De ricos es ser indiferente y egoísta; ser feliz pero muy serio y estirado; ser derrochador y nada trabajador.
De pobres es ser desinteresado y empático; ser desdichado pero sonreír y positivo; ser tacaño y muy trabajador.
¿Cuántos de estos estigmas...
JungKook había pasado por la cocina abarrotada de trabajadores del hotel tirando del agarre con TaeHyung. Pararon en un pequeño cubículo con escasas taquillas, de una de ellas Kook sacó su chaqueta de cuero y una pequeña riñonera con sus pertenencias.
Volviendo a tirar de, un silencioso, TaeHyung salieron al patio trasero donde habían infinidad de coches, él los detuvo junto a una moto de la cual comenzó a retirar una cadena y un casco integral negro mate.
-JungKook, ¿dónde vas? -Se atrevió a preguntarle el rubio.
-Donde vamos, te vienes conmigo. -Le corrigió, sonaba molesto, y es que lo estaba.
-¿Yo? -Preguntó sorprendido. -¿A dónde?
-Conmigo, ¿confías? -Lo encaró, abrochado su cazadora, Tae lo dudó unos segundos. ¿Confiaba en el chico que le ofreció su casa como seguridad y palabras de confort y apoyo? Asintió. -¿Has montado antes? -Preguntó señalando la moto, él negó. JungKook sonrió y le cedió su casco, colocándoselo él mismo poniéndose de puntillas frente a él. -Bien, sigue el movimiento de mi cuerpo para no perder el equilibrio. -Dijo mientras montaba a la moto, él le siguió subiéndose detrás algo intranquilo. -Es muy sencillo, sujétate así. -Demandó rodeando su propio tronco con los brazos del chico. - ¿Listo? -Cuestionó quitando el pie de la moto y sosteniendo el peso con sus piernas en el suelo.
-Sí. -Susurró el rubio abrazándose más fuerte cuando la moto arrancó y rugió en el silencio de la noche.
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-¿Dónde estamos? -JungKook se había detenido, después de viente minutos silenciosos recorriendo calles y avenidas, al otro lado del puente en una pequeña calle semi iluminada con edificios de una sola planta. Al bajar y el pelinegro retirar el casco del rubio este observó que parecía ser el centro del sur, todo eran pequeñas tiendas de barrio.
-En mi trabajo. -Susurró acomodando los mechones rubios del chico en su lugar captando así de nuevo la atención de él.
-¿Qué es este sitio? -Preguntó de nuevo cuando él elevó la reja de metal, abrió la puerta de cristal e ingresaron al local.
-Un salón de tatuajes. -Prendió las luces del mismo; había un pequeño sofá de dos plazas, una pared embadurnada de fotos y diseños de tatuajes seguramente elaborados allí, una pequeña vitrina con pendientes de tantas clases que TaeHyung no sabía ni dónde deberían de ir por sus diámetros, un pequeño mostrador negro y tras él tres puertas cerradas.
-¿Y qué hacemos aquí? -Cuestionó al pelinegro que retiraba su chaqueta de cuero lanzándola al sillón, el dudó de hacer lo mismo con la suya de seda importada. -Lo siento, sé que hago muchas preguntas estúpidas. -Con vergüenza metió ambas manos en los bolsillos de sus pantalones.
-No son estúpidas, las preguntas y sus respuestas te hacen inteligente, más sabio. -Respondió, como si fuera una afirmación obvia, como si fuera la única y correcta. -Necesito relajarme, no puedo ir a casa así. -JungKook dio un brinco sentándose así sobre el mostrador con ambas piernas colgando, el chaleco del traje siendo retirado después.
