similar, entonces regresaría.

— ¿Por qué te disculpas? ¿Qué sucede? — preguntó confundido.

— Por interrumpir tu día pidiéndote que me acompañaras. Espero que eso lo compense. — respondió Yedam señalando la tarta.

Haruto sonrió en respuesta y tomó asiento sobre un sillón para comer tranquilamente.

Yedam sonrió alivianado. Debía tener más cuidado con lo que decía, pues no podía usar la magia para solucionar todo, ni arriesgarse a afectar a alguno de sus amigos por eso.

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— Junkyu.

Por la mañana ambos se levantaron temprano. Jihoon iría a entrenar junto a Yoshinori, y Junkyu ayudaría con la colecta, preparación y entrega de víveres alrededor de la zona.

El mencionado volteó al llamado de su hermano.

— ¿Tomaste mi espada? No la encuentro. — dijo Jihoon buscando entre sus cosas.