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Después de un buen rato todos se habían ido dejándolos solos dentro de aquella carroza. Haruto levantó la cabeza y se asomó notando que ya estaban solos y que todos los guardias se habían ido.

— Junkyu... — llamó.

Al parecer el príncipe estaba dormido, o eso creía él.

Haruto sacó las llaves de su bolsillo con bastante dificultad, ya que sus manos, a diferencia de las de Junkyu, si se encontraban esposadas, mientras que Junkyu sólo tenía un grillete alrededor del cuello y los pies esposados.

Cuando logró quitarse las esposas se acercó a Junkyu, quien estaba sentado en la orilla contraria aparentemente dormido. Haruto quitó las cadenas de sus pies y después con cuidado el grillete de su cuello, justo en ese momento Junkyu se fue contra él en un intento vago de tomar su cuello.

Haruto atrapó sus manos antes de que pudiera hacer algo y Junkyu terminó dándole un golpe en el pecho.

— ¡Eres un desgraciado, te odio! ¡No sabes cuanto te odio! — gritó lleno de coraje hasta tirar a Haruto en el suelo de la carroza y meterles una buena cachetada que de verdad le había dolido.

— ¡Junkyu!

— ¡Cállate!

El príncipe le dio otra cachetada, esta vez haciendo sangrar su nariz y sacando una herida pequeña en su labio.

Haruto volvió a tomar sus manos y logró cambiar las posiciones dejando a Junkyu debajo de él.

— ¡Si, soy un desgraciado, un infeliz, y todo lo malo que tú quieras! ¡Pero no te traicioné! — gritó Haruto mientras el otro forcejeaba. — ¡Junkyu, escúchame!

— ¡¿Y cómo se supone que te crea?! Se llevaron a mi hermano y... — Haruto tapó su boca con sus manos recibiendo varias mordidas y arañazos al sus manos ser liberadas.

— ¡Sé como entrar al calabozo, tengo las llaves y puedo liberar a Jihoon antes del amanecer!

Junkyu se detuvo en aquel momento.

— Déjame hablar...

Haruto quitó sus manos de la boca del otro, y Junkyu molesto solamente lo miró esperando a que hablara.

— Esto es parte del plan...

— ¡¿Su plan era que atraparan a mi hermano y azotaran a los demás en frente de los rebeldes?!

— No, su plan no. Mi plan. — corrigió el otro. — Junkyu, tengo las llaves del calabozo e iremos en este momento por ellos y liberaremos al resto de los rebeldes y a cualquier apresado injustamente para que se levanten junto a nosotros. Los acabaremos desde adentro.

— ¿Qué estupideces estás diciendo? — Junkyu se apartó de él y sin perderle mirada siguió hablando. — ¿Cómo esperas que te crea semejante idiotez?

— Porque me amas y porque yo te amo a ti. Junkyu, mi amor...

— No me llames así.

— Mi amor, te juro que no te traicioné. Ni a ti, ni a nadie y tengo un plan. — Haruto tomó su hombro y lo sobó ligeramente. — Jeongwoo y Junghwan también saben de esto y se encargarán de dar aviso a los presos, las gemas y tu hermano. Nosotros llegaremos por un viejo pasillo aquí mismo en la mina y huiremos por las catacumbas hasta el centro del reino donde ya hace tiempo llevé armamento, los caballos ya deben de estar ahí y algunos biberes incluso.

— Haruto...

— Por favor, confía en mí.

Junkyu miró afuera y después a las manos de Haruto con las llaves.

OBEY - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora