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— Junkyu, realmente no deberías de salir ahora. — habló Jihoon aún con sueño mirando a Junkyu que se abrigaba para salir. La mañana era fresca.

— Sólo quiero ir a la laguna. Sabes cuanto me gusta ese lugar. Por favor Jihoon, prometo que regresaré pronto. — dijo cubriendo su rostro.

Junkyu tomó algunos frutos que llevaría con él para almorzar más tarde, un poco de jugo y algo de pan por si se tardaba más de lo esperado. Metió aquello en la cesta que llegaba y regresó la mirada a su hermano mayor

— Por favor. — pidió nuevamente.

Jihoon rodó la mirada con una sonrisa. Y finalmente asintió otorgando su acuerdo con el plan del menor.

— Saluda a Haruto de mi parte. — dijo Jihoon antes de que Junkyu saliera por la puerta haciéndolo voltear. — Si no es mucha molestia, claro.

— Muy gracioso. — habló con sarcasmo viendo a Jihoon reírse mientras regresaba a su habitación para dormir un poco más.

Hace un par de días que no lo veía, tampoco tenía planes de hacerlo. Realmente sólo quería salir y relajarse un poco en la tranquilidad del bosque.

— ¿Se verán? — preguntó Jihoon a Yedam mientras veían a Junkyu por la ventana.

— Lo harán. — respondió Yedam. — Pero no es un evento planeado si esa es tu pregunta. Haruto lo ha estado buscando todos estos días. Finalmente su búsqueda no será en vano.

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Junkyu finalmente llegó al lugar en el que tanto le gustaba estar. Aquel lugar donde había llevado a Haruto para sanarlo cuando fue herido con la flecha. Junkyu amaba ese lugar, era tan tranquilo y nadie se andaba por esos rumbos debido a que se encontraba en lo profundo del bosque, nadie, a excepción de los miembros de la corona, conocía tan bien los bosques como para llegar a aquella zona, ni siquiera los mismos guardias.

Sólo un tonto se atrevería a adentrarse más de lo que debería.

Junkyu tendió una pequeña manta y se sentó sobre ella. Bebió un poco de jugo y comió un trozo de pan mientras miraba a su alrededor. Los árboles lo cubrían del sol, y no había demasiado así que ligeramente hacía un poco de frío.

Y por otro lado y no muy lejos de ahí hay un rebelde buscando la salida del bosque o a Junkyu, lo que encontrara primero.

Haruto estaba perdido.

Tal vez debió hacerle más caso a Yoshinori y no salir, pero su corazón decía otra cosa. Y el corazón es necio, es difícil hacerlo cambiar de opinión y es difícil resistirse a sus deseos.

Admitía que el omega había llamado si atención como ningún otro omega lo había hecho antes. No dejaba de pensarlo en noche y día, lo recordaba a todas horas, y se había vuelto costumbre para él perderse en sus pensamientos sólo recordándolo.

Junkyu también admitía de cierta manera que aquel joven alfa había llamado su atención. Su terquedad, su impaciencia y su valentía fueron parte de lo que lo envolvieron. Haruto no era como el resto de los alfas que conocía.

Pero Junkyu ¿En qué estás pensando? Sabes que no puedes. Sabes que no debes.

Junkyu soltó un suspiro mientras acariciaba con delicadeza el pétalo de una flor.

— ¿Qué se siente ser libre? — preguntó en un susurro.

Haruto escuchó a lo lejos aquel susurro. En silencio empezó a seguir aquella voz que seguía hablando.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora