Capitulo 36: ¡Sin ti no sería nadie!

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Narra Juan Carlos

¡Nunca pensé que algo así pasaría, todavía seguía triste por la muerte de mi Nona, al parecer mi Nono se quedará allá por un tiempo!.
Clarisa estuvo toda la noche al pendiente de mi, me desperté y ella estaba observando me, la bese enfucibamente y ella correspondió, todo esto nos llevó a tener relaciones sexuales, estaba algo extremado y necesitaba estar con ella el amor de mi vida.

La compense a besar por el cuello mientras ella desabrochaba mi pijama, al están completamente desnudos mientras besaba su abdomen y formaba un camino que cubría sus pezones y los lamía enfucibamente, ella gemía de placer, coloque mi mano en su boca para no causar mucho ruido y así no despertar a nadie, baje lentamente alta llegar al destinó, comencé a introducir me lentamente en ella, al principio actúe lentamente, hasta que no pude más y comencé a penetrarla con más fuerza, parecía que me iba a destrozar, no podía soportar más intensidad en mi después de todo esto el estrés me tenía sometido.

Comencé a besarla con mucha más fuerza y de esa manera calmar el orgasmo que estaba explotando en ambos. Seguimos así durante algunos minutos, hasta que me vine dentro de ella sin pensarlo mucho.

★★★

— Les gusto el desayuno “Pregunta Clarisa al levantarse de la mesa”.

— Estuvo muy rico amor “Dice lamiendo me los dedos” — ¡Gracias por complacer me!.

— ¡Todo por verte feliz amor!.

Mi madre ayudo a Clarisa a recoger la mesa, Ramiro y Estefanía estaban en el jardín de la casa conversando y besándose, al parecer se extrañaban mucho.

¡Me puse a pensar en la carta que me entregaron, y en lo que me dijo mi madre! Estoy asustado no quiero que nos pase nada solo por una estúpida obsesión de mi familia paterna. Acompañe a mi madre para el hospital, a visitar a él detective y llevarle el desayuno, al igual que yo odia la comida del hospital.

¡Estuve un rato con ellos hasta que vinieron unas enfermeras a curarlo, salí y mi madre se sentó en el banco que estaba frente la habitación, estaba mareada y se sentía muy mal! Cuando salió la enfermera le dije que le tomara la tensión, mientras yo hablaba con el detective.

— ¿Que piensas sobre la carta? “Le dije al quitársela después de leerla”

— ¡Creo que deberías desaparecer de aquí!.

— ¡No me quiero ir, y dejar a mi madre sóla! “Le dije mientras aguantaba las lágrimas en mis ojos” — No puedo permitir que le hagan algo por culpa de mi tío.

— ¡Entonces nos vamos todos! “Me dice mientras mira a la puerta” — Asegúrate que no allá nadie en la puerta “Me susurra”.

Reviso y nadie estaba afuera, solo encontré el filtro de un cigarrillo, que estaba recién tirado. Lo tomo y se lo muestro al detective.

— Sabía que alguien nos estaba vigilando.

— ¿Pero que quieren con migo?.

— Quieren tenerte, Juan Carlos, firmas parte de una familia muy peligrosa, y seguro te quieren para seguir la dinastía familiar.

A Dos Pasos. (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora