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Pasaron la noche en aquel lugar sin darse cuenta en el momento en que se quedaron dormidos. Ninguno llegó a casa aquella noche, y la preocupación de ambas partes aumentó.

Haruto jamás había hecho esto. — habló Yoshinori caminando de un lado a otro con gran desesperación.

— Ustedes estaban en el bosque. — habló Asahi volteando con Jeongwoo y Junghwan. — Deben saber donde se esconde ese omega.

— Esa fue la primera vez que lo veíamos. Nunca lo habíamos visto. — respondió Jeongwoo.

— Pero conocemos el bosque. Podríamos ayudar, nosotros los guiaremos. — dijo Junghwan. — Creo que recuerdo el lugar donde los encontramos.

— Entonces vamos. ¡Haruto podría estar en peligro! — gritó Mashiho tomando sus armas.

Los otros dos asintieron en respuesta, saliendo finalmente en su búsqueda.

Por otra parte, en lo profundo del bosque, Jihoon sentía que la desesperación lo consumía, y mirando a todas partes sin poder hacer nada le hacía sentir impotente.

— ¿Ves algo? — volvió a preguntar.

Yedam negó con los ojos cerrados, intentaba concentrarse para encontrarlo, pero no podía verlo.

Yedam finalmente abrió los ojos recordando lo que noches atrás le había dicho al príncipe. Le había recordado que él podía verlo en todo momento. Sabía que a Junkyu no le gustaba ser regañado, mucho menos que le echaran las cosas en cara, y ahora entendía por qué no podía verlo. Abrió su baúl buscando su collar de benitoita, una extraña piedra preciosa que no se conseguía en cualquier lado, bautizada para que ningún tipo de magia entrara en quien la llevara consigo.

Yedam no podía verlo porque Junkyu la llevaba consigo, y tampoco podía ver a Haruto porque estaban juntos, y la piedra los protegía a ambos.

— ¿Y ahora? — preguntó Jihoon.

Yedam seguía pensando, buscando algún hechizo que interfiriera en el poder de la benitoita, pero simplemente no lo había.

Yedam debía encontrarlo pronto, pues algo que ya había visto antes fue a la guardia real entrando al bosque, y si Junkyu no los percibía pronto, podrían atraparlo y entonces todo se echaría para abajo.

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— Ruto... — llamó Junkyu moviendo al menos acostado a su lado. — Ruto, vamos. Debemos irnos.

Haruto abrió los ojos aún somnoliento sólo para abrazarlo. Junkyu rió correspondiendo a su abrazo.

— Haruto, de verdad debemos irnos. — respondió Junkyu. — Tus amigos deben de estar preocupados y mi hermano también. Vamos Haruto.

— ¿Puedo estar contigo esta noche? — preguntó volteando a verlo.

Junkyu asintió dejando un corto beso en sus labios.

— Pero hay que irnos ahora, o podríamos levantar sospechas. — respondió dejando ahora un pequeño beso en la punta de su nariz.

Haruto se levantó con bastante pereza ayudando posteriormente a Junkyu a levantarse.

Junkyu cubrió la mitad de su rostro con la capucha de su vestimenta para después tomar la mano de su acompañante.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora