Capitulo 1: No Olvidó tu Mirada.

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Hoy es el día más especial de todos, hoy celebramos el cumpleaños de mi madre, y bueno me vine a mi casa para celebrarlo junto a ella.

— Juan Carlos! Al fin llegas, llevo todo el día esperándote mi amor.

— Nona de mi corazón, llegué al fin en casa. “ le doy un fuerte abrazo”. Tenemos que compartir, solo tengo un mes de vacaciones.

Nona! Es mi abuela materna, fue la que nos crío a mis hermanos y a mi. Sus padres eran Italianos, pero mi Madre es media Italiana porqué mi abuelo es es Venezolano, es porqué aún vive! Vive en la región Capital.

— Bueno mi amor, ese me será el mes. “Me da un fuerte besó”. Te lo garantizo.

— Claro que si Nona, de eso estoy seguro.

— Hijo espero que no pelees con tu padre, te está esperando en la biblioteca.

— Haré lo posible.

Es difícil decir que no vas a pelear con alguien, cuando esa persona es todo un mostró. Discúlpenme por como me refiero a él, pero ya lo conocerán.

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Son tantas las ganas que tengo de entra ahí y ver qué mi padre me reciba de buena manera, y no de la forma como siempre lo hace. Tratándose de él no espero nada distinto.

— Hola padre.

— Veo que ya estás aquí, Juan Carlos.

Y que les dije, dónde está su corazón Díos.

— Gracias por su bendición padre.

— No seas idiota Juan Carlos, ya estás grande para tantas estupideces.

Esto se puso feo..

— Soy bueno en algo señor.

— Si!! Necesito, o mejor dicho; vas hacer o tener que casarte con la hija de mi amiga Verónica, sabes que ella es la dueña de la finca vecina. “Se levanta y me ve, fijamente” y yo necesito esas tierras.

— Primero yo ya estoy bien grande para que me hagas esto. “Me levanto frustrado” y además esto es el siglo XXI, no el siglo XV.

— A mi no me interesa, tu vives aquí, tu harás lo que yo diga.

Al salir golpea la puerta, además de destrozar mi corazón, cómo todo esto me hará cambiar de planes señor.

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Salí de la casa, y decidí caminar por los establos, me gusta ver los caballos, pero más cabalgar en ellos.

— Hola señor Juan Carlos, desea montar en uno.

— Ramiro!! Hasta cuándo tengo que decirte que no me digas señor, tu eres como un hermano para mí.

— Lo siento Juan Carlos, prometo no decirte más así.

Ramiro es como un hermano, es el hijo del encargado de la finca. Somos de la misma edad y me la llevo mejor que con mi propio hermano.

A Dos Pasos. (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora