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Después de poco rato de haber emprendido el camino y de un gran aburrimiento, Junkyu se quedó dormido. Haruto seguía despierto, conduciendo el vagón entre las vías, y poco a poco el sueño también lo vencía, no dormía desde hace tres noches y realmente lo necesitaba.

— Puedo seguir yo. — habló Junkyu.

— Creí que estaba dormido, majestad. — respondió Haruto parpadeando un par de veces para quitar el sueño que tenía.

— Aún no. — respondió. — Duerme. Yo continuaré. Jeongwoo me habló antes del lugar.

— Jeongwoo y usted parecen llevarse muy bien. — habló ignorando por completo la propuesta. — De seguro tendrán tanto que hablar cuando vuelvan a estar juntos.

Junkyu volteó molesto ante sus palabras, pero no iba a permitir que Haruto le hablara de esa manera.

— Claro, le diré que me obligaron a ir en un vagón, que básicamente me forzaron a estar ahí, y que me esposó ante mi propia voluntad. — respondió. — Fuera de ello ¿Qué más le diría? Estoy aburrido.

— Cuando "su Majestad" quiere está contento con lo que sea ¿No es así? — insinuó volteando a verlo finalmente.

— "Su Majestad", como tú me llamas, no va a tolerar una actitud infantil de un adolescente. No entiendo tu coraje ni tu actitud, yo no te hice nada para recibir esto. — habló Junkyu frunciendo el ceño.

Haruto frenó de golpe y volteó nuevamente a él.

— Jugaste conmigo. Me hiciste creer que sentías algo por mí ¿Y no hiciste nada? Me usaste de mil y un maneras. — Haruto se señalan a sí mismo mientras hablaba. Junkyu permanecía en su lugar aligerando su semblante y sintiendo remordimiento en cada cosa a la que Haruto le decía. — Te entregué mi corazón, te conté todo de mí. Me puse en contra de mi familia por ti ¿Y qué hiciste tú por mí?

— Haruto... Haruto, lo siento... — susurró en un hilo de voz apenas audible.

Haruto soltó una risa mientras negaba sin poder creer lo que había escuchado.

— Es lo único que sabes decir, ¿no? — restregó. — "Lo Siento". ¿Crees que con eso puedes solucionar todo? Claro, a "su Majestad" se le debe perdonar todo, porque no fue su intención, porque no sabe lo que hacía ¿Y qué hay de mí?

Haruto lo miraba con coraje, tal que Junkyu lo sentía y le dolía que lo viera y lo tratara de esa manera. Pasaron un par de segundos, Haruto, al no recibir respuesta, se dio la vuelta buscando las llaves para soltar las esposas, cuando las encontró se incorporó y se detuvo cuando el príncipe habló finalmente.

— Haruto... Yo no te estoy echando nada en cara. — respondió Junkyu — Supongo que nada de lo que hice significó algo para ti, pero yo tampoco te pedí que hicieras algo por mí.

Haruto relajó su semblante y su postura mientras lo escuchaba.

— Tampoco te di alas para estar conmigo. Siempre te lo advertí, y aún así quisiste seguir. Tal vez si fue mi culpa aceptarte, pero no quería perderte porque no sabes lo especial que eres para mí. — susurró Junkyu mientras sus ojitos se volvían cristalinos.

Haruto intentó ignorarlo y se dedicó a quitarle las esposas.

También te extraño, Haruto. — volvió a hablar.

Y aquellas palabras le devolvieron la alegría al corazón, pero aunque Junkyu lo quisiera a él, nada cambiaba la realidad en la que estaban.

Haruto se sentía pésimo de tener que tratarlo así, pero ya había sufrido mucho por él. No podía seguir así.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora